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Última sesión del juicio en León. R.F.
Juicio por el matricidio en León

El acusado de matar a su madre: «La quería y nunca la hice daño»

La fiscalía pide un veredicto de culpabilidad por asesinato y reduce la pena por amenazas, afirmando que el acusado «ha mentido» con sus paranoias y amnesia

Viernes, 24 de octubre 2025, 14:19

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La última sesión, previa a la entrega del veredicto al jurado popular, por el matricidio del barrio de San Esteban ha dejado claras las posiciones de las partes durante la lectura de conclusiones de fiscalía, acusación particular y defensa.

Ha sido el propio acusado, Rubén Torío, el encargado de cerrar la parte de la prueba para dirigirse a las seis mujeres y cinco hombres que tendrán en su mano la culpabilidad o no en los delitos de asesinato y amenazas que pesa sobre él tras la muerte de su madre en la Nochebuena de 2022.

En su turno de última palabra, acompañado por su asistente, el acusado de matricidio ha señalado que «no he mentido y a mi madre yo la quería. Nunca quise hacerla daño, nunca la he hecho daño».

El fiscal reduce su petición de pena e insiste en el asesinato

En los informes y conclusiones finales, solo el Ministerio Fiscal ha modificado sus peticiones de pena al reducir de dos años y medio a un año y cuatro meses por el delito de amenazas. Esta decisión la toma porque, en un principio, constaba varias amenazas de muerte de forma presencial pero en la prueba solo ha quedado demostrada una y por teléfono: «Le dijo te voy a cortar el cuello», en presencia de una amiga. A pesar de ello, el fiscal ha pedido al jurado popular un veredicto de culpabilidad por asesinato. «Rubén debe ser condenado, que cumpla en prisión y se reinserte«, explicaba. Aseguró que el acusado mató a su madre »asesinándola« porque cometió el crimen sin posibilidad de defensa, sobre seguro y sin riesgo, sin opción a solicitar auxilio, de forma traicionera y brutal, con lesiones de hasta 13 centímetros en el cuerpo. »Solo pudo poner las manos por delante y tratar de esquivar los goles«.

La fiscalía también ha tratado de desmontar la coartada de la defensa sobre las paranoias que sufría el acusado: «Es una excusa. Dice que veía clones y que por eso la mató; dice que no lo recuerda, pero ya les advertí que iba a mentir« y preguntó por la presencia de amigos de Rubén que no han testificado. »Nadie nos ha hablado de las conductas raras del acusado, solo lo hizo él hasta año y medio después del crimen«, expuso. »Solo es cuando está acorralado por las pruebas cuando nos contó todo esto«. Y en su escrito ha dejado reflejada una contundente frase: »Este señor es peligrosísimo. Ha asesinado a su madre. La seguridad de todos está en sus manos«. También ha vuelto a defender la dignidad de Salomé, recordando que no consumía tóxicos y que nadie merece un final así: »Nada justifica cortarle el cuello y degollarla«.

Por ello ha pedido una pena de 23 años y cuatro meses de prisión por los delitos de asesinato y amenazas. «Todo encaja. Las pruebas son demoledoras. Todo lleva a ver que Rubén es el autor del crimen, aunque nos lo quieran hacer ver como un loco», sentenció.

Ensañamiento y alevosía contra la enajenación mental

La acusación particular recuerda que dos testigos situaron a Rubén en el lugar del crimen. Las personas cercanas a Salomé reconocen que estaba «atemorizada» ante una persona «peligrosa» como su hijo. Mientras que el entorno del acusado no observaron un estado «alterado» en los días siguientes del crimen. El abogado de parte ha señalado la alevosía que concurre en el acto, «con traición, por la espalda, y sin posibilidad de defensa» y a ello suma el ensañamiento con 31 puñaladas y no fue hasta la última cuando le causó la muerte: «Nadie puede imaginar el sufrimiento». El letrado cree que no existe prueba que acredite que el acusado estaba alejado de la realidad, más allá de los episodios de consumo de drogas, y que esto no concurre en aquella Nochebuena. «Queremos limpiar la memoria de Salomé. Es inimaginable morir de esta forma a manos de un hijo y que en el juicio por su muerte se la ponga como causa de su propio destino». La acusación pide 27 años y medio de prisión para Rubén por estos hechos.

La defensa puso el foco en el delito de amenazas continuadas de la que se desligaba el fiscal, reduciéndolo a una llamada en la que «creyó escuchar» una amenaza. En cuanto al delito de asesinato, insistía en el mensaje: «No puede reconocer algo que no recuerda haber hecho», y debido a lo «complicado» de la historia justifica que «no se atrevió a contarlo». Del mismo modo, apuntó a las autolesiones como causa de la presencia de sangre del acusado en el lugar de los hechos. Explicando que su defendido sufrió «un brote psicótico» trató de justificar la reacción del patrocinado tras la detención. «Rubén no tenía ningún tipo de intención de matar a su madre», apuntó la letrada. «Hay pruebas que ponen muy en duda que lo hiciera; y si hay dudas, hay presunción de inocencia». Por todo ello pide la absolución o tener en cuenta las circunstancias de su salud mental.

El juicio se retomará el próximo lunes, 27 de octubre. Esa última sesión servirá para que las partes entreguen el objeto del veredicto al jurado popular, que se retirará a deliberar para conseguir una mayoría que declare a Rubén Torío culpable o no de la muerte de su madre Salomé.

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