Tiendas falsas, correos y llamadas fraudulentas: las estafas más comunes del Black Friday en León
Cada vez son mayores las amenazas que aparecen en este tipo de campañas comerciales y la Policía Nacional analiza los tipos de fraudes más habituales
La llegada del Black Friday supone el disparo en ventas de muchas tiendas principalmente online, aunque también aumenta el movimiento en los comercios físicos. Miles de personas buscan, tanto en León como en el resto de puntos a nivel internacional, descuentos y oportunidades, catapultando al comercio electrónico a cifras récord. Esto no solo beneficia a las empresas y los consumidores, sino que incrementa también la actividad de todos aquellos que utilizan estas fechas para obtener rédito de forma ilegal a través de la ciberdelincuencia.
La Policía Nacional de León, mediante el Inspector José Luis Vega, explica a leonoticias que estas fechas se han convertido en un escenario propicio para la proliferación de fraudes de todo tipo. A medida que crece el volumen de compras y transacciones, también lo hace la sofisticación de los estafadores, que preparan campañas específicas para estas jornadas.
Aunque la mayoría de ataques se producen en el ámbito digital, también han aparecido variantes presenciales que aprovechan el clima de consumo para ofrecer falsas ofertas o servicios. En este contexto, recomiendan extremar la prudencia y conocer cuáles son los engaños más frecuentes para poder anticiparse a ellos.
Páginas web falsas
En cuanto a las estafas más repetidas en los últimos años, que a pesar de su relativa antigüedad se mantienen a la orden del día, destaca en primer lugar la creación de páginas web falsas que replican marcas conocidas, con un diseño calcado y descuentos desproporcionados que sirven para atraer a miles de usuarios. Tras el pago, el producto nunca llega o, si lo hace, se trata de una imitación de baja calidad.
Dentro de este fraude, se suma una práctica cada vez más habitual: pagar anuncios en buscadores para aparecer en los primeros puestos cuando un usuario busca un producto concreto. Así logran que muchos compradores entren directamente en la página fraudulenta sin sospechar nada.
El auge del 'Phishing' y el 'Vishing'
La Policía, por otro lado, recuerda que el phishing sigue siendo uno de los mayores riesgos. Los estafadores envían correos electrónicos, SMS o incluso ventanas emergentes con enlaces que imitan a bancos, tiendas o empresas de paquetería. El objetivo es robar datos personales, contraseñas o información bancaria. Estos mensajes recurren a un tono urgente -«última oportunidad», «paquete retenido», «cuenta bloqueada»- para que el usuario actúe sin pensar.
El vishing -llamadas telefónicas con intención fraudulenta- también aumenta en Black Friday. Los delincuentes se hacen pasar por bancos, operadores o servicios técnicos y convencen al usuario para que facilite datos sensibles o realice pagos.
Las redes sociales, otro canal habitual
Aunque a priori no se relacione tanto con este tipo de estafas, las redes sociales también son otro canal habitual para lanzar ofertas falsas, especialmente perfiles creados recientemente o páginas con actividad sospechosa. Algunas incluyen temporizadores, avisos de «quedan pocas unidades» o descuentos irreales para generar presión psicológica.
Durante el Black Friday proliferan también los mensajes falsos de supuestas empresas de paquetería que llevan a enlaces fraudulentos. La Policía alerta además del «QRising»: códigos QR manipulados o, incluso, pegados sobre los originales para redirigir a sitios peligrosos.
Estafas presenciales
Aunque la mayoría de fraudes se producen online, también existen casos en el entorno físico: falsos revisores de luz o fibra que usan el Black Friday como excusa para ofrecer «mejoras» o servicios a precios especiales.
Según el Inspector, las denuncias por fraude online crecen notablemente durante el Black Friday, especialmente por falsas tiendas, phishing, suplantación de marcas y anuncios fraudulentos. Y, aunque muchas estafas se detectan gracias al trabajo de las unidades especializadas, recuerdan que la «primera barrera de seguridad es el propio consumidor».