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Rafa Nadal, durante su partido ante Stefanos Tsitsipas. William West (Afp)
Melbourne le debe una a Nadal
Final

Melbourne le debe una a Nadal

El duelo de este domingo contra Djokovic marca la redención del balear con una tierra que le ha sido esquiva por las lesiones y dos finales históricas

ENRIC GARDINER

MADRID

Sábado, 26 de enero 2019, 11:58

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Cuando Rafael Nadal salte este domingo a la Rod Laver Arena de Melbourne no lo hará con el sentimiento de revancha que uno podría esperar. Esa actitud vengativa no va con él. Al terminar su encuentro con el griego Stefanos Tsitsipas no hubo ningún arrebato de orgullo. Al pasar por el túnel que lleva a la pista y en el que hay un muro dedicado a cada campeón, Nadal vio reflejado el 2009 bajo su nombre y se echó a llorar. Un momento imborrable en su carrera y que por diferentes circunstancias nunca se repitió.

Las lesiones le apartaron del torneo de 2013, le hicieron retirarse en 2010 y 2018, y un inoportuno percance en la espalda le impidió competir a alto nivel en la final de 2014 ante Stan Wawrinka. Además, dos finales históricas perdidas, en 2012 ante Djokovic y en 2017 ante Roger Federer, dos eliminaciones en cuartos ante David Ferrer y Tomas Berdych y una en primera ronda ante Fernando Verdasco.

Por eso el duelo contra Novak Djokovic (9:30 hora española) tendrá un cariz especial, la sensación de que quizás no sea la última ocasión, pero sí la adecuada. Nadal ha esperado diez años para volver a acariciar la copa plateada de Australia, lo ha hecho más rápido que ninguna otra vez, sacando mejor que nunca y en un momento de su carrera en el que quizás lo menos esperado era que volviera a una final de esta envergadura. Con 32 años, ha superado problemas físicos, ha rebasado a los jóvenes que amenazan con jubilarle y se ha asentado en la cima, practicando, posiblemente, el mejor juego que se le recuerda sobre pista dura.

La final será, además, un duelo contemporáneo. Djokovic y Nadal, la rivalidad más repetida en la historia del tenis, vuelven a confluir en el último partido de un torneo como en 24 de las 52 veces que se han encontrado el uno y el otro a cada lado de la red. En 27 ocasiones cayó la victoria para el de Belgrado, 25 veces la reclamó el español. Catorce veces se llevó 'Nole' el título, diez Nadal. La única vez que se midieron en Australia, Djokovic batió al balear en un duelo interminable categorizado como uno de los mejores partidos de la historia.

Menos desgaste

Llega Nadal con menos dudas, menos desgastado y sin un solo set perdido. 'Nole' se ha dejado dos parciales por el camino, coqueteó con unos dolores de espalda en octavos de final, pero demostró que en los momentos importantes sigue siendo el voraz chacal. Aplastó a Pouille en poco más de una hora (6-0, 6-2 y 6-2) y aparecerá en la gran final con la superioridad que le hace crecerse cuando llega el momento de alzar un título.

Será una batalla entre el número uno y el número dos. No habrá un favorito, a priori, y ambos se jugarán el prestigio como antaño. Sin terceros actores que desvirtúen la competición, los dos mejores, frente a frente. Si Nadal gana, levantará su decimoctavo Grand Slam, a solo dos del reinado de Federer; de hacerlo Djokovic sumará quince grandes, superando a Pete Sampras y acortando la brecha que le separa de su antagonista este domingo y del suizo que le marcó los pasos a recorrer.

No habrá tregua ni un final feliz, solo dos gladiadores luchando por lo que les pertenece. No habrá venganza, solo tenis.

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