«Me salió del alma», el bombero que negó la mano a Mañueco denuncia la falta de reconocimiento
El trabajador forestal explica que fue un gesto espontáneo para denunciar la falta de reconocimiento al operativo y la precariedad que arrastra el sector
Diego Nicolás
Viernes, 29 de agosto 2025, 13:43
La visita de los Reyes al Lago de Sanabria (Zamora) el pasado miércoles dejó una escena peculiar: un bombero forestal se negó a estrechar la mano del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, aunque sí saludó segundos antes al rey Felipe VI y a Letizia.
Durante aquel momento, el bombero se dirigió al presidente de la Junta para reprocharle la falta de reconocimiento hacia el operativo. Recordó a los compañeros fallecidos en incendios y cuestionó la actitud del Ejecutivo autonómico tras las polémicas palabras del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que calificó el operativo como un «despilfarro». A su juicio, el acto en Sanabria fue un «circo mediático» en el que no se dio visibilidad ni al problema de los incendios ni al trabajo de quienes los combaten.
El gesto, que no pasó desapercibido, fue explicado después por su protagonista. En declaraciones a El Norte de Castilla, el bombero aseguró que su reacción fue algo «espontáneo» y que le «salió del alma». Explicó que no quiso dar la mano a un dirigente que, a su juicio, no valora el trabajo de los equipos de extinción de incendios y solo acude a hacerse la foto en este tipo de actos.
El trabajador quiso dejar claro que no busca protagonismo ni convertirse en representante de ninguna protesta. Asegura que es una persona sencilla que únicamente quiere hacer su labor, y teme que sus palabras puedan ser utilizadas políticamente. Reconoció además cierta inquietud por las posibles consecuencias de su gesto, dado que su deseo es seguir vinculado al sector forestal y mantener la estabilidad necesaria para su familia.
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Con 18 campañas de lucha contra los incendios a sus espaldas, el bombero recordó la precariedad que han sufrido durante años muchos compañeros, encadenando contratos de apenas cuatro meses. Aunque recientemente ha conseguido ser indefinido, admite que la situación obliga a muchos a compaginar este trabajo con otros empleos, en su caso como autónomo, porque «de esto no se puede vivir». Pese a todo, aseguró que lo mueve la vocación y no el dinero, aunque reconoce las duras condiciones que deben soportar.