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El 13 de marzo de 2025 José Martínez notó que algo no iba bien. Mareado y con una sensación «rara e incómoda», tras pasar una mañana en reposo, decidía tomarse la tensión en casa. El aparato no podía ser más claro: sus pulsaciones estaban bajo mínimos, con apenas 36 por minuto, cuando lo habitual en adultos es entre 60 y 100.
Intentando mantener la calma, se puso en contacto con su centro de salud. La primera en llegar a casa a los pocos minutos para comprobar su estado era su médica de cabecera. «Después de verme y medirme algunos parámetro me dijo rápidamente que tenía un bloqueo coronario, que estuviera tranquilo y que iba a llamar a emergencias». Una ambulancia «con un equipo extraordinario» se presentó en su domicilio y, en pocos minutos, ingresaba en el Hospital de León.
José Martínez
Paciente del Caule
La unidad de coronarias del servicio de Cardiología del Caule recibía al paciente. «Desde el momento en el que ingresé no pasaron ni 12 horas y ya tenía puesto el marcapasos. Me salvaron la vida», cuenta el leonés, padre de dos hijos y jubilado de Renfe. Tras dos días de ingreso, recibía el alta para recuperarse en casa y a los 15 días ya «podía hacer vida prácticamente normal».
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Es la historia que José Martínez García (León, 1948), un vecino de León, ha querido compartir con Leonoticias con el único objetivo de agradecer de forma pública a «todas y cada una de las personas que me atendieron y que me salvaron la vida». Desde su médica de cabecera hasta el personal de la ambulancia pasando por todo el equipo de coronarias y cardiología, administración y demás personal del Caule, José quiere poner en valor su «excelente» trabajo porque durante su ingreso asegura que se sintió «como si hubiera estado en la mejor clínica de España».
«La calidad del Hospital de León es de un nivel altísimo, muy bueno, con profesionales excelentes y con una atención de 10 por parte de todos», se reafirma José, que pide que su ejemplo se tome como referencia de la labor que realizan los profesionales.
Ya en casa y retomando poco a poco sus aficiones como la fotografía, la pintura al óleo o los trabajos manuales, sigue vinculado al Caule como voluntario en un estudio que está realizando la unidad de medicina nuclear con pacientes que, como él, presentan un corazón hipertrófico más musculado de lo habitual para conocer por qué tienen esta condición. Para el estudio ha pasado por el acelerador lineal donado por Amancio Ortega al Caule. «En 30 minutos la máquina te hace un escáner total del cuerpo, te ve por dentro con definición, es un lujo tener algo así en León», explica.
Ilusionado por colaborar con la ciencia, asegura sentirse «tranquilo» al saber la clase de profesionales que hay en el Caule. «A veces se habla mal de los médicos y se critica su trabajo, pero a mí me han salvado la vida con una atención de 10 y quiero decirlo alto y claro», concluye.
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