Ratas, basura y mucho ruido: los vecinos del Húmedo logran el amparo del Común
El procurador reprende por la «falta de colaboración» a la institución municipal y pide empatía con los residentes del casco histórico en días de fiesta
Los vecinos del Barrio Húmedo de León han empezado a dirigir sus denuncias al Procurador del Común, buscando el amparo de la institución para resolver las quejas con las que llevan meses apuntando al Ayuntamiento de León.
Hasta tres registros ha habido durante los últimos meses por tres asuntos diferentes: la falta de recogida de terrazas y su vandalización, los problemas con la recogida selectiva de basuras y el ruido producido durante las fiestas de la ciudad.
El procurador Tomás Quintana ha dado respuesta a todas estas quejas y ha puesto el foco en la «falta de colaboración» por parte de la institución municipal.
La primera entrada, con unos hechos denunciados el 20 de marzo, sirvió para solicitar un informe de esta situación al Ayuntamiento, petición hecha en dos ocasiones, la última el 10 de junio. Ante el silencio administrativo se introdujo en el registro de entidades no colaborativas.
La segunda fue por una denuncia sellada el 29 de abril, llevando a cabo el Procurador del Común la misma tarea y solicitando un informe sobre la cuestión, petición reiterada el 22 de agosto. Quintana se refiere aquí al «deber de auxiliar al procurador» y «el incumplimiento», por lo que reitera su inclusión en la lista de administraciones no colaborativas en la que ya se encontraba.
Protestas ante el exceso de ruido
La última de las quejas, recibida a finales del mes de junio, y aún en periodo de respuesta municipal, hace referencia a las «molestias» causadas durante las fiestas de San Juan y San Pedro y a la «inactividad» de los medios municipales por los «ruidos ocasionados por las charangas», lo que supuso la admisión a trámite y el inicio de la investigación por parte de la procuradoría.
Uno de los afectados exponía la reclamación de «medidas preventivas» que evitase la acumulación de participantes en la calle La Paloma, situación que no se tuvo en cuenta en San Juan -aunque sí se hizo para las últimas de San Froilán-. Otro reclamante denunciaba tres llamadas al 112, antes de la media noche, por la actividad musical en la calle Zapaterías, donde no se personó la Policía Local.
El Procurador del Común hace una argumentación jurídica para basar su resolución. En la misma apela a la Ley 7/2006, de la Junta de Castilla y León, que habla de «hacer compatible el derecho al ocio, en su concepción actual, con el legítimo derecho al descanso». Quintana explica que varios tribunales reconocen «la prevalencia del derecho al descanso» y pone como ejemplo una sentencia que obligó al Ayuntamiento de Gijón a llevarse a las afueras la Semana Negra «porque la feria superaba ampliamente los límites» acústicos permitidos; y en Canarias se llegó a ordenar el traslado del Carnaval de Día «por el impacto acústico que sufrían los vecinos», en una exposición en la que el TSJ apreció que la corporación «se guiaba por el miedo y no por la empatía y se debe atender a todos y no a una mayoría deseosa de tener ocio, demonizando a los ciudadanos que aspiran a estar en paz en ss domicilios».
El caso de León y la resolución del procurador
El expediente de Tomás Quintana tiene en cuenta que las charangas se ubican en una zona declarada acústicamente saturada -ZAS- y pide unos límites «claros», salvo en ocasiones puntuales como las fiestas que ocupan. El procurador considera que el Ayuntamiento de León debe tener muy en cuenta esta circunstancia y «fijar límites claros y precisos de la actividad» de las charangas para minimizar el impacto, especificando lugar, duración y periodo de actuación. «Se debe determinar la potencia máxima y fijar el horario». También reclama prevenir las molestias vecinales con presencia policial que controle el cumplimiento de las condiciones, advirtiendo de que la inactividad municipal «genera desconfianza cívica entre los vecinos e inseguridad jurídica».
Cabe señalar que, tras esta resolución que hace referencia a las fiestas de San Juan, el Ayuntamiento de León ha restringido las actuaciones en todos estos ámbitos. Para las últimas peñas de San Froilán, se limitó el horario de 13 a 16:30 horas y de 19 a 23 horas, prohibiendo la ocupación del casco histórico en la hora de siesta y el uso de amplificadores de sonido. Del mismo modo, la Policía Local se dejó ver por las principales calles en el paso de los grupos que participaban.
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El Procurador del Común pone en manos de la corporación los permisos a las charangas, aunque exige «que se motive la opción» para evitar arbitrariedad, con condiciones «claras y precisas» y un control efectivo.
Como conclusión resalta que una actividad festiva «no puede estar carente de límites» y los poderes públicos tienen que atender a los derechos e intereses que confluyen, incluyendo limitaciones por derecho a descanso. Y resuelve que el Ayuntamiento fije las condiciones para limitar el impacto sonoro y que se garantice la presencia de policía en la calle, ambas cumplidas en estas peñas de octubre. Por último pide «valorar la posibilidad de que en la programación se oigan las asociaciones más representativas del casco histórico».