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«Le quiero decir a Quiñones que le haga buen provecho la comida mientras otros se jugaban la vida»
Algunos vecinos de las localidades más afectadas critican la «falta de inversión y de medios», y le ponen un «cero» a la Junta
Cuando el suelo aún echa humo y las informaciones todavía son confusas, muchos vecinos de las localidades leonesas afectadas por el incendio que llegó desde el norte de Zamora empiezan a rememorar lo ocurrido, a hacer balance y también a pedir explicaciones.
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«Mayoritariamente por los agricultores que han venido de fuera y del pueblo que han arado esto, y nos han salvado, es que si no estaríamos quemados todos», relata David Blanco, un jubilado de Jiménez de Jamuz que trabaja en su huerta rodeada por un terreno ennegrecido por un incendio que le obligó a pasar una noche fuera de su hogar sin saber que podría volver a él: «Tuvimos que marchar porque aquí no se podía vivir. Los vecinos más jóvenes se quedaron aquí con el tractor por si acaso pasaba algo, pero gracias a la gente que se quedó el fuego no llegó al pueblo. Todas las casas estarían quemadas, aquí no se hubiera sujetado nada».
«Con los medios de la Junta, nada, cero»
David Blanco tiene un objetivo principal en sus críticas: «Con los medios de la Junta de Castilla y León, nada, cero, imposible», asegura enfadado por unos medios que este hombre de Jiménez de Jamuz considera insuficientes: «En siete horas pasó un helicóptero por aquí y no descargó ni un litro de agua. La avioneta de reconocimiento cada dos por tres, pero tampoco tiraba agua ni nada y el fuego se metió aquí, mira, todavía se ve allí, eh?», comenta a Leonoticias señalando a un montón de paja y broza seca que humea: «Llevo todo el día ayer echando agua al montón ese que está humeando todavía».
Cada vez más enfadado, este jubilado, explica como no se hizo nada cuando «todos los habitantes de la zona saben» que un incendio que se origina al otro lado de la frontera con Zamora puede pasar a León muy rápido y acelerar como ya ha pasado en otras ocasiones: «No puedes estar tranquilo porque los que somos de aquí sabemos el peligro que hay. Por ahí encima todo es monte y sí, ahora está allí, pero de la sierra hasta aquí tardó hora y media en llegar. ¡Hora y media! Se metió aquí en minutos, nos era imposible respirar».
«Señor Mañueco, póngase las pilas porque aquí estamos muy jodidos»
«Los dirigentes de la Junta de Castilla León, cero». Esa es la nota que pone David Alonso, indignadísimo como la figura del consejero de Medio Ambiente: «Lo que quiero decir al señor Quiñones es que le haga buen provecho la comida. Que no ha aprendido nada de lo que le pasó en 2022 en la Sierra de la Culebra, no ha aprendido nada. Hay que fijarse en esas cosas para que estos problemas no se sucedan. Y si hay que invertir, hay que invertir. Y si él tiene que dejar de comer, tiene que dejar de comer, que los bomberos no habían comido, y la gente de los pueblos que estaban allí no habían comido y se estaban jugando la vida mientras él estaba sentado a una mesa con un buen vaso de vino».
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«Eso es una vergüenza», prosigue David mientras observa como su huerta se ha salvado por muy poco «En Castilla y León estamos perdidos del todo. Yo no sé si allí echarían agua, si lo intentaron apagar o qué. Lo que sé es que si son pocos medios, pues hay que buscar más. ¿Tiene que quemarse una nación entera para que ellos pidan auxilio a los demás, que es que los españoles no vamos a otros fuegos cuando nos necesitan?».
«Para ellos nunca es necesario, nunca, ellos están tranquilos, nunca pasa nada». El enfado de este emocionado vecino se traslada en enfado hacia las administraciones y los políticos cuando recuerda las dos víctimas mortales: «No no hay palabras, no hay palabras para decir que dos jóvenes, que por colaborar, por ayudar, que es lo que hemos hecho todos, que pierdan la vida, hombre por favor... Señor Mañueco, póngase las pilas porque aquí estamos jodidos, muy jodidos».
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Un mensaje particular que comparten muchos habitantes de una zona que se han visto desprotegidos por las administraciones, abrumados por los hechos, molestos por una burocracia excesiva en situaciones de emergencia y sin todavía digerir que viven uno de los peores, si no el peor, incendio de España en muchas décadas.
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