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Los vínculos del nuevo papa León XIV con la provincia siguen atando cabos a través de la congregación de los Agustinos de la que fue principal referente a inicios de siglo.
De hecho, hace apenas un año, cuando tomó posesión como cardenal y prefecto del Dicasterio para los Obispos -Congregazione per i vescovi-, en enero de 2024, tuvo contacto por última vez con una asociación leonesa.
Los Antiguos Alumnos Agustinianos de León no olvidaban aquella visita de 2002 y quisieron felicitarle por sus nuevos cargos. En una carta, que llegaba acompañada de un libro por los 100 años de la asociación, el entonces recién nombrado cardenal Prevost agradecía «sus cordiales felicitaciones» por el nombramiento.
Además, recibía «con mucho gusto» el libro enviado y daba gracias a Dios «por todo el bien que ha concedido a todos ustedes en estos 100 años». Con estima, y sello de la Ciudad del Vaticano, se despedía el ahora papa.
De esos lazos se hace eco Ignacio Castellanos, coadjunto de la parroquia de Nuestra Madre del Buen Consejo, de los Padres Agustinos de León, quien conocía el carácter de «buen misionero» de un papa intelectual, licenciado en Matemáticas y doctorado en Derecho, al que suma un bagaje cultural teológico como cardenal.
«No es un orador que embelese, es muy sencillo y no eleva el tono», por lo que desde la colectividad se cree que el espíritu santo «ha iluminado bien» a los electores de la Capilla Sixtina. «Es joven, relativamente, y no ha tenido enfermedades, así que puede ser un papado bastante largo. Además, sobre la elección de nombre, León XIV, confían en que emule a su antecesor como un papado «largo y social, que renovó el mundo obrero».
Su corazón en Perú le permite contar con una amplia visión de Latinoamérica. Y su faceta agustiniana, la figura más citada en el Concilio Vaticano II, supone «un honor» para el desarrollo de esta doctrina universal donde no se ensalzan los valores particulares y sí el don de la Iglesia.
Todo el mundo habla en los Agustinos de León del nuevo papa Prevost. Una persona «muy normal y sencilla, con la que se puede dialogar tranquilamente» y que rechaza la grandiosidad de ser cardenal: «Lo acepta, va a lo esencial y fundamental». Bien le conoció también el párroco de esta misma iglesia, José Vidal, quien estudió con León XIV en Roma, aunque ha rehusado hacer declaraciones porque «ya todos están contando cómo es».
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