Un juez perdona 2 millones de euros a un matrimonio de León arruinado por la crisis de 2008
Esta sería la sentencia con la cifra de deuda condonada más alta de toda la comunidad gracias a la Ley de Segunda Oportunidad ha permitido
Casi dos millones de euros. Podría ser una gran inversión de una administración, el premio de un sorteo de loterías o el coste de una vivienda de lujo en León. Sin embargo, esa gran cantidad de dinero es el resultado de una sentencia judicial.
Un proceso que, además ha sido corto según confirma Fernando Díez, socio del despacho de abogados Legisla2: «Han sido apenas tres o cuatro meses cuando en León, una demanda civil, estamos hablando de un año o año y medio. Este matrimonio, desde que contactaron con nosotros hasta que se han exonerado, han pasado unos cuatro meses. Les llamó la atención que fuera tan fácil como parecía», comenta el letrado.
El proceso, muy resumido, según uno de los letrados del despacho que ha llevado el caso en el que se aplica la Ley de Segunda Oportunidad es «contar la historia al juez», aportar toda la documentación necesaria y el magistrado lo valora y decide si perdona o no la deuda.
«Suena a irreal, casi a estafa»
En el caso de este matrimonio de León «ha perdonado casi dos millones de euros de deuda». Fernando Díez reconoce que «suena irreal, casi a estafa, que esta gente se está riendo de mí pero no. Se comprueba que no, que todo es cierto y que las cuentas son claras. No es que te den el dinero, es una deuda que no es ilegítima o que sea fruto de un abuso, sino que el juez constata que teniendo en cuenta la situación que tiene este matrimonio, que incluso queriendo pagar no lo iba a poder pagar en diez vidas. Es que en este casi, sólo los intereses que se iban generando cada mes de la deuda superaban sus ingresos mensuales como pensionistas».
«El juez lo que hace es tratar la realidad de los hechos y ponerla en negro sobre blanco, ponerla sobre los papeles», explica el de abogado de Legisla2: «Los clientes se quitan esa losa de encima de tener embargos judiciales pendientes, de no poder acogerse a cualquier tipo de financiación por pequeña que sea».
«La crisis de 2008 los arruinó»
Es lo que les ha ocurrido a esta pareja de León que no quiere desvelar su identidad. El caso es que en 2008 realizaron unas cuantiosas inversiones en sus empresas que acabaron convirtiéndose en deudas porque la crisis financiera hizo que el 90 por ciento de su actividad e ingresos desapareciera de la noche a la mañana. Las consecuencias: empresas cerradas y una financiación imposible de devolver: «Exponemos, analizamos el caso, y buscamos una exoneración total porque ni siquiera tenían patrimonio a su nombre, sólo los ingresos por su trabajo porque ya no tenían empresas, no ha habido ni siquiera ejecución hipotecaria, no ha habido nada», relata Fernando Díez: «No vale tampoco que lo hayas provocado intencionadamente con la previsión de exonerarte en el futuro, sino que sea por mala suerte, por una crisis, por un accidente laboral, por cualquier causa. Explicarle al juez esa causa, que vea que no hay ningún motivo de fraude, se les comunica a los acreedores que no pueden alegar nada. Ya hay una previsión en la ley que tiene previsto que si la exoneración provoca en algún acreedor una situación también de quiebra, de insolvencia, se pueda revocar».
«En este caso, la deuda la tenían toda con entidades financieras. Tuvieron la buena fe de no deber ni un céntimo a ningún acreedor privado, proveedores locales, a ningún trabajador, a nadie; simplemente debían dinero a grandes entidades financieras. Una deuda que desaparece, no se hace cargo el Estado ni hay un seguro ni un fondo. Desaparece y ya está, así de simple», expone el abogado.
«Les viene bien a los bancos»
«En el fondo hasta les viene bien hasta a los bancos», cree Fernando Díez, «porque la cuestión es evitar que se repita la crisis de 2008, que tuvo un origen en entidades financieras que daban por hecho que iban a cobrar determinados productos que no iban a cobrar nunca. Y en base a esa previsión hacían operaciones que provocaron su quiebra. El acreedor también sanea sus cuentas porque un apunte contable se borra porque es incobrable, es un crédito fallido; se actualiza el balance y a seguir, no queda otra».
El espíritu de esta Ley de Segunda Oportunidad «no es beneficiar al moroso, no es hacer un coladero», afirma el abogado de Legisla2. «El espíritu es llevar a los papeles y a la contabilidad la realidad de los hechos, que hay gente que se ha arruinado y no va a poder pagar aunque quiera».
El espíritu de la ley
Fernando señala también la tranquilidad que les da a las personas que deben dinero y pueden demostrar que, aunque quieran, no pueden hacerle frente al pago. Además, el abogado comenta como «hay una previsión de que si cualquier persona que se acoja a esta ley en un plazo determinado se enriquece de alguna forma, se puede revocar la exoneración. Por ejemplo, si este matrimonio hereda una fortuna o le toca la lotería, los acreedores sí que pueden reclamar y decir, oye, ahora que sí puedes, págame».
Como conclusión, Fernando Díez resume que aunque «la ley tiene sus fallos, como todas en este país, el espíritu no es dejar que el moroso se salga con la suya, sino darle una segunda oportunidad real a aquellas personas que realmente lo necesitan».