El Hospital Veterinario de León atiende consultas telefónicas «vinculadas al humo» de los incendios
Débora Jorge, responsable del servicio de grandes animales, explica que «estamos preparados para acoger hasta un centenar de ejemplares» y agradece la ola de solidaridad ciudadana
Diego Nicolás Alonso
Sábado, 23 de agosto 2025, 09:14
Los incendios que arrasan estos días la provincia de León han provocado alarma entre los ganaderos y vecinos, pero todavía ningún animal ha tenido que ser trasladado al Hospital Veterinario de la Universidad de León. Aún así, el equipo permanece en guardia. Desde que publicaron en redes sociales un mensaje ofreciendo atención gratuita a cualquier ejemplar afectado por los incendios, las llamadas no paran de sonar.
La responsable del servicio de grandes animales, Débora Jorge Casado, cuenta que lo que más han recibido son consultas telefónicas sobre síntomas y dudas sobre el estado de salud de los animales. En muchos casos, explica, la preocupación estaba «vinculada al humo», aunque finalmente los afectados mejoraron sin necesidad de acudir al hospital. En otros, sin embargo, la situación ya era tan grave que resultaba imposible revertirla: «Cuando un animal presenta más del 80% de su cuerpo quemado, apenas hay opciones de salvarlo, igual que ocurre con las personas, porque las infecciones derivadas de las quemaduras se vuelven incontrolables».
El hospital tiene capacidad para acoger a un número considerable de animales en caso de que se produzca un éxodo. Solo en sus instalaciones podrían atender a unos 30 ejemplares de gran tamaño, desde caballos y burros, hasta vacas, ovejas o incluso cerdos. Además, cuentan con dependencias en la granja de la Universidad, con espacio para unos 20 más, y con prados preparados para reubicar a más de 50, en caso de que las zonas de origen de los animales quedaran inutilizadas por el fuego.
En cuanto al tratamiento, Débora explica que el procedimiento es el mismo que con cualquier otro paciente: un triaje inicial, exploración completa, analíticas para conocer el estado general y, a partir de ahí, decidir entre un tratamiento general o específico. En el caso de las quemaduras, el trabajo se centra en curas, vendajes y cuidados de la piel. Recuperarse de estas lesiones, recuerda, no es un proceso rápido: «Si una pequeña herida ya tarda en curarse, imagina una superficie extensa; en muchos casos hablamos de más de dos o tres meses«.
Aunque en León no es habitual encontrarse con animales heridos por incendios de gran magnitud, sí que han tratado casos de quemaduras graves en otras circunstancias. La propia Débora recuerda un accidente de transporte en el que un camión cargado de caballos se incendió y varios ejemplares necesitaron atención urgente. También han llegado animales afectados por rayos durante tormentas eléctricas. La experiencia les da confianza para poder responder si fuera necesario ahora.
De momento, lo que más reconforta al equipo es la ola de solidaridad que ha despertado la iniciativa. Numerosos particulares y profesionales se han ofrecido como voluntarios. Desde transportistas dispuestos a desplazar animales hasta empresas que han llamado para donar pienso, pasando por cuidadores, auxiliares y veterinarios que han querido sumar su ayuda. Para Débora, este respaldo ciudadano es una muestra de cómo la sociedad ha cambiado en los últimos años: «Desde la pandemia se ha humanizado mucho la gente y se ha vuelto más solidaria».
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El servicio de grandes animales del Hospital Veterinario de León está formado por 15 profesionales, once de ellos veterinarios. Todos comparten la misma filosofía: estar disponibles cuando más se les necesita. «Muchas veces es imposible controlar la tristeza que generan ciertas situaciones, pero lo mejor que podemos hacer es ofrecer ayuda. Aunque a veces los casos sean muy duros, también es reconfortante saber que podemos marcar la diferencia», resume la responable.
Por ahora, los animales de la provincia no han necesitado ese refugio, pero las puertas siguen abiertas. Con el fuego aún activo en algunos puntos, el equipo mantiene la esperanza de que no haga falta atender ningún caso grave. Si ocurriera, León ya sabe que cuenta con un hospital preparado para acoger, curar y acompañar a los grandes olvidados de los incendios: los animales.