Óscar García
El presidente de la Asociación de Hostelería valora una temporada de verano en la que «los turistas no dejan la misma rentabilidad que el cliente local» y señala una «auténtica crisis» en hoteles y casas rurales
El verano en la hostelería leonesa ha estado marcado por la ausencia de trabajadores cualificados, como ya viene sucediendo en los últimos años, y el descenso en líneas generales del ticket medio, además de los problemas generados por la nueva ordenanza respecto a las terrazas.
Los hoteles y casa rurales, además, han vivido una «auténtica crisis con pérdidas de un millón de euros y 300.000, respectivamente» causada por la imagen generada de la totalidad de la provincia de León fruto de los incendios.
Óscar García, presidente de la Asociación de Hostelería de León, ofrece a leonoticias un balance detallado de la situación que atraviesan los negocios de la ciudad.
-¿Cómo ha ido el verano en términos generales en la hostelería leonesa?
-El verano ha sido aceptable, pero no brillante. El turismo ha ayudado bastante a que los locales no hayan tenido reducción de clientela, pero sí que se ha visto ajuiciada porque entre semana hay menos público que los fines de semana y el ticket medio, en definitiva, ha ido a la baja. En cuanto a alojamientos y cancelación, hay que tener en cuenta que en Castilla y León, sobre todo en León y Zamora, desde que hubo los desalojamientos por los incendios, en lo que se preveía una temporada con un setenta por ciento de ocupación, al final ha sido una auténtica crisis. Los hoteles calculamos que han tenido unas pérdidas de cerca de un millón de euros y las casas rurales en torno a los 300.000. Desde mediados de agosto, hay que tener en cuenta que esta situación ha hundido totalmente a las zonas turísticas, sobre todo de las zonas afectadas, el Bierzo, Picos de Europa y demás. Las excursiones han sido canceladas y entonces ha sido bastante difícil. Esperemos que haya una recuperación ahora a finales de septiembre.
-Respecto a otros años… ¿Cómo son las comparativas?
-Más actividad que en los años de pandemia está claro que hay, pero el problema de la hostelería es que al final los ingresos suben de manera más lenta que los gastos, entonces no se puede hablar de una recuperación. Necesitamos medidas que frenen la subida de costes o si no será cada vez más difícil abrir las puertas. Los alojamientos en agosto por supuesto que no se han acercado nada a las expectativas que teníamos.
-¿Se ha notado mayor turismo en los bares?
-León está de moda y gastronómicamente eso se nota, pero también hay que decir que el turista no sustituye al cliente local. Consume distinto, se mueve más rápido y no siempre deja la misma rentabilidad. El turismo es esencial, pero no es suficiente. León no es una ciudad costera y dependemos mucho del cliente local. El visitante ayuda mucho en el consumo, pero tenemos que apoyar también al consumo local.
-¿Se nota mucho la ausencia de clientela local en los meses de verano?
-Sí, el público de León coge vacaciones y pasa muchas temporadas en verano en los pueblos y, evidentemente, eso también influye mucho a los negocios.
-¿Han afectado los incendios, ya sea por el humo que era muy incómodo a la hora de salir a la calle o por la imagen que se ha creado de León desde fuera como si la ciudad también se estuviera quemando?
-Los incendios no han llegado a la ciudad, pero es verdad que se ha proyectado esa imagen negativa con el humo y las alertas. Las noticias han generado percepción de inseguridad, totalmente, y estos episodios también demuestran que es fundamental cuidar el medioambiente porque es la imagen la que influye directamente en el turismo y, por tanto, en la hostelería.
-Además de por las personas de la ciudad que se van a sus pueblos, también hay personas que no van a los bares sobre todo del centro de León por la subida de los precios… ¿Cómo se puede llegar a un punto medio entre aprovechar el impulso del turismo y mantener a la clientela local?
-Necesitamos responsabilidad por parte de todos. Los bares hacemos un esfuerzo enorme por no repercutir todos los costes en el cliente, pero al final hay un límite. Es un negocio y también necesitamos ganar dinero. Es un equilibrio delicado, debemos aprovechar el guion turístico, está claro, pero sin perder la clientela de siempre. La clave es tener una oferta variada desde opciones más económicas hasta opciones más Premium y que todo el mundo esté un poco contento.
-¿Ha habido problemas en los bares a la hora de cubrir las plantillas de camareros?
-Ha sido un desafío para el verano. Muchos establecimientos han tenido muchas dificultades para encontrar personal suficiente y no solo los del verano, sino que ya es un problema que se viene arrastrando en los últimos años.
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-¿Por qué hay este problema? ¿La gente no quiere trabajar en hostelería?
-Pues deseamos que no sea porque la gente no quiera trabajar, pero lamentablemente también es un problema que no afecta solo a nuestro sector, sino que también afecta al resto de sectores porque faltan trabajadores cualificados en todos los sectores realmente. En la provincia de León, es verdad que dentro de la hostelería tenemos uno de los mejores convenios colectivos que existen a nivel nacional e intentamos hacer a los jóvenes ver que en este sector también hay un futuro. Creemos que lo importante sería que la gente se formase en todos los sentidos, camareros, jefes de sala, recepcionistas. Al final, trabajar aquí en el sector de la felicidad, como digo yo, tiene que ser una profesión valorada y con estabilidad y reconocimiento.
-¿Cómo podría cambiarse eso? ¿Se ha planteado alguna forma desde la Asociación de Hostelería?
-Todo empieza por arriba y todo parte de una educación. Hay que fomentar un poco el empleo con ayudas al empleo, con unas cuotas a la seguridad social que sean razonables y también hay que regular un poco el tema de las paguitas de los jóvenes para que no se queden en casa y tengan que formarse y dedicarse a la hostelería final es un trabajo que tiene mucho futuro.
-¿Cuántos camareros harían falta respecto a los que hay ahora para poder cubrir en condiciones una campaña de verano?
-Nosotros calculamos que ha hecho falta un 20% más de plantillas y al final esto también influye en el desgaste de la plantilla, que después dan peor servicio. Esto afecta directamente a los clientes. El servicio pierde calidad si no hay condiciones para trabajar.
-¿Ha habido establecimientos obligados a cerrar por la falta de camareros?
-En casos puntuales sí ha ocurrido, aunque lo más habitual ha sido reducir horarios o servicios de mesas y comensales.
-En caso de los bares que han tenido problemas… ¿Se ha incrementado esta situación teniendo que atender en las terrazas?
-Las terrazas es un motor económico de consumo, pero también tienen que ser atendidas y en muchos casos los establecimientos han tenido que tomar la decisión de no poder ofrecer servicio de terraza.
-¿Cómo se ha resuelto el problema de la reforma en la ordenanza de las terrazas que viene siendo tan discutido?
-La cuestión de las terrazas se ha gestionado, sí, pero no podemos decir que esté resuelta, está claro. La ordenanza fue publicada el 10 de diciembre de 2024, con plazos muy ajustados para la presentación de la documentación, que en algunos casos era el 31 de diciembre y en otros el 25 de enero. Esto derivó en una presentación de la documentación bastante incorrecta. A estas alturas, ya debería estar en plena aplicación y, sin embargo, la lentitud en la tramitación, también derivada por falta de personal en el Ayuntamiento, ha provocado que muchos establecimientos sigan sin autorización formal. A las condiciones marcadas en la ordenanza, se están sumando nuevas exigencias que no estaban reflejadas inicialmente. Se nos solicitan nuevos planos y nueva documentación y esto al final está sirviendo para mapear a la ciudad a cuenta del hostelero. Lo más preocupante es que todavía no hay una aplicación definitiva. Si se llevan a cabo todas las especificaciones, creemos que podría enfrentarse a una reducción del treinta por ciento en capacidad de terrazas y esto también va a llevar una pérdida de empleo.
-¿Cuál es la previsión de cara a las fiestas de San Froilán y a la campaña de otoño-invierno?
-Nosotros queremos ser optimistas. San Froilán es un punto fuerte para la hostelería, quizás cada año más. Nosotros desde la asociación de la Hostelería ponemos en marcha de nuevo la ruta de la morcilla, que ya es su quinta edición. Esto desarrolla en el sector un incremento del ticket medio porque son tapas más elaboradas y tiene un coste muy poco repercutido al cliente que son tres euros y siempre al cliente cuando le das una cosa nueva al final le parece atractivo y se vuelca con ello. No solo León vive de la tapa gratis. Una vez que pase San Froilán, deseamos que sea un otoño dinámico y que podamos trabajar con las instituciones, que sigan promoviendo la llegada de turistas de calidad porque la hostelería ha demostrado que es un motor económico y de generación de empleo de los más importantes de la provincia y hay que apoyarlo.