El final más cruel para la Deportiva en una temporada «gafada»

Utilizó Javi Rey en la rueda de prensa posterior al partido ante el Andorra el término «gafados» para referirse a la Deportiva en este último tramo de la temporada. Y, con gafe o sin él, la realidad es que el conjunto berciano se despidió del ascenso de la forma más cruel posible. «No hay nada peor que perder por un gol y de penalti», confesó el técnico, que aprovechó también para recordar lo cerca que se quedó la entidad blanquiazul de asaltar el primer puesto en la competición regular.

Aunque la resiliencia ha acompañado a la plantilla en muchos casos para lograr sobreponerse a las adversidades, lo cierto es que la temporada ha estado marcada por la irregularidad. Quizás, el último tramo fue el más consolidado en todos los aspectos y con él se avivó la esperanza, pero, echando la vista atrás con perspectiva, serán muchos los aspectos a corregir para volver a meterse en la pomada por el ascenso directo.

El inicio del nuevo proyecto se remonta al pasado mes de junio, cuando la entidad blanquiazul, tras caer ante el Córdoba y quedarse sin posibilidad de volver a Segunda División un año después de su caída, optó por elegir a Javi Rey como líder del nuevo proyecto. Un técnico joven y con experiencia en la categoría que, además, llegaba de hacer un gran año con el Arenteiro.

Como suele ser habitual en la muchos de los casos en los que hay un cambio en el banquillo, el período de adaptación no fue fácil. El club blanquiazul mezcló las renovaciones de algunas figuras importantes del equipo con fichajes ya conocidos por el técnico como Novoa, Álvaro Ramón o Esquerdo, todos ellos llegados del Arenteiro.

El comienzo de liga no fue el esperado por la ilusión que se había generado a lo largo del verano y la Deportiva tuvo que esperar hasta la tercera jornada para celebrar su primera victoria ante Unionistas (1-0), la única en los cinco encuentros iniciales de liga.

Uno de los momentos más duros, en los que se llegó a poner en duda incluso la continuidad de Javi Rey como técnico blanquiazul, fue el duelo provincial ante la Cultural en el Reino de León, donde los bercianos cayeron por dos goles a cero y acabaron la jornada en la décima posición, a trece puntos de los culturalistas.

Desde ese momento, la Deportiva empezó a crecer y, aunque las dos jornadas siguientes se tradujeron en empates, la realidad pasó a ser muy distinta. El Ourense, de hecho, fue el único equipo capaz de batir al cuadro ponferradino en los meses de noviembre y diciembre, lo que permitió que el equipo blanquiazul cerrara el año tercero, a tan solo seis puntos del liderato culturalista.

Todo proceso necesita su tiempo y Javi Rey demostró que, poco a poco, el equipo estaba adquiriendo los conceptos y mostrándose cada vez más férreo ante las adversidades. Los meses de enero y febrero, sin embargo, estuvieron marcados de nuevo por la irregularidad, como gran parte de la temporada, y se llegó a la jornada 25 con una desventaja de once puntos respecto a la Cultural, cantidad nunca antes recortada a esa altura de temporada en la Primera Federación.

En marzo llegaría un nuevo tramo de buen fútbol de la Deportiva, que hiló tres victorias consecutivas muy importantes para acortar la distancia a ocho puntos y mantenerse en la pelea.

Todo pasaba por esperar a una posible dinámica negativa de la Cultural y así se dio en el mes de abril. Mientras la Deportiva logró ganar al Real Unión (3-1), al Zamora (1-2) y a Osasuna Promesas (3-2), los de Llona vieron reducido su colchón a cinco puntos.

Ahí llegó el momento en el que, de verdad, se empezó a creer en la posibilidad de ascender directos. A falta de cinco jornadas y con un derbi aún por jugarse en El Toralín, la distancia era más que salvable. Ni las derrotas en Tarazona y Zubieta frenaron a una Deportiva que dio un gran paso hacia el ascenso en el derbi ante la Cultural, consiguiendo una victoria épica en el último minuto para, al menos, aguar la fiesta culturalista e impedir que los leoneses celebraran el ascenso en el feudo berciano.

Tras una temporada en la que estuvieron muy alejados del liderato hasta el final, a punto estuvieron de lograr el ascenso directo en la última jornada, cuando lograron vencer en Sestao, pero la Cultural certificó un empate con el Andorra que les sirvió para ascender por el golaveraje particular.

Aunque no se pudo conseguir a través de la liga, el aura de ese equipo presagiaba grandes cosas en la fase de playoff, pues llegaban más que motivados y con una dinámica que invitaba al optimismo. Aun así, no puso las cosas fáciles el Antequera, imponiéndose en la ida en su feudo, pero el conjunto de Javi Rey puso el empate en la vuelta para mandar el partido a la prórroga y acabar pasando por su mejor situación clasificatoria.

Y ahí, llegaría una final en la que solo parecía haber un destino posible. El Andorra, que llegaba a la final espoleado por su excelso final de campaña, no logró un resultado favorable en la ida en casa, dejando todo por decidir en El Toralín y sin que les valiera el empate.

El contexto era idílico en clave blanquiazul. Pero, el fútbol, tan seguido por estas cosas, tenía preparado el escenario más cruel posible para la Deportiva, que vio como se le escapaba el ascenso por un único gol. De esta forma, en una noche aparentemente preparada para soñar, el feudo berciano se convirtió en una comunión de lágrimas y desolación antes de sacar el orgullo a relucir para fundirse en un aplauso como premio de despedida al esfuerzo de este equipo hasta el último segundo.