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Van Saiyan
Cómo afrontar los retos de una vejez cada vez más larga

Cómo afrontar los retos de una vejez cada vez más larga

Cuidarse a nivel físico y cognitivo no es lo único, un entorno 'amigable' también es clave

Viernes, 25 de febrero 2022, 00:09

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Envejecer no viene con un manual de instrucciones, pero necesitamos de esas directrices más que nunca, puesto que nos aproximamos a un futuro en el que la vejez plantea numerosos desafíos. «La humanidad se enfrenta a las tasas de envejecimiento más elevadas de su historia. La esperanza de vida en España se ha duplicado en los últimos 100 años y, poco a poco, la vejez pasará de ser una minoría amplia a establecerse como una mayoría consolidada», expresa Javier Yanguas, gerontólogo y autor del libro 'Pasos hacia una nueva Vejez' (Destino).

Y no solo viviremos más, también lo haremos mejor. «Antes, cuando te jubilabas, ya eras viejo, porque a los pocos años te morías, pero ahora las personas de 65 (al menos en los países desarrollados) generalmente gozan de un excelente estado de salud. Desde los 65 a los 100 años, que viven algunos, hay exactamente 35 años, un periodo de tiempo suficientemente extenso como para no tener un proyecto de vida», añade.

El problema es que, socialmente, siempre se ha dado el mensaje de que envejecer es negativo. «Nos quedamos estancados en la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor, idealizando la infancia y la juventud y demonizando la vejez. Se nos olvida que ser humano es pasar todo el ciclo y, en la medida en que no aceptemos ese aspecto inevitable de la vida, lo pasaremos mal», agrega Lourdes Bermejo, vicepresidenta de Gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Envejecimiento activo

Ambos especialistas sostienen que, si bien la vejez tiene sus inconvenientes (pérdida de capacidades físicas y cognitivas, menor independencia…), también tiene muchas ventajas (dedicar tiempo a nuestro bienestar, aportar al bien común, desarrollar nuevas aficiones…). «En la medida en que una enfermedad grave no se cruce en nuestro camino, los humanos estamos acostumbrados a cambiar constantemente de forma natural, no solo en la vejez. Lo importante es cuidarse, tanto a nivel físico, cognitivo como social, pues ayudará a que el envejecimiento sea más progresivo y nos permitirá adaptarnos a los cambios poco a poco», asegura Bermejo.

Por lo tanto, una persona considerada 'mayor' puede seguir aportando mucho valor. «Hay jubilados haciendo tareas fantásticas a nivel social y también en sus propias familias. Otra cosa es que eso no se vea, porque políticamente no vende o porque no sale en los medios, pero no significa que no exista», defiende Bermejo.

Aun así, el envejecimiento va más allá de mantenerse activo. «A veces sesgamos la vejez a las capacidades individuales, como si el envejecimiento activo fuese la solución al problema. Es cierto que ayuda, pero no es suficiente. El entorno también es clave», opina Yanguas. «Por ejemplo, parece que la soledad solo tiene que ver con las capacidades de la persona de socializar y relacionarse, pero también está muy ligado al sentimiento de pertenencia o la integración y participación en la comunidad, y eso corresponde a un ámbito que se sale fuera del individuo. Tiene que ver con la política de vivienda, con el transporte, con una ciudadanía sensibilizada o con espacios públicos adaptados».

Medidas comunitarias

Bermejo lo secunda. «Tomar medidas para ayudar a las personas a adaptarse a estos tránsitos vitales difíciles es una buena estrategia, a nivel estatal, para prevenir un mayor riesgo de fragilidad personal, infelicidad, suicidio o soledad. La 'amigabilidad' del entorno es muy importante, porque un ambiente agresivo empeora la situación de las personas con vulnerabilidad física, cognitiva o sensorial. Si una persona con deterioro cognitivo pasa su vejez sola en casa se deteriorará y vivirá peor que si cuenta con una red de apoyo social (cuidadores, actividades adaptadas, centros de ayuda...). Y si no se puede hacer nada para que mejore, un recurso universal que siempre funciona es el amor. Las personas podemos sobrevivir a casi cualquier cosa si nos sentimos queridos y tenemos el afecto de los demás, pero a veces, como sociedad, se nos olvida«.

En su opinión, debemos crear una sociedad para el tipo de ciudadanos que seremos, cada vez más mayores. El problema es que seguimos construyendo un entorno para una sociedad que no somos. «Un ejemplo de ello es que cada año salen cinco veces más plazas de pediatría que de geriatría en la prueba del MIR», dice.

Yanguas pone otro ejemplo: «Los cuidados de las personas mayores siempre se ven como un gasto, pero una mirada alternativa es hacer de ello una oportunidad para generar empleo. Necesitamos una visión transversal y más global de la vejez y desechar la idea de que el envejecimiento es solo una cuestión de salud».

– ¿La tecnología ayudará?

– La tecnología debe integrarse en todo este engranaje de forma equilibrada. Puede ayudar, por ejemplo, a realizar las tareas menos 'dignas' del cuidado de una persona mayor, pero nunca podrá ofrecer el afecto o la compañía que da el contacto humano –advierte Yanguas–.

¡Ojo al dato!

En 2066, el 34,6% de la población en España serán personas mayores. Actualmente, este grupo de edad representa el 20% y, para 2031, alcanzará el 25,6%. «Paulatinamente, la vejez pasará de ser una minoría amplia a establecerse como una mayoría consolidada. La vida media actual es el doble de larga que hace un siglo. Si de los nacidos en España en 1908 solo cumplieron 85 años 3.750 personas de cada 100.000 ciudadanos, en 2008 sobrevivían hasta esa edad casi 50.000», cuenta Javier Yanguas.

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