El campamento de monjas de Sahagún suma 14 nuevas interesadas este verano
El Monasterio de Santa Cruz consolida su propuesta vocacional tras el éxito de 2024
El campamento vocacional organizado por las hermanas del Monasterio de Santa Cruz, en Sahagún, ha vuelto a abrir sus puertas este verano para acoger a jóvenes de toda España que desean conocer de cerca la vida monástica. La iniciativa, que nació en 2024 con gran éxito, se consolida como una experiencia de referencia para quienes buscan un espacio de convivencia, oración y discernimiento.
En esta segunda edición participaron 14 chicas, con un cupo máximo de 20 plazas. Para ello, las religiosas recibieron más de un centenar de correos electrónicos y realizaron entrevistas por videollamada con el fin de conocer el perfil y las motivaciones de cada aspirante.
La mayoría de las participantes procedía de Barcelona y Galicia, aunque también llegaron jóvenes de otros puntos del país e incluso de fuera de las fronteras. Todas convivieron a turnos en el monasterio de lunes a jueves, compartiendo la liturgia, los sacramentos y el ritmo de vida comunitaria.
Una experiencia con la fe
La experiencia, según explican desde el monasterio, no persigue únicamente el ingreso inmediato en la vida religiosa, sino ofrecer un espacio de encuentro con la fe y de reflexión personal. «Hay chicas que llegan con dudas y este contacto les ayuda a discernir. En general, todas se marchan con un momento de reflexión que les permite plantearse si el Señor las llama», señala Sor Marta.
El interés por esta propuesta tiene mucho que ver con la difusión en redes sociales. Sor Marta, encargada de la comunicación, ha vuelto a viralizar la convocatoria a través de YouTube, TikTok e Instagram, donde sus mensajes han alcanzado cientos de miles de visitas. «Las redes ayudan a desmitificar a las monjas y a mostrar una imagen más real y cercana», afirma la religiosa, convencida de que esta visibilidad es clave para despertar nuevas inquietudes vocacionales.
La primera edición, celebrada en 2024, ya supuso un hito con más de 400 solicitudes recibidas y 25 jóvenes finalmente seleccionadas. Desde entonces, el interés no ha disminuido y muchas de las participantes mantienen contacto con la comunidad, aunque todavía no hayan dado el paso definitivo hacia la vida consagrada. «Sigue siendo una experiencia exigente. El relevo es posible, pero las que deciden dar el paso siguen siendo pocas», reconocen las hermanas.
Turnos y acompañamiento
Este verano, el campamento se ha desarrollado en cuatro turnos distintos hasta finales de agosto, con grupos reducidos de una veintena de participantes como máximo, para favorecer la cercanía y el acompañamiento personalizado. La convivencia se complementa con encuentros más largos durante el invierno, dirigidos especialmente a quienes ya conocen el monasterio y buscan profundizar en su camino espiritual.
Uno de los principales objetivos de la iniciativa es mostrar la vida religiosa con naturalidad, acercando el día a día de las monjas a quienes nunca habían tenido un contacto directo con esta realidad. «Queremos que se vea nuestra vida de forma sencilla y real, sin idealizaciones», subrayan desde el monasterio.
Otros modelos y nuevas convocatorias
El modelo de Sahagún no es el único. Experiencias similares se organizan también en monasterios masculinos, como el de Santo Domingo de Silos, donde este año participaron nueve jóvenes en su retiro vocacional, una propuesta que ya cumple nueve ediciones.
Con todo, el Monasterio de Santa Cruz ya prepara la próxima edición de su campamento. La convocatoria se abrirá en abril de 2026 y, como en años anteriores, se mantendrá la fórmula de grupos pequeños para garantizar la calidad de la experiencia. La comunidad confía en seguir respondiendo a una creciente «sed de Dios» que, aunque discreta, sigue atrayendo a nuevas generaciones hacia «la vida contemplativa».