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Reconstrucción del tórax neandertal con Kebara 2. Creative Commons: Universidad del País Vasco
Los neandertales caminaban más erguidos y tenían mayor capacidad pulmonar que los sapiens

Los neandertales caminaban más erguidos y tenían mayor capacidad pulmonar que los sapiens

Un equipo de investigadores de la Universidad del País Vasco ha reconstruido el tórax de un individuo y «permitió ver que las diferencias entre el tórax humano moderno y el neandertal son sorprendentes»

Elena Camacho (Efe)

Martes, 30 de octubre 2018, 17:33

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Un equipo internacional de científicos, liderado entre otros por el investigador de la Universidad del País Vasco Asier Gómez-Olivencia, ha reconstruido en 3D el tórax de un neandertal y el resultado dista mucho de la imagen estereotipada del cavernícola con pecho en forma de barril: los neandertales caminaban más erguidos y tenían una mecánica de respiración sorprendentemente distinta a la de los sapiens.

El trabajo, que se publica este martes en Nature Communications, ha sido liderado por el investigador del Ikerbasque en la UPV Asier Gómez-Olivencia y por la investigadora del Ono Academic College de Tel Aviv (Israel) Ella Been. Para crear el modelo virtual, los investigadores utilizaron tomografías computerizadas de los huesos del esqueleto neandertal Kebara 2, los restos de un varón joven apodado 'Moisés' que murió hace unos 60.000 años y que fue descubierto en 1983 en el yacimiento israelí de Kebara (Monte Carmelo).

Aunque nunca se encontró el cráneo (probablemente fue retirado como parte de un ritual funerario), el esqueleto conservaba todas las vértebras y costillas, además de otras regiones anatómicas frágiles como la pelvis o el hueso hioides, lo que le convirtió en el esqueleto con el tórax más completo del registro fósil neandertal.

En 2017, este mismo equipo de científicos hizo una reconstrucción virtual de la columna vertebral de Kebara 2, lo que supuso el primer paso para actualizar las teorías de la biomecánica neandertal. Ahora, casi dos años después, han reconstruido el tórax de este individuo, la cavidad que alberga el corazón y los pulmones.

«Determinar la forma del tórax es clave para entender cómo se movían los neandertales en su entorno porque nos da información sobre su respiración y equilibrio», explica Gómez-Olivencia. Desde que en 1856 aparecieron las primeras costillas de esta especie humana, el debate sobre la forma de su tórax ha sido constante y variable. «Por eso Kebara 2 es tan importante: es el que tiene las costillas y las vértebras más completas y el que puede desvelarnos todas las diferencias morfológicas del tórax entre los neandertales y nuestra especie, el hombre moderno», detalla a Efe el paleontólogo español de la UPV/EHU.

Los neandertales habitaron Europa Occidental y Asia Central durante más de 200.000 años en periodos de glaciares e interglaciares y, durante ese tiempo, neandertales y sapiens no solo compartieron espacios comunes, sino que tal y como han demostrado diversos estudios de ADN, también llegaron a cruzarse.

«Los neandertales están estrechamente relacionados con nosotros, con complejas habilidades culturales muy parecidas a las de los humanos modernos, pero su forma física es distinta a la nuestra en aspectos importantes. Entenderlas nos permitirá entender mejor nuestro propio camino evolutivo», sostiene Patricia Kramer, antropóloga de la Universidad de Washington y coautora del trabajo.

Para recrear el modelo tridimensional del tórax de Kebara 2, los investigadores escanearon una a una todas las vértebras y las costillas del esqueleto y luego las ensamblaron en 3D. A continuación, compararon las imágenes de los huesos de neandertal con escáneres médicos de hombres modernos actuales. La reconstrucción, unida al estudio previo de la columna vertebral, «permitió ver que las diferencias entre el tórax humano moderno y el neandertal son sorprendentes», subraya Gómez-Olivencia.

El modelo mostró que su columna vertebral era del mismo tamaño pero más estable y erguida que la del sapiens, lo cual fue «toda una sorpresa, y que el tórax neandertal es más ancho en la parte inferior que el de los humanos modernos», destaca el investigador. «Este individuo nos dice que los neandertales respiraban de una manera distinta. Tenían los mismos mecanismos que nosotros pero los usaban de manera distinta: ellos dependían más del diafragma para respirar y menos de la caja torácica, mayor capacidad pulmonar».

Estos resultados, además, «son coherentes con estudios previos publicados por Markus Bastir y Daniel García-Martínez (coautores de este estudio e investigadores del grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales) que señalaban que los neandertales tenían una capacidad pulmonar un 20% superior a la nuestra», subraya.

El estudio es la culminación de 15 años de investigación sobre el tórax neandertal, pero «todavía queda mucho por hacer», advierte el paleontólogo español.

El siguiente reto es determinar si en el tórax neandertal era distinto según el sexo (bimorfismo sexual) como ocurre en el hombre moderno, y reconstruir el punto de unión entre el brazo y el tórax neandertal para ver cómo se articula mecánica y morfológicamente con el resto del cuerpo, concluye.

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