Lágrimas de júbilo por Cristo Resucitado

La Semana Santa de León, no estaría completa sin la Procesión del Encuentro y sin su acto principal. Si durante toda la semana, los leoneses han acompañado a Jesucristo en su pasión y muerte, no se puede no hacerlo en su Resurrección.

Cuando los pasos comenzaban a salir de la parroquia de Jesús Divino Obrero, los primeros leoneses comenzaban a buscar la mejor posición tras el vallado de la Plaza de Regla para ver el acto central de este Domingo de Resurreción.

La Real Hermandad de Jesús Divino Obrero sacaba fuerzas de donde no las había para poner a la Virgen de la Soledad frente al paso de La Resurrección, ambos bajo la atenta mirada de San Juan. Algunos de los pasos contaban en esta ocasión con braceros de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz ante la escasez de hombros de la penitencial de El Ejido en esta complicada Semana Santa.

El primero en abrir el acto era la Santísima Cruz de la Esperanza que tras subir la cuesta de Puerta Moneda, asomaba en la plaza junto al pendón de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero.

Tras esta imagen, llegó la entrada triunfal de San Juan. Un momento muy emotivo, para los presentes, pero sobre todo para los braceros que en la procesión de este Sábado Santo tuvieron que abandonar el recorrido en la avenida José María Fernández por falta de hombros y fuerzas para llevar la talla en procesión.

Contaron en esta jornada con los brazos de su cofradía hermana, la penitencial de las Siete Palabras y otros cofrades de la Hermanadad Sacramental de Santa Marta y de la Sagrada Cena. Se entremezclaban los capillos morados, rojos y blancos dejando una imagen peculiar, que ya se ha visto en esta Semana Santa en otras ocasiones.

Y con una entrada, muy aplaudida, en la plaza sacaron los hermanos de Jesús Divino Obrero la 'espinita' clavada.

Por el mismo camino llegaba el paso de Las Tres Marías, con La Soledad a la cabeza acompañada de sus inseparables María Magdalena y María Salomé. Una imagen de vestir, tallada solamente la cara y las manos, realizada  por  Víctor de los Ríos en el año 1957 que procesiona por primera vez en conjunto en 1960.

Y por el otro lado de la plaza de Regla, desde la calle Sierra Pambley, aparecía el paso de la Resurrección arrastrado por un grupo de hermanos de la penitencial. Paso que talla Víctor de los Ríos en el año 1959 que tiene una altura de un 1,85 metros y un peso de 2.000 kilos, con el trono.

Y llegaba el momento más esperado para muchos de esta Semana Santa, el Encuentro, la Resurrección de Cristo, la felicidad y la alegría. La Virgen María y El Cristo Resucitado se colocaron uno frente al otro. Mientras un hermano realizaba el cambio del manto negro de la Virgen, señal del luto, por otro blanco en señal de alegría se escuchaba en la plaza el tradicional Pregón de la Resurrección. Y con el cambio de la Diadema por la corona de Gloria, la Virgen es coronada como Reina de los Cielos.

Una vez que termina el pregón, con las palabras, ya tradicionales, «Cristo ha Resucitado. Felices Pascuas», la Banda de la Hermandad, interpretar el Himno de la Alegría y la Marcha Real y los hermanos de la cofradía y aquellos que les acompañaban en esta puja tan especial se descubren la cara al quitarse los capillos.

Un momento mágico en el que las palomas, símbolo de paz y alegría, salen del sepulcro, inundando con su vuelo la plaza de Regla. Y dejando atrás el luto y con el último acto de la Semana Santa de León, llegaron las lágrimas. En este caso, de felicidad, de alegría y de júbilo por la Resurrección de Cristo.

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