Los farmacéuticos rurales, apoyo silencioso a sus vecinos en la lucha contra el fuego en León
Entre cenizas y pérdidas, permanecieron en sus pueblos para atender a pacientes, acompañar a sus comunidades y sostener la esperanza en los días más duros
La reciente ola de incendios que ha azotado varias zonas de la provincia de León ha puesto a prueba la resistencia de comunidades enteras y de los servicios esenciales. En medio de la emergencia, los farmacéuticos rurales han destacado por su compromiso con la población, asegurando el acceso a medicamentos y ofreciendo un apoyo humano fundamental en momentos de angustia.
La semana pasada, la presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, Montserrat Ávila Escribano, visitó a algunas de las farmacias afectadas para conocer de primera mano el alcance de la situación, cómo se encontraban sus compañeros y ofrecer todo el apoyo de la institución. Montse relata emocionada cómo algunos de sus compañeros se negaron a abandonar sus localidades, como uno más del pueblo, para luchar contra el fuego o dar apoyo a sus vecinos. En Molinaseca, por ejemplo, hubo quienes estuvieron preparando bocadillos para los voluntarios que combatían las llamas.
La mayor parte de los testimonios recogidos por la presidenta compartían una preocupación común: sus pacientes. La gente que, tras toda una vida trabajando, se había quedado sin nada: sin casa, sin ropa, sin recuerdos. Algunos cuentan, aún con la piel de gallina, cómo veían a los jóvenes del municipio «empapar toallas y enrollarlas en la cabeza» para salir a contener el fuego, mojando todo lo posible para impedir que las llamas alcanzaran las viviendas. «Es una experiencia que nunca olvidaremos», afirmaba Nuria, titular de la farmacia de Jiménez de Jamuz. Aunque, como recuerdan con pesar, lo peor de todo ha sido la pérdida de vidas humanas.
Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, sus portavoces han querido lanzar un mensaje claro: «No es momento de buscar culpables ni de exigir responsabilidades, sino de acompañar, apoyar y agradecer». Un reconocimiento que se extiende a todos los profesionales implicados: servicios de emergencia, voluntarios, vecinos y, muy especialmente, a los propios farmacéuticos que han visto afectadas sus oficinas en zonas rurales.
Estas farmacias, en muchas ocasiones los únicos puntos de asistencia sanitaria en sus municipios, han demostrado una vez más su papel imprescindible. Mantener el servicio en condiciones tan adversas requiere no solo profesionalidad, sino también vocación de ayuda y cercanía con los vecinos. La labor discreta de estos profesionales resalta la importancia de la farmacia rural como un servicio sanitario esencial, especialmente en circunstancias críticas.
Desde el Colegio, se ha querido agradecer a todos los compañeros que han reforzado la presencia y apoyo de la profesión en los momentos más difíciles: «Han demostrado ser la última línea de defensa en salud y un pilar de confianza para las personas que más lo necesitan», recalcan desde la institución.
En tiempos de emergencia, el trabajo silencioso de los farmacéuticos rurales se convierte en un ejemplo de compromiso, solidaridad y cercanía que merece visibilidad y reconocimiento.