Un vasco lleva a los tribunales una herencia millonaria de un empresario leonés tras demostrar su paternidad
El empresario leonés, fallecido hace cuatro años, se empadronó en Pamplona para no dejar los bienes a ningún hijo gracias a su régimen foral y en abril se celebrará el juicio para resolver este caso
Un guipuzcoano ha llevado a los tribunales la herencia de un empresario leonés, estimada en más de 14 millones de euros, después de haber demostrado su paternidad. Un juzgado de Madrid ha fijado ya la fecha del juicio para el próximo mes de abril y se decidirá si este ciudadano vasco es heredero legal de la fortuna de este empresario leonés fallecido hace cuatro años.
Esta historia vivirá en el cuarto mes de 2026 su final después de que comenzará con la infidelidad de una mujer de una familia guipuzcoana acomodada, continuo con este pleito del hijo para ser reconocido como tal y está concluyendo de esta manera tan enrevesa con la estrategia del entorno del fallecido para lograr desheredar a este ciudadano natural de Guipúzcoa.
Diez años de investigación
El bufete de abogados de Sevilla Fernando Osuna es el encargado de llevar el caso y explican a Diario Vasco que llevan diez años con el caso: «Ganamos el juicio y el multimillonario tuvo que ir a hacerse la prueba de ADN delante del juez. Fue cuando dio un porcentaje del 99% de que era el padre biológico».
En el proceso, explican, presentaron al juzgado cartas que la madre y el empresario leonés se habían intercambiado en su fase de ruptura de la relación. El leonésinterpuso un recurso de apelación, pero finalmente el Tribunal Supremo dio la razón al hijo y posibilitó seguir dando pasos en el proceso judicial que tendrá su próximo hito en abril.
Poco después de que se declarase judicialmente esa relación de paternidad, el empresario leonés falleció en Madrid. Pero antes había tratado de eludir esa obligación legal de dejar su herencia a este hijo no reconocido: se empadronó en Pamplona para protegerse con su particular régimen foral en el área de sucesiones, por el que no es necesario ceder la legítima parte de los bienes a un descendiente.
Esta es una medida de protección ante la posibilidad de que su hijo no reconocido reclame la herencia y, de hecho, el empresario leonés fingió vivir en Pamplona, empadronándose allí y alquilando un piso «de unos 60 metros cuadrados en un barrio marginal». «Sabemos que nunca ha ido allí. Contratamos a un detectivo y lo averiguamos. Está demostrado. Lo demandamos y ahora llega la segunda fase del caso», señalan los abogados de este ciudadano guipuzcoano a Diario Vasco.
El testamento que había hecho el leonés, que no llegó a casarse ni tener familia, repartía sus fortunas entre un sobrino suyo de Madrid, un oftalmólogo de Oviedo, varias instituciones religiosas de León y Zamora y un albacea –persona designada por el testador para ejecutar su última voluntad y gestionar la herencia hasta su distribución– que cobra actualmente 10.000 euros al mes. Fuentes cercanas al caso señalan que entre las personas elegidas por el rico empresario figura un familiar de un algo cargo de la UE.
Desde este bufete de aboganos consideran un «fraude» este testamiento porque busca «favorecer a su gente y evitar que nuestro cliente herede». En este conflicto, también existe una finca de cacería en León, cuyo heredero legal no está aún definido y el centenar de animales presentes en este espacio están sin atender, expresan.