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Que la Unidad Militar de Emergencias califique el 2018 como un 'año tranquilo' obliga a reflexionar sobre qué considera la UME que es un año tranquilo. Y, sin duda, poco tiene que ver con la primera imagen que puede venir a la cabeza.
Sin duda más tranquilo que 2017 fue, pero no faltó el trabajo. La Unidad Militar de Emergencias avanza tres momentos como sus principales actuaciones del pasado año tras dejar atrás un 2017 plagado de incendios.
En ese capítulo, afortunadamente, a la UME le faltó acción en 2018.
El año comenzó con el colapso de la AP6. Una nevada más o menos inesperada hizo imposible la circulación por la autopista de peaje que conecta a la Meseta con Madrid, por lo que no fueron pocos los que tuvieron que quedarse a dormir en campamentos improvisados.
Más de 240 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias tomaron parte en la apertura de viales y en el rescate de los vehículos que quedaron atrapados por la nieve en la AP6.
Para el correcto funcionamiento de todo, la Unidad Militar de Emergencias levantó dos bases logísticas, en San Rafael y Villacastín, donde dieron asistencia, limpiando también las vías de ambas localidades.
Ya en mayo, la Unidad Militar de Emergencias tuvo un papel destacado en el incendio de Santa Colomba de Curueño. Así, aportaron un pelotón de 22 efectivos para extinguir el fuego.
El batallón levantó una línea de defensa en la zona este para poder perimetrar la superficie quemada, sofocando también los conatos de incendio existentes.
El incendio, localizado en monte del bajo Curueño, afectó a más de cuatrocientas hectáreas de Monte de Utilidad Pública, acabando con explotaciones apícolas y dejando en suspenso los diversos aprovechamientos que ofrecía este MUP.
Afortunadamente, este incendio no fue la tónica de un verano agradablemente atípico en el que el fuego no fue protagonista de los bosques leoneses.
Durante el mes de octubre, la UME se enfrentó a la tercera de sus grandes intervenciones de 2018. Asturias vivía una gran nevada que requería la intervención de la unidad en cinco concejos del Principado (Cangas del Narcea, Degaña, Ibias, Somiedo y Teverga) para paliar los efectos del temporal.
Hasta Asturias se desplazaron un total de 120 efectivos y 22 vehículos para colaborar con el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) en las labores de recuperación de las principales vías de comunicación afectadas.
Los desvelos de la UME en este 2019 no se centran ni en el fuego ni en la nieve. La amenaza tiene otro nombre: el camalote. Se trata de una auténtica plaga que cubre por completo el río Guadiana en Extremadura.
Acostumbrada a abordar otras situaciones más relacionadas con riesgos sobrevenidos, la Unidad Militar de Emergencia se enfrenta ahora en la provincia de Badajoz a la retirada de la planta invasora que acaba con la fauna y la flora fluvial.
En unos trabajos que comenzaron en octubre y se extenderán hasta marzo, la UME actúa en 175 kilómetros de río con 120 efectivos.
Sin escatimar ni un ápice su preparación y con un ejercicio de preparación invernal en Riaño previsto para próximas fechas, la UME afronta la certificación europea de su modelo de rescate en cuevas en el mes de febrero, en un proceso que culminará en Estonia.
Un año por delante en el que, comenzando con camalotes, esperan estar preparados para todo lo que venga.
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