El bombero «más antiguo de León» cuelga la manguera: «Lo mejor era no trabajar»
El niño que repartía comida a los agentes dice adiós a 40 años de servicio y una vida entre sirenas, fuego y rescates
Diego Nicolás Alonso
Miércoles, 30 de julio 2025, 08:22
Santos David tiene 59 años y acaba de cerrar un capítulo de su vida que comenzó hace más de cuatro décadas. Ha sido bombero durante 40 años y dos meses, el más veterano del parque de León hasta hace apenas unos días. Su historia es la de alguien que convirtió una vocación infantil en una carrera de larga trayectoria. «Mi padre fue bombero y yo de pequeño ya iba mucho por allí. Más adelante, con otro chico, les llevábamos la comida. Vivíamos lo que se vivía en el parque. Cuando llegó la edad de opositar, me presenté, aprobé y ahí empezó todo. Fue un éxito de vida», cuenta con orgullo.
Entró con solo 18 años, atraído por la acción, el compañerismo y ese impulso de ayuda a los demás que define la profesión. Y en estos años ha sido testigo de una transformación radical del cuerpo de bomberos: «Ha cambiado muchísimo. Cuando empezamos íbamos con ropa casi normal, no teníamos ropa ignífuga. Ahora hay una evolución constante, se cambian protocolos, procedimientos. Todo avanza brutalmente. Los vehículos, los materiales. Pasamos de mangueras de lona a otras de cuatro capas», resume.
También han cambiado las pruebas de acceso. «Antes teníamos que subir 12 metros de cuerda, con traba. No había prevención, si te caías, te caías. Ahora hay pruebas muy exigentes físicamente, como la de la pala, que consiste en mover un metro cúbico de arena. Es durísima, hay que entrenarla muchísimo. También se hace una de equilibrio, y no puedes tener vértigo: hay que subir escaleras, manejarte bien en altura. Antes los vehículos ni siquiera tenían cesta, había que subir por peldaños».
El primer accidente, las emociones y la empatía
De todos los momentos vividos, hay uno que nunca olvidará: su primera intervención en un accidente grave. «Fue al poco de entrar, llevaba unos seis meses. Fue en el alto de Portillo, un accidente de tráfico con dos fallecidos. Me marcó muchísimo». Con el tiempo, explica, uno se va volviendo un poco «inmune», pero hay escenas que siempre se quedan. «Cuando vas a zonas donde sabes que hay conocidos tuyos o familiares, es especialmente duro».
Aun así, recuerda con más cariño los rescates positivos tanto de personas como de animales: «Lo mejor de mi trabajo era no tener que trabajar. Porque cuando nos llaman es porque hay una urgencia, algo grave. Vas a un fuego y se le está quemando la vida a esa persona. Tienes que tener empatía. La gente lo pasa muy mal en esos momentos».
León, la provincia y el personal
Santos ha visto cambiar también la ciudad y el sistema de emergencias en la provincia: «Antes solo estábamos los de León y Ponferrada. Nosotros cubríamos hasta Villablino y hasta Caín de Valdeón, imagina: dos horas de viaje. Hoy, con los parques provinciales en Villablino, Cistierna, Astorga y Valencia de Don Juan, todo está algo más repartido. La respuesta es más rápida, aunque sigue habiendo deficiencia de personal».
Durante estos 40 años ha visto pasar concejales, corporaciones municipales, compañeros de todas las edades y perfiles. «Para ser bombero hay que tener ese afán de ayudar a la ciudadanía. Eso fue lo que me llevó a mí».
En sus últimos años no estaba en activo en el parque, sino que ejercía como jefe del servicio. «Era el bombero más antiguo de León», dice con una mezcla de nostalgia y satisfacción. Ahora, la rutina ha cambiado por completo: «Ha sido un cambio de todo a la nada. De trabajar todos los días a no hacerlo. Ya echo algo de menos, pero también empieza una etapa nueva, de descanso y de disfrutar».
Santos David no solo deja atrás una profesión, deja también una parte importante de la historia del cuerpo de bomberos de León. Una historia de vocación, evolución y compasión.