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César Raliegos, gerente de la cooperativa Alta Moraña. Cedida

«Echo en falta que se apueste de forma clara por las cooperativas como se hace en Europa»

César Raliegos es el gerente de la cooperativa Alta Moraña ·

La entidad se afianza con una facturación de 37,3 millones de euros en 2024, y alrededor de 550 socios

Andrea Díez

San Pedro del Arroyo

Sábado, 26 de julio 2025, 22:05

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La sociedad cooperativa Alta Moraña cumple 45 años, consolidándose como la mayor fábrica de piensos de la provincia de Ávila. La firma cuenta con una producción anual de 80.500 toneladas. César Raliegos, gerente de la entidad desde 2012, confía en continuar con la producción en esta línea.

–Los buenos resultados acompañan el trabajo en cooperativa, ¿cómo se organiza el funcionamiento?

–La Asamblea General, que da cuenta a los socios de los resultados y actividades que se realizan, elige a un Consejo Rector integrado por doce miembros y tres interventores, que se reúnen al menos una vez al mes. A estos encuentros se trasladan las cuestiones vinculadas al día a día como, por ejemplo, la evolución mensual de la campaña o cómo están yendo las ventas de un determinado tipo de pienso. Además, en mi caso, como gerente, la comunicación con el presidente, que es la cabeza visible de la cooperativa, es diaria. La fórmula para que funcione el trabajo en cooperativa es la comunicación, la transparencia y la información de las actividades que se realizan. El socio tiene que estar bien informado. Una cooperativa trabaja por y para los socios. Los trabajadores del Consejo Rector hacen posible también que la cooperativa exista y funcione, tal y como lo hace a día de hoy.

–La unión hace la fuerza, pero también es necesaria una hoja de ruta ¿qué objetivos se marcan en el Plan Estratégico?

–El Plan Estratégico 2023-2026 contempla acciones encaminadas a cumplir varios objetivos, entre ellos: mejorar la rentabilidad de las explotaciones, fidelizar y aumentar el número de socios, fomentar el relevo generacional, la organización de reuniones sectoriales... Estamos desarrollando, con éxito, acciones de integración con los socios. Es decir, aprovechar naves que en su día tuvieron actividad y que se quedan vacías para reacondicionarse y albergar animales. El socio ganadero se encarga de sus cuidado y la cooperativa se encarga del suministro del pienso y la venta. Actualmente, tenemos unos 2.500 animales en integración en diferentes naves. De esta forma, la cooperativa contribuye a mantener la actividad en el medio rural, que de otra forma hubiera desaparecido. Así se consigue también fijar población en la zona.

–¿Cómo está afectando la falta de relevo generacional en el campo?

–Lo que estamos haciendo son reuniones con hijos de ganaderos o ganaderos jóvenes de la zona, para preguntarles qué necesitan y cómo podemos contribuir a su desarrollo. La primera sostenibilidad tiene que ser económica. Si un ganadero o agricultor no ve rentabilidad a su trabajo, lógicamente cierra. Intentamos garantizar esa viabilidad, brindarles apoyo para, entre todos, sacar el trabajo adelante. Hemos organizado ya cuatro encuentros y en ninguna hemos bajado de 50 personas. De alguna manera, no es que tengamos garantizado el relevo, pero no está nada mal el nivel de respuesta de jóvenes que tenemos.

–¿Se ha materializado alguna de las propuestas?

–En la primera reunión, por ejemplo, con ganaderos de vacuno de cebo nos propusieron asumir el sacrificio de animales por garantizar todo el proceso y empezamos a hacerlo en 2020. La gente confía en nosotros. Una cooperativa es una carrera de medio fondo. Si buscas estabilidad, en la cooperativa lo consigues.

–Además de piensos, también comercializan productos lácteos, ¿buscan abrir nuevos mercados?

–Nos centramos en los productos artesanales que fabricamos, creemos que de alta calidad. De hecho, vamos más a a calidad que a la cantidad. Por ejemplo, hacemos unos yogures batidos con y sin azúcar, mezcla de leche de vaca y oveja, arroz con leche con la misma proporción de vaca y oveja... Creemos que es un producto diferente en el mercado.

–Ubicados en el San Pedro del Arroyo ¿qué papel juegan en la economía local de la provincia de Ávila?

–Son muchas familias las que dependen del buen hacer de la cooperativa. Contribuimos a generar empleo directo e indirecto. Aportamos nuestro granito para mantener el tejido rural de la provincia. La cooperativa es un motor de desarrollo rural en esta zona. Además, participa en una granja de ovino con unas 5.000 cabezas en la zona y de la que tenemos la mayoría del capital. Son alrededor de 25 trabajadores y más del 50% son mujeres, que fijan más población que el hombre. Asimismo, tenemos un cebadero comunitario, junto a la IGP Vacuno Avileño, para unos 2.500 animales.

–¿Cómo interpretan la reciente propuesta de la Comisión Europea de reducir notablemente las partidas destinadas a la PAC en los presupuestos comunitarios?

–Estamos a la espera de que se concrete todo. Lo que está claro es que las ayudas actuales no están para que el agricultor o ganadero obtengan un mayor beneficio , sino para que los precios que se trasladan al consumidor puedan ser más asequibles. En el momento en el que las ayudas desaparezcan, ocurrirán dos cosas, que se dejará de producir o los precios subirán. Lo que intentamos nosotros es vender las producciones de los socios para reducir el número de intervinientes y así mantener un precio ajustado.

–¿Qué cambios cree que deberían impulsarse desde las administraciones para apoyar más a las cooperativas?

–En mi opinión, y puede que no coincida con otra gente, se deberían fomentar las cooperativas desde el punto de vista de la divulgación de los beneficios que generan. Echo en falta que se apueste de forma clara por las cooperativas como se hace en otros países europeos. Sobre todo, a nivel agro-industrial, donde son verdaderas potencias. En Castilla y León hay cooperativas muy fuertes y, en casi todas las provincias, hay al menos una con mayor presencia.

–¿Qué medidas han tomado para hacer frente a la subida de costes y mantener la rentabilidad?

–En nuestro caso, el gasto fundamental son las materias primas porque es lo que determina el precio de los productos. Tenemos socios ganaderos y también agricultores. Creo que lo que tiene que encontrarse es un punto de equilibrio para que todo el mundo obtenga un beneficio, porque en el momento en el que no hay beneficio, no hay sostenibilidad.

–En una sociedad cada vez más tecnológica, ¿qué papel juega la digitalización y cómo se adaptan a estos cambios?

–Vamos poco a poco haciendo cosas, aunque sean tan sencillas como utilizar grupos de whatsapp con nuestros socios para la difusión de información o encuestas. Son medidas sencillas, pero agilizan mucho la comunicación y conocer la respuesta de los socios sobre los temas que se consulten. Además, vamos a actualizar el sistema informático para que los socios puedan conectarse y consultar los datos en tiempo real.

–En el área de la sostenibilidad. ¿Qué medidas se implementan en las instalaciones de la cooperativa?

–Se hizo una inversión importante en la instalación de plazcas solares, con el objetivo de reducir los costes energéticos. Se notó al día siguiente de su instalación. Hubo unos años en los que la electricidad estuvo muy cara y ahí lo notamos mucho. Por otro lado, en cuanto a sostenibilidad, desde el punto de vista del bienestar animal, todas las explotaciones que tenemos en integración, que son alrededor de 20, tienen la certificación correspondiente que acredita el buen estado de los animales. Además, casi todas las explotaciones de los socios, de una forma u otra, mantienen este bienestar animal, aunque solo sea por su propio interés. Cuando un animal está bien, su desarrollo y producción es mayor. Los mayores ecologistas son los ganaderos y agricultores.

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