Borrar
Saad Ali posa en el circuito de Yas Marina.
Un piloto paquistaní sueña con la Fórmula 1 en un país loco por el críquet
Reportaje

Un piloto paquistaní sueña con la Fórmula 1 en un país loco por el críquet

No tener patrocinadores es un gran problema en un país en el que las infraestructuras dedicadas al automovilismo se reducen a circuitos de karts

Masroor GILANI (AFP)

Martes, 29 de marzo 2016, 18:43

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Saad Ali está en la 'pole position' para convertirse en el primer piloto de Fórmula 1 de Pakistán, un objetivo histórico en un país que no cuenta con circuito de carrera y donde el cricket es el deporte que arrasa entre los aficionados y los patrocinadores.

El joven, de 28 años, tiene todavía varios escalones por subir antes de alcanzar el selecto y reducido club de los pilotos de la Fórmula 1, que en 2016 es de 22 hombres.

"De niño siempre me gustaron los coches, pero no hay carreras en Pakistán. Ni siquiera las retransmiten por televisión", cuenta. Pese a ese entorno tan poco propicio, Saad Ali no se desanimó.

La suerte comenzó a sonreírle cuando quedó dos veces tercero en un mismo fin de semana en una prueba de Formula Gulf 1000 en Abu Dabi, en 2014. Ahora debe imponerse en el universo de la Fórmula 3 y de los campeonatos de GP2 y GP3, considerados como las antesalas en el camino de los pilotos hacia la tierra prometida de la Fórmula 1.

Y todo ese periplo cuesta mucho dinero. "No tengo equipo, estoy solo", explica Ali. Para cada carrera contrata un equipo que le pueda suministrar un coche, pero también el apoyo de ingenieros y técnicos especializados. Hasta ahora ha podido seguir adelante sin patrocinadores, pero este hijo de militar estima que tendrá que invertir unos dos millones de dólares en los tres o cuatro próximos años para poder cumplir el sueño de correr junto a Sebastian Vettel o Lewis Hamilton. "Para los deportes mecánicos hacen falta expertos, técnicos e infraestructuras. Es necesaria toda esa arquitectura para poder conseguir de verdad algo", insiste. Pero según Matthew Marsh, expiloto convertido ahora en comentarista de Fórmula 1 en la televisión, "poca gente en el mundo consigue vivir de conducir coches de carrera y todavía menos llegar a la Fórmula 1".

No tener patrocinadores es un gran problema en un país en el que las infraestructuras dedicadas al automovilismo se reducen a circuitos de karts. Para muchos, Pakistán tendría mucho que ganar si decide construir circuitos de carreras. No sólo la economía se beneficiaría de estas grandes obras, sino que muchos jóvenes paquistaníes en busca de sensaciones fuertes podrían encontrar un lugar para canalizarlas, poniendo así fin a carreras salvajes en la carretera, que provocan accidentes y ponen en riesgo a otras personas.

Según un joven de 22 años apasionado por la velocidad, las carreras salvajes se organizan de manera regular en el país, de noche por las calles de las grandes ciudades, justo delante de la policía. "Se han producido accidentes, algunos muy graves, con muertos. Pero se sigue con ello porque no se puede atar a la juventud", explica, prefiriendo mantenerse en el anonimato.

"¿Qué pueden hacen? No hay un circuito de carreras. Si hubiera uno, el riesgo de accidente sería menos y la pasión de los jóvenes por la velocidad podría canalizarse", argumenta. Saad Ali tiene una opinión similar: "Lo primero que necesitamos en el país es un circuito de carreras. La gente que hace carreras en las ciudades lo utilizarían y sus deseos de velocidad se expresarían de manera muy segura. Baber Kaleem Khan, editor de la web automovilística Pakwheels.com, estima por su parte que la construcción de un autódromo traería consecuencias económicas positivas para el país.

Saad Ali no se interesó por el automovilismo hasta que entró en la universidad en el año 2006, en Islamabad. "No sabía nada, en Pakistán nunca ha habido un piloto en una carrera profesional", admite. Abandonando sus estudios, se dirigió a un centro especializado situado en Baréin, el Fórmula BMW Racing Center Bahréin (FBRC), que forma a jóvenes aspirantes a pilotos. "Después de apenas tres días de entrenamiento participé en el campeonato de la escuela", cuenta. Al principio tuvo dudas porque sentía claustrofobia dentro del coche, pero pronto fue sintiéndose más tranquilo y no oculta que su objetivo es la Fórmula 1: "La idea está ahí, el deseo está ahí, las ganas estan ahí: todo está ahí".

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios