El último afectado por los incendios en León: «Tienen envidia y nos dan palos por todos lados»
Un ganadero trashumante de la zona de Tonín de Arbas denuncia que el fuego de Pendilla fue provocado por gente que «solo quería hacer daño»
El incendio declarado el pasado viernes 19 de septiembre en el municipio de Villamanín volvió a poner en alerta a la provincia tras la ola de incendios del mes de agosto. De nuevo, el fuego volvió a devorar a su paso múltiples pastos comunales, dejando sin su principal sustento a los diferentes animales de la zona.
Borja González, ganadero trashumante en la zona de Tonín de Arbas, la principal afectada por las llamas, denuncia en leonoticias que el incendio fue provocado «para hacer daño, para que quemen, me corten la zona y no pueda entrar el ganado ahí».
Las primeras hipótesis de la investigación también apuntaban a la mano del hombre como principal culpable y, tras el avance de la misma, se incidió en ello una vez corroborado que el incendio nació en alrededor de siete puntos diferentes del monte y en zonas muy cercanas a la carretera provincial que conecta Pendilla con la N-630.
Los responsables del incendio
En este contexto, González apela a la «envidia» de otras personas como principal responsable del fuego, aunque sin ser capaz de explicar los motivos exactos que hayan llevado a los responsables hasta tomar esa decisión inexplicable. Lo que tiene claro, en todo caso, es que «la gente que va a hacer daño lo tiene muy fácil a día de hoy».
«Esto sería muy sencillo de solucionar si se desbrozaran los montes», asume el ganadero, que se lamenta tras el incendio porque «ahora me van a cortar las zonas afectadas cinco años, ni siquiera tendrán consideración, que era lo mínimo que tendrían que hacer».
El peligro del incendio
Las llamas sorprendieron en la noche del viernes, lo que obligó al ganadero a sacar las vacas para poder alejarlas del fuego. El foco fue extendiéndose hacia la zona alta, pero el cambio del rumbo del aire provocó que volviera hacia el pueblo, obligando a su desalojo.
El conocido en la zona como 'Cuco', en esta situación, reconoce que «si no se llega a poner a llover, se hubiera quemado el pueblo y todas las vacas que había en el valle». En general, confiesa que la situación se vivió «muy mal», sobre todo a raiz de la variación en la dirección del viento.
La cruda realidad para los ganaderos
Borja, con alrededor de 320 animales bajo su gestión, admite varios días después no saber si alguna de sus vacas se ha quemado porque, aunque pudo movilizar y poner a salvo a muchas de ellas, no descarta que alguna de las que tiene repartidas entre dos zonas diferentes del puerto se quedara atrapada.
Desde su posición, antes de partir hacia Extremadura con sus animales, el ganadero asume con contundencia que «nos dan palos por todos lados», aunque esto no le pilla por sorpresa: «Estaba claro que podía ser un año u otro, pero al final iba a pasar. En este país no hay».
Aunque confiesa que «hemos hablado con otros amigos ganaderos que les han dado algo de dinero y un camión de forraje», deja claro que «esta ayuda no compensa todo» y mira hacia el futuro con pesimismo: «El problema es que para el año que viene estamos en lo mismo, y si no es un año es otro».