Las manos de Sinesio y Socorro vuelven a unirse en el cielo

Sinesio Quiñones y Socorro Negral fueron más que una pareja; fueron el reflejo del amor eterno, un vínculo que ni el paso del tiempo ni las adversidades pudieron quebrar. Este viernes, 27 de diciembre, Sinesio falleció a los 105 años, pocos días después de su cumpleaños, cerrando un ciclo que había iniciado con Socorro más de ocho décadas atrás.

La historia de Sinesio y Socorro comenzó en las fiestas del municipio de Castilfalé, donde sus miradas se cruzaron para no separarse jamás. Poco después de la Guerra Civil, sus caminos se unieron para siempre, construyendo una vida compartida que quedaría inmortalizada en uno de los murales más representativos de Ciñera, en la comarca de Gordón.

La pareja vivió dedicada a la agricultura y la ganadería, siempre de la mano, y tuvo tres hijos —José Ramón, Soledad y Sinesio— y dos nietos —Sergio y José Ramón—. Pero su amor también quedó grabado en los recuerdos de quienes los veían pasear por León, desde La Serna hasta el parque del Cid, siempre juntos, siempre tomados de la mano.

La muerte de Socorro en 2018, a los 97 años, marcó profundamente a Sinesio, quien nunca volvió a ser el mismo. Sin embargo, su amor trascendió la separación, y ahora, seis años después, las manos de Sinesio y Socorro vuelven a unirse, esta vez en el cielo.

La ceremonia de despedida de Sinesio tendrá lugar este domingo, 29 de diciembre, a las 11:00 horas en la Iglesia de Nuestra Señora de La Regla de León, el mismo lugar desde donde se despidió a Socorro. Allí, familia y amigos rendirán homenaje a un hombre que vivió y amó plenamente, dejando un legado que permanecerá en la memoria de todos los que conocieron su historia.

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