Un ganadero leonés, asfixiado ante la falta de alimento de sus animales: «Solo me queda vender»
El incendio de Fasgar acabó con el monte que comparten tres pueblos y donde el pedáneo de Valseco ponía a pastar a 60 vacas y 40 terneros
Manuel Pérez Martínez es un ganadero de 40 años que hacía uso del monte para desarrollar su labor como titular de una explotación ecológica.
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El pasado 12 de agosto, las llamas asomaron por el Tambarón. El incendio de Fasgar se extendía entre los valles de la sierra de Gistredo, en los terminos municipales de Murias de Paredes, Igüeña y Palacios del Sil. «Había sido muy fácil de apagar, pero lo dejaron», lamenta el también pedáneo de Valseco, pueblo afectado, que recuerda cómo las llamas se reactivaron en varias ocasiones.
Este ganadero, afiliado a Ugal-UPA, cuenta con 60 vacas madres y unos 40 terneros y vive de esta actividad. A raíz del incendio tuvo que juntar a sus reses en una pradera en Salientes para protejerlas de unas llamas que devastaban el monte donde pastan habitualmente y «por el que pago un dineral».
La primera vía de socorro llegó a través de un teléfono que el alcalde de Palacios del Sil ofrecía a los vecinos. Aquí tardó en encontrar una respuesta, tal y como denuncia. Él trabaja en ecológico y reclamaba la asistencia alimentaria ofertada por la Junta de Castilla y León como primera solución a los ganaderos afectados por el fuego. «Me traían paquetes, pero yo no compro forraje y lo produzco en mi propio terreno. El chico de Tragsa se puso a buscar y al final me mandaron 51 paquetes para todo el ganado».
Manuel Pérez ha empezado a gastar de ese material que, según manifiesta, será «insuficiente para pasar un invierno que nos ha empezado el 12 de agosto», explica ante la imposibilidad de recoger el alimento del terreno con el que sus animales comían hasta la primavera.
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Ante esta situación, el ganadero y pedáneo de Valseco ha intentado contactar de nuevo con la Junta para que le entreguen más alimento, pero la contestación recibida ha sido «que no hay más, aunque nos dijeron lo contrario». También le hablan de la lista de afectados, en la que ya está inscrito, y se encuentra a la espera de recibir los 5.500 euros comprometidos que aún no le han llegado. «Hay compañeros con menos ganado que lo recibieron ya. Hay un descontrol». Y confía que haya más ganaderos en su misma situación.
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Cree que en este contexto «poco tiempo puedo aguantar» y ya se plantea que «solo me queda vender» para poder mantener a todos sus animales. «El monte se quemó y no tengo dónde ir», insiste el presidente de este pequeño pueblo, que ya no confía ni en recibir los 5.500 euros. «Primero los tengo que ver, pero ¿qué hago con esto?», reflexiona ante el previsible aumento de coste del forraje ecológico que «si antes valía 150 la tonelada, ahora se pondrá por encima de 200». Mientras que la comida ecológica que antes lograba en sus praderas de forma natural ha sido pasto de las llamas en un mes de agosto que ha dejado a Manuel sin sustento para su ganadería.
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