¿Cuánto costaría reabrir la Ruta de la Plata? Baile de cifras entre sus defensores y las fuentes oficiales
Pola de Lena acogió este sábado una nueva concentración para reclamar la apertura de una línea que lleva más de 40 años cerrada para pasajeros y 30 para mercancías, con el horizonte de un impulso económico al área de Defensa donde creen que esta ruta ferroviaria tendría «utilidad»
La reivindicación de la reapertura de la línea de la Ruta de la Plata ha tomado fuerza en los últimos años. Son más de 40 años de cierre de esta línea ferroviaria que vertebraba todo el oeste de la península, desde Gijón hasta Sevilla, con su evidente repercusión en la provincia leonesa. En 1984, el Gobierno cerró a viajeros el tramo Plasencia-Astorga y, once años después, en 1995, también para mercancias. Y, ahora, la reivindicación de su apertura toma fuerza y se expande.
Porque esta reclamación, que había tomado cuerpo en León, Zamora, Salamanca y Cáceres está llegando también a otros puntos de la geografía nacional. Este sábado, la localidad asturiana de Pola de Lena cogió una protesta para la reapertura de esta línea que el Movimiento Ruta de la Plata lleva dos décadas reclamando.
Pero, ¿cuánto costaría? El baile de cifras oscila entre el dato 'oficial', presentado por el comisionado del Corredor Atlántado, José Antonio Sebastián, y el de los defensores de la reapertura de la línea, representados por el presidente del Corredor Ferroviario Oeste, Germán Barrios.
Según explica El Comercio, el dato «oficial» es de 2.400 millones de euros, según cifró Sebastián, con el contraargumento de que no existe «una demanda empresarial clara» para reabrir la línea. Barrios, por su parte, cifra esa cantidad en 900 millones «haciéndolo todo con un nivel de Champions League» y recordando el gasto de 7.500 millones en el Corredor Mediterráneo.
Y esto se une el «cambio de paradigma» que se ha dado en el gasto público español, según el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, José Manuel Ferreira, que expone en El Comercio que el aumento del gasto en Defensa alenta estas reclamaciones: «Este corredor ferroviario es de máxima utilidad; le da un contenido económico y una urgencia a la toma de decisiones y las inversiones», afirmó.
Una reivindicación «más transversal»
Lo cierto es que este movimiento para pedir la reapertura de la Ruta de la Plata sigue sumando movilizaciones y adeptos. Este sábado, la localidad asturiana de Pola de Lena, acogió una nueva concentración que supone un «importante paso» para llevar a más esta reivindicación en un momento donde las noticias no son halagüeñas. Y es que España, por primera vez desde hace 30 años, adolece de un un plan de infraestructuras con visión nacional que ponga sobre la mesa las prioridades en materia de transportes después de que el último caducara en 2024. Es un nuevo obstáculo en la reapertura de la Ruta de la Plata.
Porque esta línea, explican desde el Movimiento Ruta de la Plata, acercaría el tren al medio rural puesto que «pararía también en las comarcas», siendo sostenible y «aprovechando al máximo el trazado actual» con las evidentes mejoras que requiere.
«Esta infraestructura renovada y moderna, ahora más que nunca, debe unir para alcanzar cotas de desarrollo social y económico de estas comarcas de la España Vaciada. Debemos superar la denuncia intransigente de unos grupos políticos frente a otros que se escudan en rentabilidad económica, cuando se ha demostrado que, existiendo buenos servicios y relaciones ferroviarias, los ciudadanos inundamos los trenes», insisten desde esta platafoma, que pide incluir la Ruta de la Plata en la Red Básica Ampliada antes de 2040.
Todo ello, advierten diferentes expertos, es clave y, ante todo, se necesitan «decisiones políticas», como expone Germán Barrios, presidente del Corredor Ferroviario Oeste en El Comercio. Barrios desconfía del estudio de viabilidad hecho por el Gobierno ante la presión de las concentraciones: «Es un trampantojo, como lo de incluirlo en la red global de la UE, que tiene que estar en 2050 pero solo si la hacen los gobiernos. No podemos dejarnos engañar, aquí hacen falta son decisiones políticas», explica en El Comercio.
