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Las torres de refrigeración de la central de energía de Fiddlers Ferry, en Widnes (Reino UNido), arrojan a la atmósfera densas columnas de humo. Reuters
El confinamiento no frenó la producción de metano a la atmósfera
Ciencia | Contaminación

El confinamiento no frenó la producción de metano a la atmósfera

La concentración atmosférica de este gas, que aumenta el calentamiento global, casi se ha triplicado desde la época preindustrial

Miércoles, 14 de diciembre 2022, 17:27

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La pandemia de 2020 provocada por la Covid-19 supuso el confinamiento de muchos países y el parón de su actividad económica. Los aviones se quedaban en tierra, las fábricas frenaron sus máquinas, los trabajadores estaban en casa… Estos bloqueos pandémicos llevaron a los científicos a pensar que las emisiones antropogénicas de metano, un potente gas de efecto invernadero responsable de aproximadamente 1/5 del calentamiento atmosférico, se habrían reducido. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado este miércoles en la revista Nature, sostiene que la tasa de crecimiento de metano alcanzó su punto máximo en 2020, llegando al nivel más alto desde que el Centro Mundial de Datos sobre Gases de Efecto Invernadero (WDCGG) empezara a recoger datos en 1984.

Una vez en la atmósfera, el metano persiste durante una media de nueve años, antes de descomponerse gracias a la acción de un oxidante natural llamado radical hidroxilo (OH), también denominado el 'detergente' de la atmósfera, por su acción limpiadora de contaminantes, como el metano. Aun así, pequeños cambios en la concentración de este gas pueden provocar grandes efectos en el OH y, según los datos de la WDCGG, la concentración atmosférica de metano casi se ha triplicado desde la época preindustrial a la actualidad, pasando de 700 partes por mil millones (PPB) a más de 1.900.

Las principales fuentes de emisiones antropogénicas de metano son: las regiones agrícolas y ganaderas, las zonas de extracción de combustibles fósiles, los vertederos, los incendios, el agua dulce, el permafrost y los humedales. Según los análisis realizados, durante la pandemia en la mayoría de ellos hubo una ligera disminución en las emisiones de metano, en comparación con las fuentes de emisión obtenidas en 2019. El agua dulce y el permafrost permanecieron sin cambios, pero en los humedales las emisiones aumentaron considerablemente, debido al clima inusualmente cálido y húmedo en el hemisferio norte, especialmente en el Ártico.

Para su análisis, los investigadores utilizaron dos métodos de medición del metano, uno ascendente y otro descendente. «Por ejemplo, en el estudio vimos que las emisiones ascendentes del sector de los combustibles fósiles, calculadas a partir de datos de actividad nacional, como la producción de carbón, petróleo y gas, multiplicaron su factor de emisión. Por su parte, para las emisiones de incendios y humedales, utilizamos datos satelitales», cuenta a este periódico el investigador Shushi Peng, uno de los autores principales del estudio.

A pesar de todo, es difícil conocer la verdadera realidad de esta situación, debido a errores de cálculo, voluntarios o involuntarios, por de las fuentes implicadas en las emisiones, como los propios países o las explotaciones ganaderas y agrícolas no controladas, entre otros. De hecho, el empleo de satélites (GOSAT, Sentinel 5P…) para la identificación de emisores de metano, puesto en marcha hace unos años, ha evidenciado una infravaloración de las emisiones, especialmente en las zonas de extracción de combustibles fósiles, los vertederos y las plantas de residuo.

Otro récord en 2021

Así, el objetivo a futuro será lograr que las técnicas de determinación de emisiones de metano a la atmósfera puedan obtener datos más fiables de las complejas fuentes de generación, depuración y retroalimentación del metano, particularmente en el centro y sur de Asia, Medio Oriente, África y América del Sur tropical, tal como reconocen los autores.

Si bien el metano no es el gas de efecto invernadero que más producimos, calienta la atmósfera 25 veces más rápido que otros más abundantes, como el dióxido de carbono, de ahí que su crecimiento imparable resulte alarmante. Las conclusiones del estudio implican que las emisiones de metano de los humedales son sensibles a un clima más cálido y, por lo tanto, podrían contribuir directamente al efecto invernadero y al calentamiento global. «Si el calentamiento aumenta las emisiones de metano de los humedales, aumentará la concentración de metano en la atmósfera, lo que provocará un mayor calentamiento global. Esto se llama retroalimentación positiva y significa que enfrentaremos una temperatura de calentamiento más alta de lo que esperábamos antes. Por eso debemos reducir las emisiones para mitigar el calentamiento climático», explica Peng.

La realidad es que la concentración de metano atmosférico volvió a aumentar en 2021, alcanzando máximos históricos, otro aspecto que ya está investigando este equipo internacional. «Mi grupo está trabajando en cómo las emisiones de metano de los humedales podrían retroalimentar el calentamiento futuro en este siglo. Llenar el vacío de datos existente es clave para obtener una mejor comprensión de este fenómeno», afirma Peng.

Reacciones al estudio

En opinión de Pep Canadell, director ejecutivo del Global Carbon Project e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia), que no ha participado directamente en la investigación de Nature: «Este estudio demuestra el alto nivel de alteración del planeta debido al cambio climático, ahora con un posible nuevo mecanismo de retroalimentación del calentamiento global del que pocos estudios habían demostrado anteriormente su gran importancia: un crecimiento en las emisiones de metano debido a un aumento en la precipitación en zonas pantanosas de los trópicos y temperaturas más altas en las zonas boreales frías, incluyendo aquellas con permafrost (suelos helados)«, ha dicho en declaraciones recogidas por el Science Media Center.

«Esta dependencia de las emisiones de metano con características climáticas (a mayor temperatura y pluviosidad, mayores emisiones procedentes de humedales) puede ser el origen de un mecanismo de retroalimentación positiva en el sistema climático que hasta ahora no ha sido contemplado y que puede dar lugar a que se vean incrementadas nuestras estimaciones sobre el calentamiento global futuro. El resultado de este trabajo nos muestra la necesidad de entender mejor las emisiones de metano procedentes de los humedales y su relación con las condiciones climáticas», ha añadido Ernesto Rodríguez Camino, Meteorólogo Superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española.

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