El día que Mañueco expedientó a 16 bomberos de Salamanca que protestaban por el «despilfarro»
Siendo alcalde de la ciudad su propio cuerpo de Bomberos le montó una protesta por gastar un millón de euros en una 'torre de fuego' con deficiencias, un conflicto que acabó en los juzgados tras suspender de empleo y sueldo a los agentes
El presupuesto para la extinción de incendios, o más bien la falta de dinero suficiente para enfrentarse al fuego, persigue a Alfonso Fernández Mañueco y le enfrenta de nuevo con los bomberos. El presidente de la Junta de Castilla y León ha tenido que ver como un retén de bomberos forestales que ha participado en la extinción de los violentos incendios de Zamora le reprochaba la inversión en esta materia en lo que para el político salmantino es un 'déjà vu' que le devuelve a febrero de 2013 cuando un grupo de bomberos de su ciudad le plantaron cara por el «despilfarro» en la lucha contra el fuego.
La situación ha vuelto a producirse este agosto de incendios forestales. Fernández Mañueco acompaña a los Reyes en una visita a Zamora. Felipe VI y doña Leticia saludan a una cuadrilla de extinción y, en la hilera de autoridades, está el presidente autonómico. Cuando llega el momento de estrechar la mano, uno de los bomberos de la brigada se dirige al político salmantino: «¿Somos un puto despilfarro?», le pregunta. El presidente autonómico no responde y ya no saluda al resto de bomberos.
Las imágenes muestran cómo el presidente de la Junta da una palmada al primero de los forestales presentes y no llega a estrechar la mano del segundo de la fila, que no le ofrece la suya. A partir de ese momento, Mañueco da un paso atrás y acompaña a los monarcas en su saludo, pero sin interactuar con los agentes.
Detrás de esta situación, las quejas que los sindicatos del sector y también diversos agentes medioambientales del operativo, a título personal, que llevan días denunciando la falta de medios y fallos de coordinación y, especialmente, las malas condiciones laborales en las que hacen su trabajo, con sueldos bajos, subcontratación a través de empresas y falta de reconocimiento de categorías profesionales.
El simbólico choque ha sido muy comentado y es el producto de un mes de agosto trágico en los bosques de Castilla y León, con miles de hectáreas quemadas en incendios que han escapado al control, tres fallecidos y fuertes protestas por los fallos y mal funcionamiento del operativo tres años después de los incendios de la sierra de La Culebra en Zamora y Monsagro en Salamanca.
El «despilfarro» de la torre de fuego
La palabra «despilfarro» vuelve a cruzarse en la relación entre Fernández Mañueco y el cuerpo de bomberos más de una década después de un sonado encontrozado que protagonizó en su propia ciudad en 2013. Es un 'despilfarro' diferente. Si en el caso de Zamora se le recordaba una frase del consejero de Medio Ambiente, que consideró un «despilfarro» mantener el operativo todo el año, el dispendio que se le criticó hace doce años en su ciudad era de otro tipo, pero también remitía a la mala gestión.
En febrero de aquel año, el cuerpo de extinción de la ciudad estaba en ebullición. Faltaban medios y personal y el contingente se organizó para reclamar mejores condiciones y derechos.
El punto culminante se produjo la mañana del 13 de febrero de aquel año. El entonces consejero de Fomento y Medio Ambiente, el leonés Antonio Silván, visitaba el parque de bomberos de Salamanca. El contenido de la convocatoria, conocer las nuevas instalaciones de la torre del fuego para la formación de bomberos de toda la Comunidad. Le acompañaba Alfonso Fernández Mañueco, ya alcalde de la ciudad.
La mejora de las instalaciones había sido iniciativa precisamente de Mañueco, que en 2011 firmó un acuerdo con el consistorio salmantino cuando era consejero de Interior para invertir 1.034.423 euros en dotar la torre del parque salmantino con diversos equipamientos para simular situaciones habituales en la extición de incendios urbanos.
Sin embargo, cuando en febrero de 2013 llegó la hora de 'presumir' de aquella inversión, los bomberos llevaban tiempo denunciando que mientras ellos eran pocos y no tenían equipo suficiente, se gastaba dinero en aparatos para la torre que, además, no sólo no servían para su entrenamiento, sino que tampoco funcionaban.
Mientras se producía la visita, un grupo de agentes del cuerpo de extinción de incendios de Salamanca desplegó una pancarta. Uniformados con el equipo reglamentario, pedían «menos políticos» y más educación y sanidad, mientras tachaban de «despilfarro» los 1.034.423 euros invertidos en la torre de fuego que Mañueco y Silván estaban inaugurando a unos metros de la protesta.
Mañueco expedienta a 16 bomberos
La protesta no gustó nada al entonces alcalde. Su respuesta fue aplicar mano dura y expedientar a los agentes con una suspensión de empleo y sueldo por un mes. El motivo, que «aunque hay libertad de expresión, un derecho constitucional, interrumpieron un acto institucional» y no se podía tolerar. Los afectados, 16 de los 25 participantes, empezaron a recibir las cartas en marzo de ese año, pero no se quedaron quietos.
En primer lugar, aseguraron que aquello era una protesta del cuerpo, no un acto sindical. Días después de recibir la comunicación de sus expedientes, se hicieron una foto en la puerta del cuartel y recogieron la firma de la práctica totalidad de los agentes del parque, 85 de 90, apoyando su reivindicación.
Fue el primero de los muchos actos que protagonizaron y que culminaron el 14 de diciembre de 2013 con una protesta en la Plaza Mayor de Salamanca. Allí exhibieron pancartas contra Mañueco, contra los jefes policial y de bomberos nombrados «a dedo» y exhibieron la pancarta de la polémica, la que sacaron el día que reventaron la visita institucional a la torre de fuego.
Mañueco pierde en los juzgados
Paralelamente, habían iniciado una batalla judicial para torcerle el brazo a Mañueco y que se archivaran los expedientes disciplinarios abiertos a los dieciséis bomberos por entender que eran «aleatorios y, por tanto, injustos, que atentan contra la libertad de expresión y suponen una medida intimidatoria». La tutela legal la llevó un abogado de CGT.
Algo más de dos años después, los bomberos le ganaban la partida a Mañueco y el Ayuntamiento de Salamanca en los juzgados. En abril de 2015 la justificia daba la razón a los 16 bomberos expedientados porque su protesta durante la visita no implicó que los manifestantes «interfirieran físicamente en el desarrollo de la misma, ni obstaculizara la actuación de los bomberos».
Los juzgados condenaron al ayuntamiento a devolver el importe íntegro del mes de empleo y sueldo con el que fueron sancionados, incluyendo intereses de dos años de pleito; y lo más importante, a eliminar la anotación del expediente de su historial laboral. El coste para las arcas municipales fue de algo más de 50.000 euros. «Respeto la Administración de Justicia. Y sus decisiones. Y punto. Y nada más», fue la respuesta de Mañueco al ser preguntado.