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Mónica Rico
Cuéllar
Viernes, 30 de agosto 2019, 11:33
El cuellarano Jesús Ángel Arévalo, de 61 años, soltero y trabajador de la empresa avícola Uvesa, donde tenía previsto jubilarse en los próximos meses, falleció este jueves en el quinto y último encierro de las fiestas de Cuéllar. La víctima, que estaba en la zona del Embudo, recibió varias cornadas en el tórax y el cuello. Resultaron mortales. Trasladado con urgencia a la enfermería de la plaza de toros, los facultativos solo pudieron certificar que había fallecido. Los encierros de Cuéllar finalizaron de la peor forma posible. El alcalde, Carlos Fraile, explicó a Ical, que en esa zona no se puede situar «ningún tipo de personas», pues en la tapia donde ocurrió el incidente «hayuna señal que indica que está prohibido permanecer en ese lugar», infoma Ical.
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El suceso ocurrió en la zona derecha en el descenso del Embudo. Allí existe un muro de ladrillos que cierra un talud de tierra y allí se parapetaba la víctima. Fue el último novillo del encierro, que había quedado retrasado antes en una tierra de girasoles, el que, durante el descenso, subió un poco por la ladera y se dirigió hacia el hueco interior, situado detrás del muro, donde propinó varias cornadas a Jesús Ángel, sin que nadie, ni otros espectadores que había en el lugar ni los jinetes que se acercaron, pudiera hacer nada para desviar la atención del morlaco.
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Segundos después, uno de los jinetes conseguía que el astado se centrara en su presencia. Logró así que el toro saliera del lugar, y, mientras los caballistas trataban de dirigirlo hacia las calles de la villa, una camioneta de los servicios de seguridad del encierro se dirigió hacia la zona. En la 'pick-up' fue trasladado el herido, que estaba inerte, hasta la ambulancia más cercana. En el trayecto le acompañó un Guardia Civil del destacamento de caballistas, y también realizó una gran labor en las calles, abriendo el paso a las ambulancias hasta la enfermería del coso taurino.
Minutos después, la posibilidad de que la persona hubiera fallecido comenzó a extenderse como realidad entre los vecinos. Aunque no fue hasta las pasadas las 11:00 horas que la muerte se hizo oficial. Fue el alcalde, Carlos Fraile, quien comunicó la noticia, y apuntó que se había preferido esperar a la llegada de los servicios forenses para darla a conocer. Comentó además que en el lugar del suceso hay una señal que prohíbe permanecer allí durante el encierro.
Jesús Ángel Arévalo recibió varias cornadas «incompatibles con la vida», explicó el alcalde. La víctima había llegado cadáver a la enfermería de la plaza de toros. «No se ha podido hacer nada por salvar su vida», aseguró, y anunció que la familia ya había sido informada y había recibido las condolencias de la corporación municipal, que el alcalde extendió a todos los vecinos de Cuéllar «por esta trágica noticia».
Del dolor del hermano de la víctima fue testigo el jóven herido en el encierro del lunes que acudió este jueves a la enfermería de la plaza de toros de Cuéllar, como le había indicado la cirujana, para que le quitaran el drenaje de la herida. Allí, vio salir de la enfermería al hermano de Ángel Arévalo. Anonadado por la trágica noticia, el hombre solo acertó a decir que «acaba de fallecer mi hermano Ángel con 61 años» y que iba a decírselo al resto de la familia.
Los grupos políticos del Ayuntamiento y las asociaciones vinculadas al encierro en la villa también se expresaron el dolor y la consternación por el suceso y manifestaron su pésame a la familia y amigos del fallecido.
El Ayuntamiento decretó tres días de luto oficial. Las banderas lucen a media asta, y fue suspendido el encierro de promoción; en el resto de las actividades que se desarrollaron en la última jornada festiva, que se tiñó de tristeza y amargura, se guardaron al inicio sendos minutos de silencio en señal de dolor y recuerdo de Jesús Ángel Arévalo. El primero fue en la tronadera, que como los de la novillada mixta y antes del desfile de pandas y peñas, concluyeron con un rotundo aplauso de los cuellaranos, en memoria del vecino fallecido.
Soltero y sin hijos, Jesús Ángel Arévalo era un buen aficionado a la pesca. Trabajaba desde su apertura en una planta de sacrificio y procesado de pollos de la empresa Uvesa en Cuéllar, donde sus compañeros le recuerdan con gran cariño como una gran persona, trabajador y divertido, pues siempre realizaba bromas y chascarrillos. Entre sus planes de futuro se encontraba jubilarse en los próximos meses.
La capilla ardiente se abrió ya este jueves por la tarde por la tarde y permanecerá durante la mañana del viernes, hasta las 16:00 horas, cuando se celebrará el funeral en la iglesia de San Miguel. El entierro tendrá lugar en el cementerio municipal de Cuéllar.
En la enfermería de la plaza de toros también fueron atendidos ayer varios heridos. Dos de ellos fueron trasladados al Hospital General de Segovia con distintas contusiones, aunque, según afirmó el alcalde, sus heridas «no revisten mayor consideración». Uno es un caballista que cayó de su montura tras pasar el primer túnel, en el descenso de la cuesta posterior, que fue atendido 'in situ' por uno de los equipos médicos que cada día realiza el recorrido del encierro, para ser trasladado en ambulancia primero a la enfermería de la plaza y después al hospital. El segundo contusionado fue un espectador de la zona del Embudo. Además, también requiriró asistencia otro caballista que presentaba un golpe en un brazo, sin que fuera necesario su traslado a un centro hospitalario.
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