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La 'Estatua de la Unidad', en el estado indio de Gujarat. Amit Dave/reuters
Las estatuas más altas y sus polémicas colosales
¿Sabías que...?

Las estatuas más altas y sus polémicas colosales

Un viaje por cuatro continentes para visitar figuras enormes que no suelen dejar indiferente a nadie

Domingo, 1 de noviembre 2020, 00:23

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Muchos budas y un político

Por alguna razón, los más aficionados a crear estatuas de dimensiones colosales son los asiáticos. De los 25 monumentos más altos que representan una figura humana, nada menos que 23 se reparten entre países de ese continente. Una buena parte de estas efigies con tamaño de rascacielos son representaciones de Buda, pero la mayor de todas, de 182 metros sin contar el pedestal (que tampoco se queda corto, con otros 58 metros), es una imagen del político Sardar Patel, uno de los 'padres fundadores' de la India. La 'Estatua de la Unidad', que ese es su nombre oficial, se inauguró hace dos años en el estado de Gujarat y en su construcción se aprovechó el metal de miles de aperos donados por granjeros. El coste rondó los 350 millones de euros, lo que generó una polémica que resulta más o menos consustancial a todas las iniciativas de este tipo, pero que tiene especial delito en un monumento consagrado a la unidad.

La espada que pudo romper la patria

No consta que la estatua más alta de Europa generase grandes polémicas de ese tipo, pero también es verdad que se levantó en 1967 en la URSS, donde no se alentaba el debate popular sobre los proyectos de estado. 'La Patria llama', de 85 metros, se sitúa en el noveno puesto del ránking mundial y es la representación más grande de una figura femenina. Está en Volgogrado, la antigua Stalingrado, en el centro del conjunto que recuerda a los héroes de la dramática batalla de la Segunda Guerra Mundial. La mujer, encarnación de la patria, porta una espada en la mano derecha y levanta la izquierda convocando a la lucha. Está hecha de hormigón a excepción de la espada, que es de acero inoxidable: hubo que cambiársela en 1972 porque la anterior ofrecía demasiada resistencia al viento y amenazaba con romper el brazo de la estatua, una fragmentación de la patria soviética que nadie estaba aún dispuesto a tolerar.

Mazinger-Z en la América prehispánica

Al contrario de lo que sucede en Asia y Europa, no parece que nadie fanfarronee de tener la estatua más alta de América, quizá porque el dictamen resulta lioso. La de la Libertad mide 46 metros (aunque el pedestal la eleva a 93). En Arecibo (Puerto Rico) esta la llamada 'Estatua de Colón', de 110 metros, pero no cumple el requisito de representar una figura humana, ya que el velamen de las carabelas se lleva buena parte del conjunto. En Venezuela se encuentra la mayor Virgen del mundo, de 46,7 metros, pero parece que el primero de la lista debería ser el 'Guerrero Chimalli' de 50 metros que domina desde 2014 el casco urbano de Chimalhuacán (México). Aceptaremos su condición de persona, aunque los memes de internet prefieren presentarlo como un robot a lo Mazinger-Z. El guerrero es de metal, está pintado de rojo y se compone de figuras geométricas básicas que le dan un aspecto... chocante, más futurista que prehispánico. Según el gobernador, «protegerá a los habitantes de Chimalhuacán de la pobreza», aunque muchos de ellos creen que les habría protegido mucho mejor el millón de euros que costó.

Entre los clérigos y las feministas

En Senegal se levanta desde 2010 el 'Monumento del Renacimiento Africano', la estatua más alta de ese continente. Con 52 metros, representa a una familia: el hombre rodea con el brazo derecho a la mujer y alza en la mano izquierda a un crío. Digamos que la obra, construida por un equipo norcoreano, fue criticada desde diversos ángulos: los clérigos musulmanes deploraron la desnudez de la mujer; las feministas, su actitud sumisa ante el varón; y unos y otros, extrañamente unidos, lamentaron la fealdad general del conjunto, su diseño «estalinista» y el coste de veinte millones de euros. Sus defensores, igual que los del 'Guerrero Chimalli', tiraron de un argumento clásico: también la torre Eiffel causó escándalo en su momento. Pero uno de los críticos respondió así: «Los franceses, antes de construir la torre Eiffel, ya habían solucionado el asunto de la comida».

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