Debate ante la fábrica de armamento en un pueblo de León: «Si hay trabajo, la gente joven se quedará»

La posible instalación de una fábrica de armamento en Valderas ha abierto un debate en la localidad, donde la despoblación y la falta de empleo han sido problemas persistentes.

Con una inversión de más de 30 millones de euros y la promesa de generar al menos 70 puestos de trabajo, muchos vecinos ven en este proyecto una oportunidad para «revitalizar» el municipio. Sin embargo, el proceso burocrático sigue retrasando el inicio de las obras.

Pedro Guerra, alcalde de Valderas hasta su dimisión el pasado martes 11 de marzo, explicó que la empresa aún está «a la espera de los permisos necesarios» por parte de los ministerios de Defensa, Interior e Industria, además de la Junta de Castilla y León. Según sus palabras, estos trámites «pueden alargarse hasta un año» antes de que la construcción pueda comenzar.

La incertidumbre que rodea al proyecto contrasta con la expectativa de buena parte del vecindario, que lo considera una «oportunidad clave» para la economía local.

Regino Fernández, vecino de Valderas desde hace más de cuatro décadas, cree que cualquier inversión que llegue al pueblo será «positiva».

Considera que el empleo que pueda generar la fábrica será «clave para evitar que los jóvenes se marchen» y confía en que, si hay estabilidad laboral y seguridad, algunas familias decidirán quedarse.

Sin embargo, también muestra escepticismo respecto a la política y su influencia en el proyecto, recordando cómo en el pasado la localidad tuvo varias empresas importantes, como fundiciones y constructoras, que terminaron desapareciendo.

Entre quienes apoyan la iniciativa también está Juana Gallego, quien, aunque ya es mayor y no tiene hijos en el pueblo, espera que la fábrica ayude a «rejuvenecer» la población.

Para ella, Valderas ha perdido vida en las últimas décadas y la llegada de nuevos trabajadores podría mejorar la situación. No tiene claro si el tipo de industria que se va a instalar podría suponer algún problema, pero cree que, «si ayuda al desarrollo del municipio, merece la pena intentarlo».

Otro vecino, Teófilo Hernando, destaca que la ubicación de la fábrica, fuera del núcleo urbano, es «un punto a favor». En su opinión, cualquier negocio que traiga empleo será «positivo» para Valderas, siempre y cuando las contrataciones se enfoquen en «los vecinos del pueblo y no en trabajadores de fuera».

Sagrario Marcos comparte esta visión y ve la fábrica como una «posibilidad de generar trabajo tanto para los habitantes de Valderas como para personas de las localidades cercanas».

Cree que siempre habrá opiniones a favor y en contra, pero recuerda que en la zona ya hubo en el pasado instalaciones industriales similares sin que representaran «un problema». Además, considera que, aunque Valderas esté a 60 kilómetros de León, muchas personas podrían desplazarse diariamente para trabajar, lo que beneficiaría la actividad económica del pueblo.

A pesar del respaldo «mayoritario» de los vecinos, la fábrica sigue dependiendo de la aprobación de permisos y de la resolución de trámites administrativos.

La dimisión del alcalde añade un elemento más de incertidumbre, dejando al Ayuntamiento en un momento de transición justo cuando se necesitan decisiones «clave» para el futuro del municipio.

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