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La campaña agrícola de primavera en la provincia de León avanza con dificultades. Las intensas y persistentes lluvias han alterado el calendario previsto, provocando un fuerte retraso en las siembras y las labores de campo.
El ritmo de trabajo se ha partido en dos: mientras que los cultivos de secano intentan seguir su curso, los de regadío se ven frenados por un suelo saturado de agua que impide siquiera entrar a trabajar.
José Antonio Turrado
Portavoz de Asaja
Así lo resume José Antonio Turrado, portavoz de Asaja, que alerta de una situación preocupante para los agricultores de la provincia. Tras cada episodio de lluvia, se necesitan entre cinco y seis días de secano para poder entrar al campo. Sin embargo, esa ventana no ha existido en las últimas semanas. «No hemos tenido oportunidad de actuar», lamenta Turrado. Y añade: «ahora no hablamos de cinco o seis días, sino de bastantes más, porque la cantidad de agua caída, entre 30 y 40 litros por metro cuadrado, es mucha para estos terrenos».
Los cultivos más afectados por este retraso son los de regadío: maíz, remolacha y girasol. Según explica Turrado, muchos de ellos aún no han podido ser sembrados o están solo parcialmente sembrados. «Ya hay una preocupación importante entre los agricultores que no han podido sembrar o que les falta una parte importante por sembrar», señala.
El problema es que, aunque las previsiones meteorológicas no son favorables, los agricultores no se plantean renunciar a sembrar. «Hoy por hoy, el único planteamiento que tiene el agricultor es el de sembrar, no el de dejar fincas sin hacerlo».
El retraso, sin embargo, ya se traduce en un menor potencial de producción. «Ahora como agricultor te enfrentas a una campaña sabiendo que no vas a conseguir producciones récord», admite el portavoz de Asaja. Sembrar maíz o remolacha con un mes de retraso reduce considerablemente las expectativas de rendimiento.
Además, muchos agricultores serán conscientes de que producirán a pérdidas: «sabemos que todo lo que se cultive saldrá con menos éxito», afirma.
A los cultivos de primavera se suma otro problema: el retraso en la recogida del primer corte de alfalfa y otros forrajes. Aunque el secano necesita menos intervención inmediata, este es el momento clave para recoger esos cultivos y evitar que pierdan valor. «Si se retrasa la recogida, se pierde calidad y se pierde producto», advierte Turrado.
José Antonio Turrado
Portavoz de Asaja
El forraje que permanece demasiado tiempo sobre el suelo mojado se vuelve más duro, fibroso y puede llegar incluso a pudrirse. Esto lo devalúa frente a los compradores, en su mayoría ganaderos, que necesitan un producto nutritivo para alimentar a su ganado. «Vendes los mismos kilos o más, pero los ganaderos no lo aprecian porque la calidad es lo más importante para ellos», explica. Si el forraje pierde calidad, también pierde precio en el mercado.
Frente a la preocupación por el maíz, la remolacha o el girasol, hay cultivos que aún pueden entrar en plazo. Las alubias están dentro de su ciclo y aún podrían sembrarse sin consecuencias graves.
En el caso de las patatas, el retraso no inquieta tanto, ya que su periodo de siembra es más amplio y su presencia en la provincia es limitada.
El campo leonés acumula ya cerca de un mes de retraso en las labores de primavera. Las lluvias no dan tregua, y las previsiones meteorológicas a corto plazo no auguran mejoras. El campo necesita secarse para permitir avanzar con las siembras y recogidas, pero cada nuevo frente de lluvias impide avanzar.
Sonia Castro, agricultora, ganadera y portavoz de UGAL-UPA en León, ha asegurado a este medio en cambio que la campaña de siembra está bastante avanzada en la provincia, aunque reconoce que aún hay zonas donde no se ha podido sembrar debido al exceso de humedad en el terreno.
Sonia Castro
Portavoz de UGAL-UPA
Según explica, «yo creo que la siembra de remolacha ya está completa y queda algo de maíz y girasol», aunque puntualiza que en la comarca de Payuelos es donde se registra un mayor retraso, así como en fincas más húmedas o con remanos.
Además de la siembra, empieza a preocupar la imposibilidad de realizar tratamientos herbicidas, especialmente en parcelas de remolacha y en maíz que ya ha nacido, lo que podría afectar al desarrollo óptimo de los cultivos en las próximas semanas.
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