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Astorga entona el Pueblo Mío ante el Desenclavo
El Viernes Santo astorgano comienza con «la carrera de San Juanín» y finaliza con la Salve a la Soledad tras pasar por el Sermón de las Siete Palabras y el Santo Entierro
«Pueblo Mío, ¿qué te hice?, ¿por qué me has crucificado?». Con este cántico entonado por los cofrades de la Santa Vera Cruz y Confalón, tenía lugar en la tarde de este Viernes Santo uno de los actos centrales de la Semana Santa de Astorga, el desenclavo del Cristo Yacente, uno de los eventos más sobrecogedores y vistosos de esta semana de Pasión.
Eran las 18.30 horas cuando la hermandad salía de su cabildo con una de las procesiones que más pasos pone en la calle. La Cruz Dorada abría la comitiva de la que también formaban parte, entre otros, el Descendimiento, que este año cumple 100 años, la Virgen de la Piedad, el Cristo Crucificado y San Pedro. Además de numerosos hermanos de filas también formaron parte de la procesión la Cofradía del Santo Cristo del Desenclavo de la capital leonesa con la que la Vera Cruz está hermanada desde el año 1999. Los pasos estuvieron acompañados por la Banda de Gaitas Sartaina, una sección militar, que acompañó a la Banda del Acuartelamiento Santocildes y la Banda de la Vera Cruz.
Además, la Cofradía procesionó los atributos de la Pasión: Gallo, Dados, Columna y Azotes, Corona de espinas, Clavos, Martillo y Tenazas, Lanza y Esponja, Descendimiento y el Cáliz.
El momento álgido llegó cuando San Juan «El Guapo» y La Soledad flaquearon el acto de entrega del Yacente, portado por los soldados del Ralca 63, a los cofrades de la Vera Cruz que llevaron a cabo el desenclavo, siguiendo una tradición centenaria. Tras el mismo tuvo lugar su recogida en su urna decimonónica para continuar con la procesión que finalizó con la reverencia del discípulo amado a la Virgen y el canto de la Salve popular. Antes de ello, el Juez de Penas retiró la corona de espinas, y envolvió la imagen del Cristo con el Sudario para bajarlo de la cruz una vez retirados los clavos.
El encuentro y el Sermón de las Siete Palabras
Pero Astorga madruga en Viernes Santo. A las 08.00 horas, la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad subía la cuesta del barrio de Puerta de Rey para llevar al centro de la ciudad al Nazareno y a San Juan y representar uno de los momentos más impresionantes de la Pasión.
Tras recorrer las calles del centro de la ciudad, miles de personas se agolpaban en la Plaza Mayor donde, a la entrada de la Virgen Dolorosa, San Juanín, a hombros de cuatro cofrades, realizó una inquietante carrera y anunció el prendimiento de Cristo. Los braceros de la Dolorosa avanzaron de manera honrosa para que la Madre viera a su hijo de camino a la cruz.
Él misma protagoniza otro de los momentos más impactantes, cuando la Verónica inicia su recorrido con un paño blanco, con el cual limpió la sangre del rostro de Cristo en su calvario hacia la Crucifixión, momento el paño que porta se queda impregnado por el rostro de Jesús.
Esta es una de las procesiones más populosas y plásticas gracias al gran número de pequeños pasos que lleva y que cumplen la función original de la Semana Santa como es explicar la Pasión y Muerte de Cristo. Y es que además de las imágenes ya citadas, las Lágrimas de San Pedro, la Flagelación de Cristo, la Coronación de Espinas, la Presentación de Jesús al Pueblo o los Preparativos de la Crucifixión forman también parte de la procesión.
A media mañana, también el barrio de San Andrés salió a la soleada mañana astorgana para acompañar a una de las imágenes que más fervor levantan en la ciudad, el Bendito Cristo de los Afligidos, un Cristo de tres clavos, con gran realismo y constitución vigorosa, data en la segunda mitad del siglo XVII.
Esta imagen forma parte de la procesión que finaliza con el paso de la Cruz del Sudario y de la que forman parte importante las Cruces Pardas que forman, junto a la imágenes, un Vía Crucis que acorde puntual cada Viernes Santo al atrio de la S.A.I. Catedral de Astorga para celebrar el Sermón de las Siete Palabras.
La Soledad
Preludios todos estos actos de la quieta noche de Viernes Santo cuando La Soledad se convertirá en la Dama de Astorga. El incienso llena las calles abarrotadas tras el turbador momento del Desenclavo para dejar paso al dolor de un madre a la que solo las hermanas del Convento de Sancti Spíritus se atreven a calmar con el rezo cantado Sola con tu Soledad. Abre la Procesión la Cruz Verde, a continuación la Farola, con su luminosidad y colorido, después, San Juan, que con su sentimiento acompaña a la Madre de Jesús.