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Nikita Efremov da vida a Alekséi Pazhitnov, creador de 'Tetris'. Angus Pigott
La fascinante historia detrás de 'Tetris'

La fascinante historia detrás de 'Tetris'

Una película estrenada en Apple TV+ aborda el desarrollo en la URSS y la venta del juego que ha vendido más de mil millones de copia

Iker Cortés

Madrid

Domingo, 2 de abril 2023, 00:00

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No era fácil trasladar a un largometraje una historia tan intrincada y compleja como la que tiene detrás 'Tetris'. Sí, Alekséi Pázhitnov, a quien da vida Nikita Efremov, diseñó y desarrolló un juego brillante en 1984, cuando trabajaba en el Centro de Computación Dorodnitsyn de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (URSS) en Moscú, pero lo que pasó después es un relato que, sin acción, aúna espionaje, sobornos, negociaciones, contratos fraudulentos, comunismo, KGB, turbios negocios, corrupción, mentiras, medias verdades y una carrera por hacerse con los derechos de un título que acabó vendiendo más de mil millones de copias en todo el planeta y del que, en pleno siglo XXI, se siguen lanzando entregas tan maravillosas como 'Tetris Effect' o 'Tetris 99'.

Escrita por Noah Pink y dirigida por Jon S. Baird, la cinta que acaba de estrenar Apple TV+ y que ronda las dos horas de duración, se aprovecha de muchas de las convenciones del medio para ponerlas en favor de la narración, dividiendo la historia en cuatro niveles, como si fueran las cuatro pantallas que el jugador debe sortear hasta acabar el título.

Ese jugador es Henk Rogers (Taron Egerton), un programador afincado en Tokio, que a finales de los ochenta se encontraba en el CES de Las Vegas, la feria de electrónica de consumo más importante del mundo, tratando de vender, sin éxito, su versión digital de Go, un milenario juego de mesa japonés con cierto parecido a las damas. Entre televisores, reproductores de vídeo y música, cámaras y todo tipo de 'gadgets', los videojuegos iban conquistando su espacio en la célebre cita a través del avance de los ordenadores personales y de consolas como NES, pero nadie reparaba en el stand de Rogers, que tenía que ver cómo su propia azafata disfrutaba de uno de los otros juegos que se exhibían en la feria.

Aquel título se llamaba 'Tetris' y había llegado a la feria a través de Robert Stein, un tipo que se ganaba la vida adquiriendo los derechos de juegos al otro lado del telón de acero y vendiéndolos en occidente. Stein ya había vendido la licencia a Mirrorsoft, una división dedicada al videojuego del grupo de comunicación del Daily Mirror, pero a Rogers el título le asombró tanto -«basta jugar cinco minutos para que sueñes con que están cayendo las piezas», llega a decir- que acabó hipotecándose junto a su esposa y su compañía de videojuegos para hacerse con los derechos y venderlo en Japón en sus versiones de consola, ordenador y máquina recreativa. Luego descubriría que a Stein, en realidad, aquellos derechos no le pertenecían del todo.

Comenzaba así una competición y una carrera fascinante, que llevó a Rogers a viajar por EE UU, Japón y la Unión Soviética, a unir fuerzas con Nintendo -Atari entraría también después a pelear por el juego- y a impulsar una sinergia que a la postre se convertiría en todo un éxito: en lugar de con 'Super Mario Land', como estaba previsto, cada Game Boy que se pusiera a la venta lo haría con el 'Tetris' de regalo. Aquello garantizaría que no solo los niños se entusiasmaran con la máquina, sino también los adultos.

El propio Pázhitnov confesaba en el Fun & Serious de Bilbao de 2015 que el de la Game Boy fue uno de los muchos hitos afortunados en la historia del juego: «En cierto modo fue casi místico porque parece que el juego y la consola fueron hechos el uno para la otra. Fue un título excelente para una plataforma revolucionaria que ayudó, además, a llevar los videojuegos a los adultos porque su contenido es abstracto. Fue un título perfecto para introducir la plataforma y es la plataforma perfecta para jugar a 'Tetris'. Y de hecho sigue siendo mi versión favorita».

Togo Igawa, Nino Furuhata y Taron Egerton.
Togo Igawa, Nino Furuhata y Taron Egerton. Angus Pigott

Con unas buenas interpretaciones y una ambientación a la altura, en la que contrastan la calidez tokiota con la frialdad y la austeridad moscovita, 'Tetris' comienza con buen ritmo, a veces hasta trepidante, pero flaquea hacia la mitad del metraje. No ayuda que la narración no sea del todo coherente, con una voz en off que aparece y desaparece a su antojo, y con una estética que inicialmente tira mucho del 'pixel art' y luego no vuelve a salir hasta el final, en una de las pocas licencias que se toma la película para introducir algo de acción.

Casi un documental

Y es que a veces 'Tetris' parece más un documental que una película basada en hechos reales. La cinta describe cómo Pázhitnov diseñó el título en su primer ordenador de sobremesa, un Electronika 60 tan rudimentario que no podía mostrar gráficos, así que las piezas estaban dibujadas con paréntesis. El juego causó furor en la Unión Soviética, pero Pázhitnov había desarrollado el título bajo el régimen comunista y no tenía ningún control sobre su obra.

Rogers también quería cambiar eso y prometió a Pázhitnov que llegado el momento le concedería todo el crédito que se merecía -la cena en casa del creador de 'Tetris' y la fiesta en la noche de Moscú son dos de los momentos más bellos de la cinta-. Y así fue. En 1996 ambos fundaron The Tetris Company, desde la que publican todas las nuevas entregas, en las que no participa de forma activa. «Me muestran las nuevas versiones, juego y piden mi opinión, que a veces tienen en cuenta y otras no. Mi papel ahora es más pasivo pero sí abordamos temas estratégicos: qué tenemos que hacer, dónde queremos que vaya 'Tetris', cómo ajustamos la interfaz del usuario para nuevas plataformas y cosas así», contaba en 2015.

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