Solución u ocurrencia

Existen muchas formas de gobernar, tantas como diferentes somos las personas, ya saben aquello de que cada maestrillo…, sin embargo si hay algo que todos los politólogos, políticos, asesores y personal dedicado a este mundillo tenemos claro, es que lo primordial en un buen gobernante es no crear problemas allá donde no los hay.

Es cierto que la situación creada por los remanentes municipales viene de la época del gobierno de Mariano Rajoy, es verdad que la Ley Montoro fue la que estableció un marco normativo que obligaba a los ayuntamientos a manejarse en términos de estabilidad presupuestaria impidiendo que los mismos se endeudaran. Sin embargo esa tropelía popular no puede ser la excusa para que este gobierno pretenda adueñarse de casi 15.000 millones de euros generados por el ahorro de los ciudadanos de Santa María del Páramo, de Sariegos, de Cabreros del Río, de Cremenes o de Cabrillanes por ejemplo.

Bien ahorrado se tenía el ejecutivo de Sánchez e Iglesias una polémica estéril como esta, una polémica que amenaza con acabar de un plumazo con la política de consenso en la casa asociativa de los consistorios, que rompe con los acuerdos institucionalizados que han acompañado siempre el camino de la FEMP. Y es que parece absurda la propuesta de Sánchez y Abel Caballero, planteando a los municipios quedarse con su ahorro para dentro de 15 años devolvérselo y así permitirles invertir parte del remanente que hasta ahora se ha convertido en dinero retenido merced, eso sí, a la política económica del Partido Popular. Más que solución u ocurrencia, parece Chantaje: te permito gastar si tú me cedes durante 15 años la pasta.

Detrás de todo ello subyace una situación tan peregrina, absurda e incomprensible, que permite al estado y a las autonomías incrementar año tras año su déficit, mientras los ayuntamientos han de practicar el ahorro obligado sin posibilidad de reinversión, gracias a eso llamado estabilidad presupuestaria.

Detrás de la disputa, numerosas incógnitas y conflictos, nada conseguirán dividiendo los ayuntamientos en bloques, nada conseguirá el PSOE mandando a sus ayuntamientos a defender lo indefendible frente a todos los demás, el PSOE contra el mundo (sólo el PSOE porque UP tiene escaso poder municipal y por tanto poco le va en esta guerra), es más, vaticino que poco a poco irán desertando del bloque socialista ayuntamientos de su signo que con la excusa de la voluntariedad han encontrado el punto justo para desmarcarse de la ocurrencia.

Así las cosas, sigue sin solucionarse lo que los ayuntamientos han pedido y que no es otra cosa que poder reinvertir su ahorro en políticas activas que ayuden a mejorar la crisis económica y sanitaria que ha desencadenado la pandemia, no exigen endeudarse como lo hace el Estado y las autonomías, sino lo que piden es poder gastar aquello que ha ahorrado en un momento clave, en fin autonomía local esa que PP y PSOE esgrimen cuando quieren, aunque ya se ocupan ellos de legislar para limitar la misma.