La política como problema y no como solución
Hemos pasado de un Estado de Alarma a un Estado de Confusión
La desastrosa estrategia legal impulsada por el Gobierno de la Nación permite a las comunidades autónomas recurrir ante el Tribunal Supremo en casación las decisiones de los Tribunales de Justicia generando un caos jurídico.
Esta estrategia se ha traducido en una reforma urgente -y precipitada- del recurso de casación para atribuirle al Tribunal Supremo la competencia para establecer doctrina sobre la posición de los órganos jurisdiccionales en el ámbito de las decisiones generales adoptadas sobre las emergencias sanitarias cuando afectan al ejercicio de los derechos fundamentales.
Esta reforma es fruto de una de las capacidades que más ejercita este Gobierno: la improvisación.
Pero lo que no cabe duda es que una situación como la presente no se soluciona con improvisación sino a través de la configuración de un marco jurídico reflexionado, eficiente y eficaz para que los poderes constitucionales no señalen culpables de una situación que admite otras soluciones en las que el conjunto del ordenamiento se encuentra más cómodo.
Desde el punto de vista jurídico, esta propuesta tiene más posibilidades de generar problemas que de solventarlos toda vez que las decisiones judiciales se producen en el marco de la ley y, conviene recordar, que las leyes en un estado de Derecho no las hacen los jueces, sino los políticos.
Hemos pasado de un Estado de Alarma a un Estado de Confusión.