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Las espectaculares vistas aéreas de León desde el globo de Efrén. Un viaje alucinante. ÍKARO
Ir con todo
ANDAR Y CONTAR

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Encuentro una lista que hice hace años con cosas que me encantaban y parece que una es cazurra hasta con los gustos, porque firmaría de nuevo todas. Pero hay más, cada vez hay más, y que nunca se me olvide la larga ristra de lo que me hace feliz, para seguir aumentándola

Miércoles, 14 de diciembre 2022, 18:17

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Lo primero es vivir: «primum vivere», carpe diem. Vivir, esperar, confiar. Siempre seguir, ir con todo. Después, si la lista va por orden de prioridades, muy arriba tiene que estar siempre lo de escribir, por oficio y por pasión. Que no se me olvide nunca lo que me gusta contar, aporrear el teclado con tantas ganas, tomar notas por todas partes (y luego encontrarlas). Siempre tengo ganas de escribir. Casi siempre tengo ganas de leer. Y a veces desconecto no haciendo nada: tumbarme, pedirle mi lista de música a Alexa mientras maquino nuevos proyectos o cómo avanzar en los actuales. Hacer listas de lo que tengo que hacer al día siguiente. Ir tachando las cosas que ya.

Me chiflan los viajes. Algunos museos. Conducir si hay luz. Trasnochar. Preparar entrevistas. Los detallistas. Los generosos. Conocer gente interesante. Los huevos fritos con pimentón y sus patatas fritas a gajos. El cine. Las series breves. El periodismo. Los tíos inteligentes. Hacer entrevistas. Los ingeniosos. Mi móvil. Los abisinios y las garrapiñadas de Medina. Las marinas. Las amigas de siempre. Las amigas que acaban de llegar y te hacen sentir en casa. Los amigos de siempre. La nariz de payasa. Los que conoces por casualidad y se quedan para siempre. Los abrazos eternos, no siendo yo muy de ir achuchando. Llorar de risa. Pintarle el segundo ojo al daruma. Coleccionar stickers cachondos. Los imanes de la nevera. La colonia de siempre.

Me encantan los retos. Los a que no eres capaz de, a que no te atreves, no lo vas a conseguir. La gente alegre. Los que escuchan. Las camas inmensas. Los generosos. Empezar un libro. Comprar más libros. Ir leyendo los acumulados hasta que baje el montón de libros pendientes. Leer entrevistas. Avanzar en mi novela. La Leica que le copié a Kim por culpa de Fer. Su funda de cuero negro. Un baño caliente. Conseguir entrevistas. Las velas. Escuchar a Javier del Pino. Dejarme abducir por los podcasts de Sonora. Leer sobre podcasts. Trabajar feliz en un proyecto documental.

Me entusiasma dormir acompañada. Los mimos. Las excursiones. Visitar pueblines. Los planes improvisados de domingo, con vermut incluido donde menos te lo esperes. Celebrar los aniversarios, los cumpleaños, la vida. Organizar cumpleaños sorpresa. Sorprender a quienes quiero. Cuidarlos, quererlos, decírselo sin palabras. Encargar tartas con mensaje. Escribir reportajes. Atesorar miles de fotos en el móvil y encontrar la que busco cuando la necesito.

Me gusta el bótox en el pelo, llevarlo liso, que no se rice tanto. Pintarme las uñas de rojo o de málagawine. Las joyitas pequeñas. Viajar en globo. Los diamantes negros. El topacio London blue. Tener tres gafas para leer y que no estén nunca donde las necesito, conseguir ver. El circo del sol. Los conciertos en el Teatro Real. Los niños. Los reencuentros. Ir de la mano. Besar con ganas. Que se alegren de verte, que te lo digan, que te llamen para un buen plan.

Me flipa la fotografía, la gastronomía, viajar. Conocer lugares nuevos, visitar por fin restaurantes que tengo en una lista, repetir tiempo después, descubrírselos a alguien querido. Ir a la nieve. Tirar cuatro bolazos. Bajar a culadas en un saco, como en el pueblín de niños. Encontrar setas de cardo, níscalos, boletus. Que me regalen un par de amanitas cesáreas y comerlas crudas, aunque luego me sienten mal. Los planes con amigas. Que te cuenten buenísimas noticias, alegrarte de corazón y celebrarlo. Brindar por cualquier motivo, porque siempre sobran, y si no se sueñan. Las fotos antiguas. La fabada. Tener coche, o que te presten un cochazo que te encante. Buscar regalos. La gente brava. Volar en globo. Los quesos. Viajar en avión. Volver a Marrakech, y a Oporto, y a Nueva York. Seguir soñando con conocer el Taj Mahal. Hacer fotos de niños, de edificios, de platazos. Las croquetas. El tuétano. La cocina japonesa. Los sesitos rebozados. La casquería. El chorizo de Honorio. Las anchoas. El cochinillo. Los hojaldres de invierno de Reinosa. Penélope Cruz. Los brindis. La trufa. Las empanadillas de mamá.

Puestos a pecar, que no falten nunca las burbujas. Ni unas cañitas, para mí con gas. Ni un vino especial. Cada vez me gustan más los vinos blancos. Madrid, siempre Madrid. Recomendar mis restaurantes favoritos. Las noches locas. La tortilla de patata sin cebolla. No volver a quedar con quien nunca estaba. Las fotos con recuerdos que te hacen sonreír. Las vacaciones. Tomar el sol. Las ancas de rana picantes. Las piscinas. Los paseos sin prisas. Los sueños que se cumplen. Las cartas. Los wasaps inesperados. Las ilustraciones de 72kilos. Las de Lapatbol.

Releer a Leila Guerriero, a Javier Marías, a Sandor Marai, a Jabois. Navegar con los ojos cerrados. Los valientes. Los que sonríen. Los bolsos grandes. Las manos finas. El oro blanco. La ternura. Los que siempre están. Los albariños, los godellos, los vinitos del sur. Sanlúcar, Chipiona, Cádiz, Barbate. La lotería de navidad. Los masajes. Que se haga justicia, aunque tarde en llegar. Los cumpleaños. Los dichos cachondos de papá. Su humor. Viajar en tren. Los que saben pedir perdón. Ribadesella, Cudillero. Las comidas con gente que sí. Seguir creyendo en los finales felices, aunque no existan. El colgante del círculo. El del minicorazón de jade negro de Guatemala. Mis anillos. Los taconazos que ya no me pongo. Llorar de risa. La pizza. Los nachos. Los principios. Las stories de instagram. Joaquín Sabina. Volver a empezar. Calamaro. Los que aprenden y cambian. Sidecars. Leiva.

Los que van con todo. Los que saben darse. Los que ayudan. Ayudar a quien lo necesita.

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