Punto 1
- Nunca he entendido nada de inversiones ni de bolsa, pero si yo tuviera que invertir posiblemente ahora lo haría en productos de bebé y, a un poquito más largo plazo, de niños. Llegados a este punto hay que explicar que bebés y niños son como personas adultas, pero en pequeño, que luego crecen y se hacen como usted, lo digo para aquellos a los que se les haya olvidado, porque bebés y niños son seres que deberían de estar protegidos -por su escasez- aunque sea en detrimento de las mascotas.
Una mascota se puede adquirir o adoptar, lo cual es un acto de responsabilidad y de felicidad, pero probablemente es difícil de comparar con lo gratificante que resulta el proceso de hacer niños; me refiero, claro está, al método convencional (excluimos fecundación in vitro, inseminación artificial, transferencia de embriones, etc.)
Punto 2
- Por sorprendente que parezca, tanto Nueva York como la costa este de Estados Unidos han sufrido a lo largo de su historia varios apagones que han pasado a las hemerotecas con un notable renombre. Uno de ellos, el del 9 de noviembre de 1965, duró 24 horas. El apagón resultó más impactante en Nueva York, ya que coincidió poco tiempo después de la salida del trabajo de muchísimas personas, y.… nueve meses después se hizo notar considerablemente, con un incremento espectacular en el nacimiento de bebés.
Punto 3
- Si en 24 horas de apagón los americanos consiguieron incrementar espectacularmente el porcentaje de nacimientos ¿qué no podemos conseguir nosotros después de uno o dos meses sin salir de casa? Déjese llevar, aunque caiga en la trampa (El sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguirse -Friedrich Nietzsche-). Podría ser impresionante: echar abajo todas las previsiones demográficas más agoreras, revertir el envejecimiento de la población, afianzar el futuro sistema de pensiones, los MIR peleándose por escoger pediatría, niños por todos los sitios, en parques, jardines, bares y restaurantes (bueno, esto último bórrelo, es que me he venido arriba y me he pasado) y un largo etc.
Y todo ello gracias a una actividad que es de las más placenteras que uno puede conocer; vale, salvando la siesta, la cervecita fría en verano, las gambas a la plancha, un buen vino, una partida de mus, un gintonic...Bueno, es verdad que hay muchas cosas que son muy placenteras, pero a la que me refiero también está muy bien. Así que dejen de leer este artículo que se están atontando y no pierdan el tiempo. Déjense de gimnasia (pero qué locura nos ha entrado con esto; antes que podíamos no hacíamos nada y ahora que no podemos queremos correr la maratón), de limpiar la casa, los cristales (que estarán siempre sucios), de ordenar los cajones y los armarios (pero si 15 días después de que acabe esta historia van a estar igual o peor), de leer no sé qué libro, de aprender no sé qué idioma, no le toque más las narices a las plantas que tienen un sindicato y le van a dar a usted una colleja; y pónganse al tema.
Punto 4
- Se me olvidaba. En el apagón de 1965, al fallar el suministro eléctrico los americanos se quedaron sin televisión… Así que, haga el favor, ¡apague la tele y póngase al tema!