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Feijóo, antes de reunirse ayer con representantes de trabajadores autónomos en Santiago. EFE
La corriente más centrista del PP mira a Núñez Feijóo en vísperas del 12-J

La corriente más centrista del PP mira a Núñez Feijóo en vísperas del 12-J

Los dirigentes que apuestan por atornillar el partido a la moderación creen que una cómoda mayoría absoluta del dirigente gallego avalaría su tesis

Nuria Vega

Madrid

Sábado, 20 de junio 2020, 19:45

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Concluido el paréntesis del estado de alarma, Alberto Núñez Feijóo vuelve este domingo a la arena de los mítines electorales a cuatro días de la pegada de carteles que marcará el comienzo de la campaña del 12-J. La gestión de la epidemia, sin embargo, ha incidido en la intención de voto y, tres meses después, el presidente de Galicia retoma la contienda con una mayor holgura en las encuestas y la posibilidad de reeditar una cómoda mayoría absoluta que permitiría lecturas que trascienden los límites de su territorio. En el PP, donde encabeza las posiciones más centristas del partido, cargos populares anticipan que su triunfo en las urnas avalará también una forma de hacer política en la que impere la «moderación».

En un contexto nacional de alta polarización, algunos analistas esperan que las elecciones del 12 de julio en Galicia y País Vasco sirvan para desinflamar los discursos. Así lo entiende el presidente de GAD3, Narciso Michavila, que a principios de mes ya vaticinó que los resultados de estos comicios podrían romper la espiral de crispación si las posturas más templadas salen reforzadas de las urnas. Y en sus encuestas, Núñez Feijóo, sin haber entrado en una confrontación exacerbada, crece en intención de voto.

El sondeo de GAD3 para ABC del 14 de febrero concedía al candidato popular 41 escaños –tres más de los que necesita para lograr su cuarta mayoría absoluta–. El del 29 de mayo, le otorga una horquilla de 42-43 sillones en el Parlamento gallego, lo que supondría alcanzar las mejores marcas de Manuel Fraga en los años 90.

No son las únicas encuestas que recogen el avance. También las de Sondaxe publicadas en 'La Voz de Galicia' contemplan que el PP gallego suma respaldos tras el estado de alarma, aunque el margen sería inferior. A finales de febrero, su sondeo preelectoral apuntaba a 39 escaños. A principios de junio, a 40, uno menos de los que dispone Núñez Feijóo en este momento. En ninguno de los escenarios, en todo caso, dependería de Ciudadanos y, lo que es más importante para los populares, de Vox para conservar el poder.

«El centro derecha, que es lo que somos, puede gobernar solo», proclamó Mariano Rajoy en el último mitin antes de que la epidemia interrumpiera el proceso. Era 1 de marzo y en Ourense Núñez Feijóo y el expresidente del Gobierno hicieron alarde de templanza como principal reclamo. Fue un acto a tres bandas que contó con la presencia de Pablo Casado, que este domingo se desplazará a Santiago para respaldar al candidato en la reapertura de la carrera electoral.

«Halcones y palomas»

El líder de los populares no comparte, sin embargo, la visión del partido como un espacio en el que cohabitan dos corrientes, una que tira hacia el centro y aboga por desterrar los «excesos dialécticos» y por ofrecer la imagen de una oposición «constructiva», y otra que se muestra con «dureza» y tiende a «extremar» los mensajes. Aunque así lo analizan dirigentes de peso en las filas populares, Casado volvió el 8 de junio, en la Junta Directiva Nacional, a rechazar una organización «de halcones y palomas». «No hay un PP duro ni un PP blando. Hay un único PP», defendió.

La «insistencia», sin embargo, sorprendió a los cargos que se han mostrado en desacuerdo con el tono de la dirección en la última fase del estado de alarma. Los que no ven con buenos ojos que la formación se enrede en episodios como el de Cayetana Álvarez de Toledo dirigiéndose a Pablo Iglesias como «hijo de un terrorista» o que alertan sobre quedarse al margen de los pactos políticos.

Fuentes territoriales ponen en valor que en estos días desde Génova se haya incidido en la disposición a explorar acuerdos con el Gobierno, pero creen que ese mensaje debe ir «acompasado» con gestos que lo «hagan creíble».

En este sentido, ponen como ejemplo el acuerdo con la oposición de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y Léon o a Núñez Feijóo, a quien han visto en algunos momentos del estado de alarma «en las trincheras», pero que también «reconoció» el pasado domingo «el esfuerzo del Gobierno central, con aciertos y errores». «Otra forma de hacer», concluyen, pendientes del 12-J.

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