Borrar
Cómo evitar que los atascos dañen nuestra salud mental

Cómo evitar que los atascos dañen nuestra salud mental

En España los conductores pierden una media de 20 horas al año en los atascos. Esta cifra asciende a 39,6 horas en ciudades como Madrid

S. M.

Lunes, 11 de octubre 2021, 00:34

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Para la mayoría de los conductores, los atascos son situaciones puntuales. Pero la población de los núcleos urbanos se enfrenta más a menudo a ellos.

Cada español pierde una media de 20 horas al año en atascos. Cifra que asciende a 39,6 horas en ciudades como Madrid, según datos de la empresa especializada Inrix. Los atascos producen episodios de estrés en los que el cuerpo genera cortisol, una hormona capaz de afectar a todos los órganos.

«El tráfico intenso altera nuestro estado de ánimo, y, cuando esta situación se prolonga, puede afectar a la salud en general por los riesgos psicológicos que conlleva», explica Noemí Manrique, psicóloga colaboradora de la autoescuela digital Onroad.

Noemí Manrique comenta que «lo primero que debe hacerse es fomentar la tranquilidad y la paciencia cuando nos ponemos al volante, al igual que las emociones y pensamientos positivos». Estos pensamientos deben centrarse, sobre todo, en la empatía y el optimismo. La empatía es fundamental al volante, porque evita poner en peligro la propia vida y la de los demás, y hace que los conductores sean más precavidos.

Por otro lado, el optimismo y repetir mensajes positivos genera una sensación de tranquilidad. Además, calma la impaciencia, que en muchas ocasiones es responsable de accidentes de tráfico o de exceso de velocidad. «Por ejemplo, repetirse mensajes alentadores como que lo importante es llegar, o que no pasa nada si tardamos más porque vamos a disfrutar de nuestras vacaciones es una opción muy recomendable cuando estamos en mitad de una retención» advierte.

Sobre este asunto Javier Salvador, director pedagógico de Onroad, comenta que la estrategia sería diferente al enfrentarse a atascos día a día, o cuando se trata de un viaje puntual. En los atascos rutinarios, la mejor opción es tratar de salir antes para no sumar a la impaciencia los nervios por llegar tarde al trabajo. Es importante estar bien descansado y mirar antes el estado del tráfico, para elegir un camino alternativo cuando hay retenciones.

En viajes largos, lo más adecuado es tratar de elegir las horas de salida con menos afluencia. Aunque cueste, en periodos de varios días libres, renunciar a uno de ellos para volver con las carreteras más tranquilas puede asegurar un viaje más placentero. Por otro lado, una opción posible ante un atasco es elegir un área de servicio y tratar de descansar hasta que la retención se descongestione. Hoy en día la tecnología permite conocer el estado del tráfico al minuto, así que se puede retomar el viaje, ya más descansado, cuando sea oportuno.

Qué no hacer nunca

Aunque el coche esté parado y permanezca así mucho tiempo, el director pedagógico de Onroad advierte «ni abandones el vehículo, ni te quites el cinturón». Sea cual sea la situación, afirma que «no hay que olvidarse de que estamos al volante de un vehículo y las normas de seguridad vial deben cumplirse siempre».

Sobre esto, añade que tampoco se debe usar el móvil al volante, aunque el vehículo esté parado. Y recuerda que «la última revisión de la normativa establece multas de hasta 500 euros y 6 puntos del carnet simplemente por sujetar o manipular el móvil con la mano, aunque no lo estés usando». En los atascos, además, Javier Salvador explica que las distracciones con el teléfono suponen la mayor probabilidad de choques con los otros coches y accidentes.

Por su parte, la psicóloga colaboradora de Onroad añade que «nunca se debe conducir si ya estamos en un estado emocionalmente inestable». Las posibilidades de sufrir un accidente de tráfico aumentan si a los nervios de un atasco se le añade un estado previo de ira o tensión. «Estar previamente enfadados, desesperados ante la cantidad de coches en carretera, estresados, nos vuelve más peligrosos al volante. Un estado de ánimo negativo puede provocar una conducción más temeraria en la que se afrontan más riesgos, se corre más, se está menos atento a las circunstancias de la vía, etc.», finaliza.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios