Los gigantes y cabezudos dan la bienvenida a las fiestas de León

Décadas de historia a sus espaldas, casi tantas como kilos de peso soportan. Cientos de recorridos que mantienen viva la llama de la tradición, igual que lo hacen los miles de leoneses que se asoman a disfrutar del folklore más puro.

Hablar de las Fiestas de San Juan y San Pedro es hablar de los gigantes y de los cabezudos, es hablar de la Asociación a Paso de Gigante, que custodian y salvaguardan estos tesoros de la cultura popular y personajes históricos de la ciudad.

La tarasca, la más pequeña de todas y que abre siempre el desfile, el leonés y la leonesa, el moro y la mora y el clérigo. Sus estructuras de madera y su composición de cartón piedra elevan hasta 50 los kilos de peso que los pujadores deben portar y soportar en la tórrida tarde leonesa.

Pero los gigantes no viajan solos por las calles de León, junto a ellos, los fieles escuderos, los cabezudos, haciendo sus diabluras y saludando a los más pequeños acompañan el caminar hacia los barrios.

Los gigantes han sobrevivido a un sinfín de contratiempos durante los últimos años. La ilusión de mantener vivo el folklore hace que estos apasionados sigan sacando a la calle la tradición más pura de las fiestas leonesas.

Todos lo hemos podido disfrutar de niños y, todavía hoy, los más mayores, continúan admirando la historia viva de una ciudad que lucha por mantener la esencia más sana del viejo reino, su tradición.