En ambulancia desde Navarra para dar apoyo al G.P. de La Bañeza: «Es un ambiente motero, festivo y agradable»
El navarro participa por tercer año en el dispositivo sanitario de Cruz Roja que desplegará a un centenar de voluntarios de toda España para cubrir el Gran Premio de Velocidad
Diego Nicolás Alonso
Viernes, 8 de agosto 2025, 08:25
Eneko Mendívil tiene 29 años, es de Navarra y lleva más de una década como voluntario de Cruz Roja. Este fin de semana estará en La Bañeza, por tercer año consecutivo, como parte del amplio dispositivo sanitario que se activa durante el Gran Premio de Velocidad. A él le toca una labor esencial: coordinar las comunicaciones.
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Lo suyo con los grandes eventos no es casualidad. Siempre le han atraído los dispositivos de gran envergadura, tanto «por el volumen de recursos como por el reto organizativo». «Fui metiéndome poco a poco hasta llegar ahora a coordinarlos», explica. Aunque hoy trabaja como conductor de autobús, comenzó en Cruz Roja con solo 17 años, animado por amigos que ya estaban dentro. Doce años después, sigue implicado como el primer día.
¿Cuánto personal habrá en el Gran Premio de Velocidad?
Este año, el operativo moviliza a un centenar de personas llegadas desde distintos puntos de España: Navarra, A Coruña, Asturias, Barcelona, Cáceres… Todos ellos se alojarán en León, en la residencia universitaria Miguel de Unamuno, y se desplazarán a diario hasta La Bañeza.
El despliegue es notable; más de siete ambulancias básicas, dos avanzadas, un puesto sanitario avanzado y varios equipos de intervención rápida. Todo para dar cobertura a un evento que congrega a más de 50.000 personas. Eneko, que se encarga de coordinar dónde va cada dotación y qué canal debe usar cada unidad, lleva semanas preparándose desde Navarra antes de llegar a León para «dar los últimos retoques» junto al equipo local.
Incidencias más comunes
En cuanto a las incidencias más comunes, menciona lipotimias, cortes, caídas o traumatismos. También recuerda que, en algunos casos, se han producido emergencias graves como paradas cardiorrespiratorias o accidentes entre pilotos. «El año pasado tuve que coordinar las ambulancias cuando se produjo el accidente mortal», señala con tristeza, demostrando también «la cara más dura» de su trabajo.
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A pesar de la exigencia del operativo, destaca el ambiente que se respira durante todo el fin de semana: «Es motero, festivo y muy agradable. Nunca ha habido problemas graves». Aunque confiesa que le encantaría acudir algún año en moto, por ahora siempre llega en vehículos de transporte del dispositivo.
Las jornadas arrancan a las seis de la mañana y no terminan hasta bien entrada la noche. «Entre que plegamos y recogemos, nos dan las diez o las once de la noche», comenta. Aun así, siempre queda algún recurso disponible por si hay incidencias nocturnas, gracias a la coordinación con el Ayuntamiento o el Servicio de Emergencia 112.
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Para Eneko, Cruz Roja no solo aporta asistencia sanitaria. También demuestra una enorme capacidad logística y voluntaria. Su compromiso personal habla por sí solo: más de dos lustros colaborando en emergencias, y una pasión intacta por ayudar en primera línea.
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