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Josep Borrell Efe
Borrell, de economista a diplomático
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Borrell, de economista a diplomático

El nuevo alto representante de Política Exteriores y Seguridad Común de la UE se caracteriza por su marcado antisoberanismo, al que ha combatido en todos los frentes como ministro

Ander Azpiroz

Madrid

Martes, 2 de julio 2019, 19:55

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Pedro Sánchez mandó hace un año un mensaje de fuerza al colocar al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores a un halcón contra el independentismo y que, además, es un catalán de tan de pura cepa como lo puedan ser, según el ideario secesionista, Carles Puigdemont o Quim Torra.

El histórico dirigente socialista Josep Borrell (La Pobla de Segur, Lleida, 1947) era uno de los fijos en las casas de apuesta para formar parte del Consejo de Ministros, aunque existía la duda sobre la cartera que recibiría, dada su versatilidad política. El jefe del Ejecutivo se decantó finalmente por colocarlo al frente de la diplomacia española. Asumió una tarea clave: contrarrestar el mensaje victimista del soberanismo en la Unión Europea.

Los planes de Carles Puigdemont para construir su república pasan necesariamente por el reconocimiento internacional y, muy particularmente, por el de los miembros del club comunitario. El expresidente fugado de la Generalitat no lo ha logrado institucionalmente hasta el momento, pero persiste en el intento. No obstante, el soberanismo llegó a ganar por momentos la batalla de la opinión pública europea a los Gobiernos de Mariano Rajoy, especialmente tras las cargas policiales del 1-O. La censura llegó desde Bélgica, Reino Unido, Alemania o Finlandia, entre otros.

El nuevo jefe de la diplomacia europea ejerció como presidente del Parlamento Europeo desde 2004 a 2007 y es uno de los representantes de los socialistas españoles que han desempeñado un papel relevante en la esfera internacional desde la entrada en 1986 en la Comunidad Económica Europea.

Antes de dar el salto a las instituciones comunitarias, ejerció como uno de los ministros estrella en los últimos ejecutivos de Felipe González. Estuvo al mando de la cartera de Obras Públicas de 1991 a 1996. Antes, Borrell, ingeniero aeronáutico, doctor en Ciencias Económicas y catedrático de Matemáticas Empresariales, desempeñó durante siete años la función de secretario de Estado de Hacienda.

Ascenso y caída

La gran oportunidad le llegó tras la llegada al poder del PP en las elecciones generales de marzo de 1996. El PSOE optó por Joaquín Almunia como secretario general, pero las bases eligieron a Borrell como candidato a la Moncloa. Y como Sánchez, tuvo que luchar con el aparato para lograrlo.

La bicefalia socialista concluyó con un rotundo fracaso. El nuevo ministro de Exteriores renunció a sus aspiraciones a la Moncloa hastiado de luchar en un frente interno y otro externo. Su renuncia se materializó en mayo de 1999 después de destaparse una trama de corrupción en la que estaba implicado Josep María Huguet, un antiguo colaborador suyo de su etapa en Hacienda. «He dicho -justificó en su adiós- que soy un corredor de fondo. Y lo soy. Pero no se trata de mantener la carrera a cualquier precio». Nunca fue imputado. Un año después, Almunia fue barrido en las generales, donde el popular José María Aznar alcanzó la mayoría absoluta.

En los últimos años, se ha volcado en combatir el independentismo, aunque rechazó acompañar a Miquel Iceta en las listas del PSC al Parlament en las elecciones de diciembre pasado. «Estoy dispuesto a participar en los debates de los que depende el futuro del país, pero ya no tengo ambición personal», afirmó en una entrevista reciente. Aún así acepta dirigir la diplomacia de la UE.

Un punto débil

Como ministro ha cumplido al dedillo con la tarea que se le encomendó. No ha dejado moverse al independentismo por el mundo. Ha denunciado la apertura de 'embajadas' de la Generalitat en Londres o Berlín y dio orden a los embajadores de replicar cada una de las provocaciones que los líderes secesionistas pudieran lanzar a lo largo del globo.

A lo largo de este año se vio envuelto en la polémica y se llegó a pedir, incluso, su dimisión desde la oposición. Fue a cuenta de la multa impuesta por la CNMV por utilizar información privilegiada de Abengoa para una venta de acciones. Era miembro del Consejo y al poco la empresa entró en concurso de acreedores. Borrell siempre ha defendido su inocencia y recordado que perdió una cantidad importante de dinero con un paquete de acciones de su propiedad de las que no se deshizo.

A partir de ahora se hará cargo de diplomacia de los 27. Deberá afrontar a partir de ahora asuntos como el 'brexit' o las difíciles relaciones con la Administración Trump. Una grandes retos para un político de la vieja escuela, que estaba hace un año retirado y sin ambiciones personales, según dijo no hace mucho.

En clave nacional, el independentismo tendrá a partir de ahora a uno de sus más firmes enemigos al frente de uno de los aparatos diplomáticos más potentes del mundo.

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