Johnson lamenta «con amargura» las muertes en residencias de mayores
Su primer duelo parlamentario con el nuevo líder laborista le advierte de que tendrá una oposición puntillosa
iñigo gurruchaga
Corresponsal. Londres
Miércoles, 6 de mayo 2020, 21:18
El primer ministro, Boris Johnson, regresó este miércoles a la Cámara de los Comunes tras una ausencia de casi seis semanas y lamentó las cifras totales de muertos, la profundidad de la epidemia en las residencias de mayores; prometió 200.000 test por día y un plan para relajar las restricciones que anunciará el domingo.
La sesión de Preguntas al Primer Ministro, que tiene lugar en el mediodía de los miércoles, no suele ser fuente de revelaciones. Es una contienda retórica en la que el líder de la oposición tiene derecho a cuatro o cinco preguntas mientras el resto de los diputados solo pueden plantear una al jefe de Gobierno.
Desde que la Cámara regresó a su actividad tras el receso de Semana Santa, se sientan en los bancos unos cincuenta diputados y los demás- hasta sumar 650- asisten por vía telemática, con sus intervenciones proyectadas en pantallas. Las circunstancias de la epidemia imponen ya sobriedad, que acentúa la frialdad de la tecnología.
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El regreso de Johnson tras su enfermedad y el nacimiento de su hijo habría sido saludado por sus colegas conservadores con vociferío y agitando los folios del orden del día. No hubo euforia, y el líder se iba a someter al escrutinio del minucioso abogado Keir Starmer, que encabeza las filas laboristas tras la marcha de Jeremy Corbyn.
Starmer le preguntó a Johnson «cómo ha podido ocurrir esto», tras refrescar el recuerdo de la víspera, que dejaba a Reino Unido con la cifra más alta de muertes en un país europeo, y de las palabras del primer ministro sobre el «aparente éxito» de la política del Gobierno antes de caer él mismo enfermo.
Johnson no puede usar su arma preferida, el humor, para evadirse ahora de situaciones apuradas. La epidemia exige gravedad y ciencia. Citó el artículo que un prestigioso estadístico, David Spiegelhalter, publicó en 'The Guardian' sobre la inexactitud de las cifras actuales, la imposibilidad de comparaciones en esta fase de la epidemia y la galería de factores que permitirán entender en el futuro la pandemia y la eficacia de diferentes estrategias mejor que el tosco número de muertes.
Todos saben
Starmer blandió una copia de los gráficos de la evolución de cifras de muertes que exhibe el Gobierno en sus ruedas de prensa diarias para dañar el escudo de Johnson y enumeró debilidades de su estrategia: la acumulación de fallecimientos en residencias de mayores, el abandono en marzo de test de infección entre la población, las carencias de equipamiento para el personal sanitario,...
Johnson inició una política de mitigación de la epidemia cuyo pilar era el aislamiento de los mayores, antes de optar por el confinamiento general. El primer ministro reconoció que lamenta «con amargura» las muertes en residencias, pero según él están descendiendo. Starmer puso en duda esa afirmación, si persiste la tendencia de los datos que publica semanalmente la Oficina Nacional de Estadísticas.
Miles de personas habrian trabajado noche y día, según Johnson, para lograr más equipamiento protector para el personal sanitario. Ha nombrado a un 'zar' responsable del aprovisinamiento, con el objetivo de resolver las carencias actuales y de asegurar el suministro doméstico en el largo plazo.
En el caso de los test, explicó Johnson, «es claro para todos los que han estudiado la situación, y como confirmarían, segun creo, los científicos, la dificultad a mitad de marzo era nuestra capacidad». Estableció un objetivo de 200.000 test diarios, tras cumplir al final de abril, de modo un tanto engañoso, los 100.000 prometidos por el ministro de Sanidad, Matt Hancock.
La mayoría de la población apoya al Gobierno, según los sondeos. El cortés Starmer desliza críticas que están en la calle y en los medios. Johnson promete un plan de relajación de restricciones, que presentará el domingo. Es el corto y medio plazo de la batalla contra el epidemia. Y en el Parlamento el principio de una larga guerra de desgaste por el líder de la oposición.