¿Cómo saber si la comisión de la agencia no está por encima del mercado?
Aunque los honorarios de las inmobiliarias no están regulados por ninguna norma, tanto las agencias tradicionales como las online se mueven dentro de unos baremos. En determinadas circunstancias esta comisión se puede negociar
pisos.com
Sábado, 10 de julio 2021, 07:54
Recurrir a los servicios de una agencia para vender una vivienda tiene las ventajas de disponer del tiempo y los conocimientos de profesionales del sector. Para saber si su tarifa de intermediación está en precio hay que tener en cuenta no solo el porcentaje que percibe como comisión, sino también la letra pequeña del acuerdo al que se llega con la agencia.
Los honorarios que percibe una agencia inmobiliaria tradicional engloban diversos servicios que abarcan cada fase del proceso de venta. Así, las inmobiliarias clásicas se encargan de aspectos que van desde la valoración del inmueble en función de sus características y de la oferta y la demanda de la zona, de concertar y realizar las visitas con los posibles compradores y de la negociación, hasta del asesoramiento en los trámites para su venta o la gestión de ciertos documentos.
Según Ferran Font de pisos.com, La comisión que pueden solicitar las agencias inmobiliarias no está regulada por ley; varía según cada empresa y también según la zona geográfica, y suele ser de entre el 3% y el 7% del precio de venta de la casa.
Si el inmueble se encuentra en buenas condiciones y en una zona con alta demanda, es posible negociar unas mejores condiciones con la agencia; también si el precio de venta de la vivienda es muy elevado. Por el contrario, cuando la inmobiliaria a la que se recurre está especializada, por ejemplo, en la venta de inmuebles a compradores extranjeros, es más probable que la tarifa se acerque más al 7% que al 3%.
En los últimos años, a las inmobiliarias tradicionales se han sumado las agencias online, con presencia exclusivamente digital, que ofrecen sus servicios a cambio de una tarifa fija, que puede resultar más asequible si el propietario se encarga de realizar alguna de las funciones de las que se ocuparía una agencia tradicional. Por ejemplo, de ocuparse de las visitas para mostrar la vivienda.
Este tipo de intermediarios suele ofrecer la opción de elegir entre una tarifa más económica -de entre 1.000 y 2.000 euros- a cambio de unos servicios más restringidos y que se abona antes de poner la vivienda en venta, y otra más elevada, de entre 2.000 y 8.000 euros, con una mayor cantidad de servicios, que se paga una vez materializada la venta.
¿Comisión o cuota fija?
Por tanto, el importe de los honorarios de la agencia va a depender de las tareas que el propietario esté dispuesto a asumir en la venta, del tipo de inmobiliaria con la que se decida trabajar, de las tarifas concretas de la empresa que se elija y del valor de venta de la vivienda.
En el caso de una inmobiliaria clásica, cuanto mayor sea el precio de venta del inmueble, mayor será la comisión que recibirá el intermediario, pero también lo serán las posibilidades de negociar una rebaja. Por otro lado, el cliente se desentiende de tener que encargarse de las visitas a la casa o la negociación con los posibles compradores, y delega estos aspectos en profesionales que además conocen mejor el mercado.
Cuando el vendedor se decide por una agencia online, la tarifa puede ser más económica si se asumen este tipo de tareas; o puede incrementarse por encima del coste que supondría una inmobiliaria tradicional si a los servicios incluidos se le añaden otros que el propietario prefiere no asumir.
Además, en la tarifa más económica que ofrecen este tipo de empresas, el cliente abona los honorarios antes de poner en venta la vivienda, lo que puede ser un menor aliciente para el intermediario a la hora de esforzarse por encontrar compradores.
Detalles a tener en cuenta
Al margen de si los honorarios de la agencia se abonan a modo de porcentaje sobre la venta o de cuota fija, hay que tener también en cuenta otra serie de detalles que no se deben pasar por alto y que pueden influir en el coste final de los servicios.
Por ejemplo, el IVA. Lo más habitual es que el impuesto no esté incluido en los honorarios acordados con la inmobiliaria, por lo que al importe habrá que sumarle el 21%. Además, antes de firmar la hoja de encargo (el contrato que vincula al propietario con la agencia), es necesario aclarar igualmente quién se hace cargo de otros gastos, como pueden ser la inscripción en el Registro, la notaría, la gestoría o el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
Por último, hay que tener en cuenta que en determinadas zonas geográficas el coste de la agencia inmobiliaria se reparte entre vendedor y comprador, aunque lo más común es que el vendedor asuma ese gasto.