Los representantes de Viña Pedrosa durante la celebración del 45 aniversario. S. G.

Vino, arte y emoción en el 45 aniversario de Viña Pedrosa

Esta bodega familiar fue una de las pioneras en apostar por la viticultura en la Ribera del Duero, cuando aún no existía la Denominación de Origen

Susana Gutiérrez

Sábado, 21 de junio 2025, 23:29

Bajo el lema 'El legado de una vida', Bodegas Hermanos Pérez Pascuas ha celebrado su 45 aniversario con una jornada que se desarrolló en sus instalaciones de Pedrosa de Duero (Burgos). Más de 300 personas, entre ellos familiares, amigos, trabajadores y representantes de instituciones pudieron disfrutar de una cita que reunió historia, vino, arte y emoción. Un momento para celebrar, después de que el 40 aniversario de la elaboradora se tuviera que suspender en el año 2020 en mitad de la pandemia.

Fundada en el año 1980, esta bodega familiar fue una de las pioneras en apostar por la viticultura en la Ribera del Duero, cuando aún no existía la Denominación de Origen. Ahora, 45 años después, poseen 130 hectáreas de viñedo propio ecológico y una firme apuesta por la sostenibilidad y la calidad. Sus vinos están presentes en medio centenar de países.

En el evento hubo un emotivo recuerdo para Mauro, el padre de Manolo y Adolfo Pérez Pascuas, quien fue el verdadero inspirador de la bodega, un hombre visionario que transmitió a sus hijos los valores de la viticultura y la idea de elaborar vinos que alcanzaran la excelencia. Lo hizo la tercera generación, de la mano de Adolfo y Daniel Pérez Herrero, hijos de Adolfo, y que en la actualidad se encargan de la comercialización y el cuidado de las viñas, respectivamente. Con ellos, el futuro de la elaboradora de Ribera del Duero está garantizado.

Bodegas Pérez Pascuas también aprovechó esta especial efemérides para presentar un nuevo vino. Se trata de una edición limitada de Viña Pedrosa Gran Reserva 2019, creada especialmente para la ocasión. La celebración, además, quiso ir más allá del vino, dando a conocer una obra conmemorativa del escultor burgalés Cristino Díez. El artista ha diseñado una pieza que dialoga con el vino desde el concepto de permanencia, uniendo la memoria del pasado con la mirada hacia el futuro. La escultura rinde tributo al legado y a los orígenes, con un guiño al espíritu de Atapuerca.