Una temporada histórica devuelve a la Cultural al fútbol profesional
En sus casi 102 años de vida, el equipo de Raúl Llona ha conseguido batir récords que dejarán un legado imborrable en el club y la ciudad
La Cultural volverá a exhibir su escudo en el fútbol profesional siete años después tras una temporada de ensueño por parte de los de Raúl Llona. El equipo leonés, respaldado por una ciudad completamente entregada que acabó latiendo al ritmo de sus jugadores, certificó en el Reino de León la culminación soñada a un año irrepetible.
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Ni los guiones más fantásticos presagiaban una Cultural líder a lo largo de las 38 jornadas, con rentas nunca antes vistas en la categoría a falta de pocos meses para la conclusión. Como todo cuento, para poder tener un buen epílogo siempre hay que traspasar antes tramos de espinas y, en este caso, el equipo se vio obligado a hacer gala de su espíritu más resiliente para superar un tramo final agónico y acabar celebrando el anhelado ascenso.
Un inicio para soñar
Aunque la cautela se mantuvo dentro del club al inicio de la campaña, como es habitual en el fútbol y más aún en esta entidad donde los antecedentes no son para dejar de lado la humildad, lo cierto es que el grupo formado invitaba al optimismo. José Manzanera logró mantener el esqueleto principal del pasado año y sumó nuevas piezas muy destacables para las posiciones más debilitadas. Manu Justo o Luis Chacón, entre otros, suponían un salto de calidad tan necesario como sorprendente.
Y esta planificación se vio refrendada sobre el césped desde el primer momento. La Cultural, rompiendo el gafe que venía arrastrando los últimos años en las jornadas inaugurales, no solo consiguió vencer de forma solvente al Lugo en el Reino, sino que hiló seis victorias y un solo empate ante la Real Sociedad B para certificar el mejor arranque de la historia del club.
Las dudas, arrastradas desde el año anterior, se basaban principalmente en torno a la imagen del equipo fuera de casa, aunque no tardaría en disiparse las dudas con las victorias ante Arenteiro, Zamora y, sobre todo, Unionistas. El ADN era de un club ganador y, a pesar de las dificultades que aparecían en los partidos, todo caía del lado culturalista.
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Tramo de dudas en el Reino
El invicto de los leoneses se alargaría hasta la jornada doce, cuando el Sestao River dio la sorpresa asaltando el Reino de León (1-2). Aunque la posterior jornada disipó los fantasmas con un gran triunfo ante el Celta Fortuna (1-3), lo cierto es que los meses de noviembre y diciembre dejaron un sabor agridulce con el papel del equipo en el Reino de León.
Al contrario de lo que le sucedía fuera de casa, esta vez los problemas llegaban como local, quizás por sentirse presionados tras un arranque impecable, y la Cultural sumó tres derrotas consecutivas ante Sestao, Bilbao Athletic y Gimnástica Segoviana, además de una cuarta en Copa del Rey ante el Almería y, entre medias, la derrota más dolorosa hasta el momento en la visita a Barakaldo (3-0).
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La mayor renta llega en marzo
A la vuelta de las vacaciones de Navidad, ya con las pilas recargadas y olvidando la dinámica anterior, el equipo de Raúl Llona volvió a mostrar su mejor cara en partidos como Lugo (1-4) o Unionistas (4-3). Los leoneses seguían líderes y, lejos de acortar su renta, imponían su ley con puño de hierro.
Merced a los tropiezos de los rivales, el empate ante Osasuna Promesas en Tajonar de la jornada 26 colocó a la Cultural con once puntos de ventaja sobre su máximo perseguidor, la mayor distancia de la temporada y, lo más importante, una renta nunca antes salvada a esas alturas en la historia de la Primera Federación.
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La afición se vuelca con la Cultural
En medio de este cúmulo de buenos resultados que auguraban un final próspero, la afición culturalista volvió a hacerse fuerte, como ya sucediera en aquel ascenso del 2017, aunque esta vez se puede destacar el hecho de volcarse desde el principio de la temporada. Ya con 4.000 socios en el mes de agosto, una cifra superior a la de años anteriores, la ilusión empezaba a inundar las gradas del Reino de León.
Sin embargo, esto sería tan solo el preludio de una primera vuelta en la que, a causa de la buena imagen del equipo, llegaron a alcanzarse los 7.231 socios, la cifra más alta de la historia del club en Primera Federación. A partir de ellos, se construyó un fortín en el Reino de León, donde la última derrota fue ante la Gimnástica Segoviana en el mes de diciembre.
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Además de este poderío como local, otro de los grandes factores a destacar de la afición culturalista fue el hecho de acompañar al equipo a todos y cada uno de los desplazamientos del año, con especial mención a la invasión culturalista en Zamora, Salamanca y Ourense, donde se llegaron a alcanzar cifras impensables.
Un final agónico con rumbo a Segunda
A pesar de este apoyo constante lejos de León, el juego de la Cultural se desplomó en el peor momento fuera de casa. Tras un mes de marzo plagado de empates, las posteriores derrotas en Tarazona, Lezama y Ourense -todas ellas sin ver portería- dibujaron un nuevo escenario de auténtico pánico para la afición culturalista. La Deportiva llegaba a colocarse a dos puntos con un derbi por jugarse en El Toralín.
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El destino quiso que existiera la posibilidad de que la Cultural pudiera ascender en Ponferrada tras llegar al enfrentamiento entre ambos de penúltima jornada. Pero, el fútbol, tan inexplicable como nunca, dibujó un escenario de máximo martirio para el cuadro culturalista, que desde el minuto 3 hasta el 94 estaba ascendido y podría celebrar en casa de su máximo rival, pero un gol de Esquerdo en el último minuto se encargaría de silenciar por completo la fiesta culturalista y alargar el sufrimiento hasta la última jornada.
Ningún ascenso es fácil y ni esta Cultural, que por momentos parecía invencible, logró ahorrarse el sufrimiento final. Ahí, cuando los equipos verdaderamente deben dar un paso adelante, la Cultural logró, con un empate ante el Andorra, poner el broche de oro a un año que quedará para el recuerdo de todos los leoneses. Con 13.500 personas en el Reino de León, otros cuantos miles en la Plaza de Toros y una comunión posterior para celebrar junto a Guzmán en medio de un delirio total, el equipo culturalista regresó al fútbol profesional tras un año que, sin duda, será imposible de olvidar.
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