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Rodrigo, en un ataque marista.

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Rodrigo, en un ataque marista. EFE
Liga de Campeones

El Abanca Ademar se va la Champions con la cabeza muy alta

Con una segunda mitad sensacional, el cuadro marista, liderado por Rodrigo, Cupara y Acacio, rozó la victoria tras una remontada, pero acabó perdiendo por un gol

DANI GONZÁLEZ

Domingo, 4 de marzo 2018, 18:57

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Dar por muerto al Abanca Ademar, sea cual sea la situación, siempre es un gravísimo error. Y Montpellier no lo hizo, no se confió, pero la fe marista pudo con todo, una defensa excepcional frenó a un transatlántico continental y el conjunto leonés coqueteó con la victoria en tierras francesas, aunque finalmente cayó, de forma cruel, por 20-19. Pese a todo, los de Guijosa se van de la Champions con la cabeza muy alta.

Montpellier

Gerard (p, 1), Causse (2), Richardson (4), Simonet, Afgour, Bonnefond (1), Guigou (3) – siete inicial – Portner (p), Truchanovicius (2), Bos, Kavticknik (6), Faustin, Fabregas, Bingo, Soussi, Mamdouh (1)

20

-

19

Abanca Ademar

Biosca (p); Jaime (2), Acacio (5), David Fernández, Carou, Piñeiro (5), Gonzalo – siete inicial- Cupara (p, 1), Vejin, Juanín, Carou, Rodrigo (4), Vieyra (1), Simonet (1), Costoya, Pesic, Casqueiro

  • PARCIALES 3-1, 6-3, 8-5, 10-6, 11-8, 13-8 (descanso), 14-8, 15-10, 16-13, 18-16, 18-19, 20-19

  • ÁRBITROS Miljan Vesovic y Novica Mitrovic (MNE). Excluyeron a Bonnefond (2), Mamdouh y a Faustin por parte de Montpellier y a Gonzalo, Casqueiro y a Jaime por parte del Abanca Ademar

  • INCIDENCIAS Palais des Sports René Bougnol de Montpellier. Partido de vuelta de la eliminatoria previa al Last-16 de la Liga de Campeones

Las bajas de Mario y Juanjo, unidas a las condiciones complciadas de forma de Costoya y Juanín dejaron a un Abanca Ademar casi en 'cuadro' para buscar una campanada de época: remontar la eliminatoria tras caer 24-28 en León. Por fe, ganas e intensidad, la machada hubiera sido posible. Pero enfrente estaba un gigante europeo, con algunos de los pilares de una de las mejores selecciones del mundo, Francia, que no abrió ni un pequeño resquicio a la sorpresa... respecto a la eliminatoria, porque la victoria estuvo muy cerca.

Desde el inicio, la defensa de Montpellier demostró por qué es una de las mejores de la Liga de Campeones. Solo la conexión con el pivote, donde Diego Piñeiro realizó una encomiable labor, hacía daño a la muralla gala, que se mostró especialmente sólida en el René Bougnol.

Siempre por delante, los franceses mandaron en el partido y nunca bajaron la guardia. Saben que el Abanca Ademar es un equipo que no se rinde, que lucha hasta la extenuación y que nunca deja de creer. Por ello, los locales no podían relajarse.

Piñeiro y Jaime tratan de detener a Diego Simonet.
Piñeiro y Jaime tratan de detener a Diego Simonet. EFE

Mucho daño a la contra

Montpellier supo usar bien su mejor arma, el contraataque, para abrir un hueco de tres goles con el que lograron cierta tranquilidad en el juego. Esto, unido a una soberbia defensa liderada por un excepcional Vicent Gerard que protagonizó algunas de las paradas del partido.

En el otro área, la defensa también sostenía en partido a un Abanca Ademar al que cada gol le costaba un mundo, mientras que los tantos franceses parecían llegar con menos dificultades. Hubo un atisbo de reacción marista superado el ecuador del primer tiempo. La entrada de Cupara en portería, sumado a la defensa mixta con Jaime Fernández en el avanzado para entorpecer la circulación de balón gala propició un parcial 0-2 que colocó a los leoneses a dos goles.

El sonido del partido por carlos garcía de cope león

Exhibición de Gerard

Pero, entonces, Gerard bajó la trapa e, incluso, tras un robo, se atrevió a asomarse al nueve metros del ataque galo. Durante los últimos ocho minutos de la primera mitad, los maristas no lograron anotar y la ventaja de Montpellier se fue al descanso hasta los cinco tantos.

El pique entre porteros alcanzó su culmen en el inicio de la segunda mitad. Cupara salió a cancha para plantar cara al 'show' de Gerard, que mantuvo su portería intacta durante 13 minutos, hasta que Fede Vieyra rompió la mala racha marista.

La defensa fue el gran aval marista.
La defensa fue el gran aval marista. EFE

Segunda mitad excepcional

A raíz de este gol y con un Cupara en estado de gracia, el Abanca Ademar lo tenía claro: la eliminatoria estaba muy complicada, pero querían pelear por ganar el partido. En el ADN marista, la rendición no aparece y la lucha está omnipresente.

Con un Rodrigo repleto de confianza y mucho tino, el conjunto leonés se fue a por el partido. Cupara en portería, el canterano en la dirección y la finalización y una actividad en defensa de altas revoluciones hicieron dudar al Montpellier, que comenzó a sostener su renta a base de siete metros. Con Jaime Fernández en el avanzado, la circulación gala era cada vez más complicada.

Creen y se roza el triunfo

La ventaja francesa era, cada vez, más exigua. Y el Ademar se lo creía cada vez más, viendo como Gerard dejaba de tocar bolas y como la machada de ganar en el René Bougnol era posible. Por qué no, pensaban los de Rafa Guijosa, si somos el Ademar.

Carou fue uno de los destacados en defensa.
Carou fue uno de los destacados en defensa. EFE

La reacción alcanzó su punto álgido en los últimos diez minutos de partido. Con Acacio de jefe de ceremonias y 'ejecutor', el conjunto de Guijosa empató y se puso por delante. Los nervios, ahora, estaban en el lado local, en un Montpellier que no sabía cómo superar a una intensa y superlativa zaga marista.

Pero los galos demostraron por qué son uno de los mejores equipos de Europa. En los momentos clave, en las bolas que marcarían el devenir del choque, estuvieron acertados y el brazo no les tembló. Aun así, la fortuna no estuvo de lado leonés, ya que el larguero evitó el empate de Acacio con un tiro sobre la bocina.

Orgullo y la sensación de haberlo dado todo. Con este sentimiento se va el Abanca Ademar del Palais de Sports René Bougnol, un pabellón que, en pie, aplaudió la entrega y el coraje de un equipo que se va de la Champions con la certeza de haber dejado una imagen sensacional y el propósito de volver muy pronto.

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