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David Cantero, en una imagen promocional. RTVE

David Cantero

Periodista
«La radio va a ser el epílogo a mi larga carrera»

«Soy el novato más experimentado», dice el comunicador, que vuelve a la corporación para ponerse al frente de 'Las tardes de RNE'

Iker Cortés

Madrid

Martes, 26 de agosto 2025, 00:05

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Reconoce David Cantero (Madrid, 64 años) que ha sido «mucho más feliz» durante estos meses en los que se ha alejado, «y mucho», de la actualidad. Encantador y cercano, el veterano periodista vivió un momento agrio en marzo de este mismo año, cuando, después de quince años, Mediaset daba por amortizada su etapa en Informativos Telecinco. Tras recibir «muchas ofertas», el comunicador se decantaba por 'Las tardes de RNE', el programa que copresentará con Marta Solano a partir del 1 de septiembre a las 16.00 horas. Todo un reto para «el novato más experimentado» que se enfrenta por vez primera a las ondas.

-¿Qué supone volver a casa quince años después?

-Pues es muy emocionante. Estoy ahora mismo aquí sentado en la Casa de la Radio y sigue todo, en cierto modo, como cuando yo estaba aquí hace tantos años, ¿no? Pero sí, está siendo muy emotivo y emocionante. Me encuentro con compañeros que hace siglos que no veía, me meto por pasillos que de pronto me despiertan recuerdos... En fin, hay muchas cosas de mis tiempos que ya no existen, pero es que yo empecé muy temprano, en el 83 u 84.

-Avisó en un vídeo tras su salida de Mediaset de que no se retiraba.

-Sí.

-Pero no sé si en estos meses en los que ha estado centrado en sus aficiones se lo ha llegado a plantear.

-(Risas). Buff, ya te digo. ¿Quién me manda a mí, con lo feliz y tranquilo que estaba, meterme en este lío gigante? Pero, ¿sabes qué pasa? Que también es muy gratificante que a mi edad, cuando ya te estás planteando la retirada, alguien confíe en ti y te dé un encargo completamente nuevo. Es muy tentador y me lo pensé bastante. Desde marzo hasta ahora me han llegado ofertas de lo más variado para televisión, pero de pronto me hicieron la oferta de la radio y dije: «Joder, qué buena idea. Lo mismo es lo que tengo que hacer ahora». Y ayer lo decía en una conversación: esto va a ser como el epílogo a mi larga carrera. Llevo muchos años en esto y terminar haciendo radio es muy satisfactorio porque la radio te da unas posibilidades de comunicar que no te dan los informativos u otro tipo de programas.

-¿En qué sentido?

-Es más el tú a tú con el oyente. Tienes que imprimirle tu personalidad, tu estilo, y estoy encantado. Es un poco complicado porque todo se está montando en pleno mes de agosto y vamos a arrancar con todo cogido con alfileres, pero a mí esos retos me gustan mucho. Me gusta que las cosas sean difíciles, complicadas. Que fuera todo fácil no me haría tanta ilusión.

-Ya ha hablado del asunto, pero necesito preguntarle cómo fue su salida de Mediaset. ¿Se lo esperaba?

-No, fue inesperada y rápida. Sucedió todo en poco tiempo y fue un poco feo, no me gustó. Pero la vida es así. De pronto te ves en una situación inesperada, te quedas sin trabajo, y resulta que eso te aporta un montón de beneficios, oportunidades y experiencias, y se me pasó rápido. O sea, el shock me duró una semana. Es verdad que causó mucho ruido mediático.

«La salida de Mediaset fue inesperada y rápida. No me gustó, fue un poco feo, pero la vida es así. Son políticas empresariales. Yo fui muy feliz allí y no tengo un pero, me lo pasé superbien»

-Es que además se acababa de reencontrar con María Casado.

-Claro, eso fue muy fuerte. María realmente lo sintió de corazón. Nos habíamos reunido después de muchos años y estábamos encantados de estar juntos otra vez y de hacer el informativo a nuestra manera, pasarlo bien y disfrutar del trabajo, así que fue un poquito chocante. Pero bueno, son políticas empresariales y tampoco hay que darle más importancia. Yo fui muy feliz en Mediaset, he estado allí 15 años y no tengo un pero, me lo pasé superbien. Es verdad que en el último año las cosas cambiaron y no me lo veía venir, pero sí veía venir que las cosas estaban cambiando extraordinariamente y no hay más que echar un vistazo a la cadena para ver hasta qué punto todo ha cambiado. Creo que tomé una decisión correcta y a las pruebas me remito. Estoy aquí en un nuevo proyecto en la que fue mi casa tantos años, con muchísima ilusión de hacer algo totalmente distinto a lo que llevaba tantísimos años haciendo. Así que mi salida de Mediaset ya es algo que está olvidado y yo siempre guardaré muy buen recuerdo de Mediaset. Tuve la suerte de estar, además, 13 años de los 15 junto a Isabel Jiménez, que para mí se convirtió en una de las mejores amigas que tengo en mi vida y la mejor compañera posible. Luego la salida pues fue un poco chusca, pero tampoco hay que darle muchas vueltas.

-Decía antes que lo tenían cogido entre alfileres. ¿Cómo van a ser 'Las tardes de RNE'? ¿Tienen ya el programa perfilado?

-Poner en marcha algo completamente nuevo ahora, porque se pretende que las tardes sean completamente nuevas, es un reto doblemente complicado porque las cosas en agosto se paralizan. Ponte a contactar con colaboradores, a crear nuevas secciones... Los quince primeros días van a ser muy divertidos porque van a tener mucha incógnita. No sabemos muy bien cómo, pero saldrá adelante y tenemos un equipo estupendo. Yo ya he vivido muchas situaciones como esta. Poner en marcha nuevos proyectos siempre trae muchas incertidumbres y quebraderos de cabeza, pero luego el día que te pones a ello, todo funciona. Y encima nosotros arrancamos el 1 de septiembre en exteriores con una gran gala para presentar la nueva programación de Radio Nacional de España, con lo que se añade complejidad a ese estreno. La radio tiene una ventaja y es que no estás constreñido por la información, estás a tu bola. Y vamos a intentar hacer un programa muy cercano en el que va a haber mucha participación de los oyentes, que es algo que me apetece mucho porque yo tengo muchos seguidores desde hace décadas y resulta que ahora voy a poder incluso intercambiar pareceres con ellos, charlar, y eso es una cosa muy atractiva.

-¿Cuál será el tono del programa?

-Vamos a intentar que sea un programa divertido, por encima de todo, y ameno. No vamos a dar la espalda a la actualidad por estar haciendo un magacín, todo lo contrario, pero es verdad que el principal objetivo del programa es que sea entretenido. Le hice una broma a Carles Francino: «Tú abres todas las tardes una ventana, yo voy a abrir una puerta enorme». Que entren muchos oyentes, por Dios (risas). De eso se trata, de hacer un buen magacín, que tenga temas interesantes. Habrá humor y quiero que haya mucha música en directo con gente conocida y desconocida. También quiero que haya ciencia para callarle la boca a los negacionistas, a los que difunden bulos, a los que niegan a la ciencia. Quiero que haya realidad y verdad para desmontar esos bulos absurdos que se están infiltrando en la sociedad de una manera terrible. Y quiero naturalidad, que es algo que hablé con el equipo. Quiero que seamos naturales, nada impostados. Que sale bien, sale bien. Que sale mal, nos reímos un rato y no pasa nada. El oyente nos lo va a saber perdonar porque seguramente cuando las cosas salgan mal, ellos se lo van a pasar bien.

«Queremos que sea un magacín divertido y ameno. Habrá temas interesantes, humor y música. Y también quiero que haya ciencia para callarle la boca a los negacionistas»

-Estuvo detrás de las cámaras muchos años. ¿En qué le ayudaron a la hora de ponerse delante de ellas?

-Es muy intereante. Mira, yo empecé en Prado del Rey en los años 80 como tira cables, de auxiliar de cámara. Es decir, hacía los ochos a los cables y procuraba que el público y los cámaras no tropezaran con ellos. Poco a poco fui ascendiendo. Me presenté a las oposiciones para telecámaras, las cámaras de estudio, luego ya me hice reportero y me fui al mundo de la información a tope. Pero he hecho muchas cosas. He montado, he realizado, he dirigido fotografía... Y está muy bien conocer lo que pasa al otro lado. Yo sé muy bien, cuando doy paso a alguien que está haciendo un directo en medio de una tempestad o en un incendio, cómo lo están viviendo, qué les está pasando y lo que están sintiendo y eso te da un bagaje y te hace entender mucho mejor a todos aquellos profesionales que te rodean. Por otro lado, a mí es que me encanta picotear y hacer cosas nuevas. Soy muy culo inquieto, lo he sido desde pequeño y me encanta cambiar. Por eso, cada vez que ha habido un gran cambio en mi vida profesional, ha sido muy bienvenido. Siempre trae sus miedos, sus incertidumbres, sus incógnitas, pero al fina ese tipo de experiencias me han demostrado que son muy positivas y que te hacen avanzar, te hacen sentirte vivo, joven y entusiasmado. Es muy importante tener entusiasmo a cualquier edad.

-Y supongo que también estos cambios son una fuente de nervios.

-Sí, un poquito, y eso que yo soy muy tranquilo en ese sentido. Hombre, no te voy a decir que un poco acojonado no estoy, claro que lo estoy, y un poquito nervioso, pero luego cuando te metes en faena y dices, venga, que quedan 10 segundos, se me pasa rápido. Al final de todo se sale. Y creo que hay poca cosa más terrorífica en el mundo de la comunicación que bajar al plató a hacer un informativo en directo de media hora y que de pronto se vaya todo al garete. A mí esa adrenalina y esa emoción siempre me han entusiasmado. Ojo, no que pase todos los días, claro, que si no hubiera fallecido, pero sí mola esa tensión, esa incertidumbre del directo de decir: «Vamos a ver cómo sacamos esto adelante». Y en este caso es a través de otro medio que no domino. Yo aquí, como dije ayer en una entrevista, soy el novato más experimentado de la radio. Tengo mucha experiencia, pero soy novato en la radio, no la he hecho nunca, entonces me está pareciendo todo muy divertido.

-¿Le han dado algún consejo?

-Pues mira, Juan Ramón Lucas sí me dio un consejo y uno muy bueno. Me dijo: «Tú, tío, tranquilo y sé quién tú eres. Tira de tu bagaje personal y profesional y siéntete a gusto y disfruta, pásatelo bien». Ese es el consejo que me dio y que me está dando más gente que ha hecho radio. En eso coincide todo el mundo porque la radio es otro tempo, otra forma de hacer. Sigue siendo de las pocas cosas en este mundo de locos que vivimos, de redes, de pantallas, de internet, que mantiene su esencia. El espíritu de la radio se ha alterado poco y sigue siendo algo que te acompaña y te hace pensar, te hace reflexionar. Es algo mucho más íntimo, sin tanto follón. La tele es muy follonera, hay mucho jaleo siempre y los platos son muy complicados porque al fin y al cabo es una cuestión de imagen también, de coreografiar una puesta en escena. En la radio todo es más íntimo, estás tú, está el micrófono y está el oyente y eso es fantástico.

-Hablaba antes de Francino. ¿Le preocupa la competencia?

-No, no. Yo a Francino le aprecio mucho, al igual que a Jaime Cantizano o a Pilar García Muñiz, a quien conozco desde hace tantos años. Nosotros partimos de una audiencia bastante paupérrima en comparación con la suya. ¿Que vamos a ir a por todas? Ya te lo digo, vamos a ir a por todas. Si podemos hacer un EGM estupendo en la próxima edición, adelante, pero ese no es el objetivo principal. Fíjate, yo te iba a decir que soy competitivo, pero en realidad no soy demasiado competitivo. Me gusta plantar cara a los retos, pero no se trata de competir, se trata de seducir a los oyentes y si conseguimos seducir a un montón de gente, que se lo pase bien con nosotros y nos elige, pues estupendo. Vamos a ir con humildad, con prudencia e intentando hacer las cosas bien y que el programa sea atractivo y divertido para el público. Ellos tienen muchos kilómetros, nos llevan muchas carreras, muchas vueltas de ventaja. Así que no, no se trata de competir, pero ahí vamos a estar. Como podamos, aceleramos y a ver si los cogemos.

La radio pública

-Se va a la radio publica que tiene siempre más focos encima y a veces se señala como politizada. ¿Le preocupa?

-No, en absoluto. Yo conozco muy bien esta casa y sé lo que supone la lupa que tiene puesta encima la radiotelevisión pública constantemente, las acusaciones de que estáis al servicio de este o del otro. Mira, no puedes vivir con esa carga. Encima tú vas a hacer un producto lo más honesto posible, no vas a estar al servicio de nadie. Y en este caso menos, porque yo la política es que no quiero ni tocarla y si la tocamos va a ser con ironía, con socarronería. ¿Sabes lo que te digo? Va a ser un poco en tono de humor y sin despreciar la crítica, pero no va a ser un programa de análisis político, no me apetece nada eso. Pero es verdad que da igual. Las cosas en la radiotelevisión pública, como en todo lo público, suelen ser complicadas, sobre todo cuando hay gente a la que no le gusta excesivamente lo público. Así que torearemos con ello como se ha toreado siempre. Yo he estado en la televisión pública con gobiernos de todos los colores y siempre pasa igual. Pero esta es una empresa pública que tiene un potencial humano y profesional increíble y muchas veces ha sido maltratada y vilipendiada. Y lo que tienen que hacer los profesionales de la radio y la televisión pública es seguir adelante, hacer bien su trabajo y estar al servicio de todos, que es de lo que se trata, no de unos ni de otros. La televisión pública está al servicio de todos los ciudadanos y esa es mi intención en el cachito que a mí me toca.

-Hablaba antes de que quería meter bastante ciencia en el programa para plantar cara al negacionismo. Los bulos y las fake news corren como la pólvora por las redes. ¿Está el periodismo perdiendo la batalla?

-No te diré que estemos perdiendo la batalla porque al final la profesionalidad y la dignidad del periodismo van a triunfa y a sobrevivir. Es verdad que nos hemos metido en una batidora que poca gente vio venir. Antes la radio era la radio, la televisión era la televisión y no había competencia. Había diferentes cadenas, diferentes emisoras, pero de pronto todo el mundo lleva en su bolsillo un teléfono y hay 8.000 millones de canales de comunicación, redes sociales, pódcast... Y con un inconveniente y es que la gente más joven, de la edad de mis hijos, se ha acostumbrado a pasar absolutamente de la tele y de la radio convencionales. Sus formas de comunicarse y de informarse son otras. Y en eso deben estar los medios tradicionales. La prensa escrita prácticamente ha desaparecido, pero la prensa digital se adapta a los tiempos, la televisión se adapta a los tiempos también teniendo sus plataformas en TikTok, en Instagram, en Facebook, donde sea; y la radio, igual. Es una dura competencia, muy dura, y lo que tenemos que hacer es ofrecer el mejor producto posible. Hay muchos pequeños restaurantes que ofrecen comida basura y nosotros tenemos que ofrecer platos muy bien cocinados, muy bien condimentados y siempre muy verificados, muy reales, muy de verdad. Esa es la función del periodismo en estos tiempos raros: mantener su verificación de las cosas. Porque el problema es que los bulos, las mentiras, las fake news corren infinitamente más que la verdad, mucho más. Tú como periodista te puedes tirar tres meses detrás de un asunto, publicar un artículo bien trabajado, supercotejado, en el que te has dejado las cejas y la piel... Y de pronto en una plataforma de Twitch, uno publica una cosa que es una sandez y tiene mil veces más éxito que tu artículo. Es triste, pero es así, y esa es nuestra lucha. El buen periodismo es más necesario que nunca, pero en cada medio. Da igual que sea radio, prensa o televisión. O sea, tenemos que darlo todo para hacer entender a la gente que hay un sitio donde puede estar realmente bien informada.

«El Congreso de los Diputados no puede ser una feria de las tinieblas, no puede ser una pelea de gallos constante. Los políticos olvidan a veces que están ahí por el poder sagrado de las urnas»

-¿Cómo vive la crispación social actual? ¿Es un reflejo del proceder de los políticos? ¿Deberían bajar el tono?

-La vivo con absoluto hastío. Estoy hasta el gorro de que la vida social y política se haya convertido en eso. Yo te insulto, tú me insultas, yo te insulto más... Ahora te busco y voy a sacarte toda tu basura por aquí, ahora te la saco yo a ti. Y lo peor es que mientras la política está en esos grados de crispación, de nerviosismo, eso se transmite a la gente, se transmite a la sociedad y cala en las familias y amigos y crea desafección. Hay un momento que temes hablar de política porque sabes que va a generar un conflicto, va a generar una discusión en una cena de amigos, en una comida familiar, y eso es muy triste. Yo he vivido la llegada de la democracia a España, viví la transición y eso era impensable: había un nivel de respeto mínimo y unas líneas que no se sobrepasaban jamás. Hoy en día no hay límites, lo estamos viendo. Hay ejemplos muy recientes. El insulto, la patada en la espinilla, la zancadilla y el empujón se han convertido en algo cotidiano, normal y los ciudadanos no podemos aceptar eso. El Congreso de los Diputados no puede ser una feria de las tinieblas, no puede ser una pelea de gallos constante. Los políticos olvidan a veces que están ahí por el poder sagrado de las urnas y que están al servicio de los ciudadanos. Nuestra es la responsabilidad de quién colocamos ahí, y si te salen rana, pues te salen rana, pero no pueden comportarse como si no les importara absolutamente nada.

-Escribe, pinta y es muy aficcionado a la guitarra. ¿Toca todos los días?

-Sí, todos los días, ya sean 10, 15 o 20 minutos. Lo necesito. Para mí es como una forma de meditar. La música es, creo, el escape más fascinante que hay. Bueno, me sucede cuando pinto también. En esos momentos que estás dedicado al arte, a ensayar con la guitarra o a pintar, tu mente no está en otra cosa.

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