Las 16 obras de arte de León dispersas por el mundo

Las piezas de arte de Castilla y León repartidas por el largo y ancho globo terráqueo ya tienen un catálogo virtual donde consultarlas y ponerlas en valor. El proyecto Nostra et Mundi, impulsado por la Fundación Castilla y León, ha logrado catalogar más de 300 obras expuestas en diferentes países del mundo cuyo origen se encuentra en las nueve provincias de la comunidad.

En una plataforma digital de acceso público se clasifican las 300 piezas catalogadas por investigadores de las universidades de Burgos y Valladolid que han localizado y documentado el ingente patrimonio artístico de la comunidad que, por distintos motivos históricos, se encuentran hoy día dispersos en colecciones y museos de todo el mundo. El objetivo de este proyecto es recuperar de forma simbólica el «legado patrimonial disperso que forma parte esencial de la memoria colectiva de Castilla y León».

El catálogo, una herramienta viva que se amplía en función de nuevos hallazgos, indica los museos donde se exponen estas obras en la actualidad. La provincia que más obras repartidas por el mundo tiene es Burgos (58), seguida de Palencia (44), Valladolid (39), Zamora (35), Salamanca (33), Soria (28), Segovia (24), León (16) y Ávila (6). Se registran otras 39 obras que posiblemente proceden de Castilla y León pero no se ha logrado determinar el lugar concreto.

En lo que respecta a la provincia de León, las 16 obras catalogadas forman hoy día parte de la colección de museos en varias ciudades de Estados Unidos, Rusia, Alemania y Francia.

Se trata de una obra de finales del siglo XI o principios del XII elaborada en marfil. Varios detalles estilísticos de la placa indican que se habría producido en León, centro fundamental del Camino de Santiago y lugar donde se asentaron varios talleres de producción de marfiles en la época.

La pieza salió de León en una fecha indeterminada para formar parte de una colección privada en París. En 1917 fue adquirida por un coleccionista de Estados Unidos y en la actualidad forma parte del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Es un relicario del siglo XII que posiblemente provenga del Monasterio de San Adrián de Boñar en el pueblo de La Losilla y San Adrián, en el municipio de Vegaquemada. Los investigadores creen que este es su origen por distintos aspectos estilísticos y formales y por su relación con el conde Guisvando Braoliz y su esposa Leuvina, quienes habrían conseguido las reliquias del matrimonio de san Adrián y santa Natalia en Roma.

El relicario ha vivido un auténtico periplo desde 1268, cuando salió de su lugar de origen y fue a parar a diferentes monasterios como el de San Pedro de Eslonza en Gradefes, lugar del que partió de manos de un marchante a Múnich, de allí a Frankfurt para ir a Berlín, Nueva York y París. En 1942 su hogar quedó fijado en el Art Institute of Chicago de Estados Unidos.

La escultura gótica de madera data del siglo XV y procede de la iglesia de San Martín en Pieros, en El Bierzo. Su autor es anónimo y, ante el mal estado de la iglesia donde nació, fue trasladada en 1860 al cercano monasterio de Carracedo, que la custodió hasta 1908 cuando fue vendida para financiar la reparación de su cubierta. Pasó entonces a la colección del Conde de las Almenas en Torrelodones. En 1927 cruzó el charco y en la actualidad forma parte de la Hispanic Society of America de Nueva York.

De mediados del siglo XVI, esta obra de orfebrería en plata perteneció al obispo Pedro Manuel de Belmonte, que pasó por los obispados de León, Zamora y Santiago de Compostela.

Los investigadores creen que la pieza pudo ser robada o vendida en el siglo XX, y sobre el año 1921 pasó a formar parte de la colección del Saint Louis Art Museum de Misuri, en Estados Unidos.

Obra de platería de la primera mitad del siglo XII que perteneció a la iglesia de Santiago en Peñalba de Santiago. Fue en 1876 cuando pasa a formar parte de la colección del arzobispo de Toledo para dos años más tarde adquirirla un coleccionista Frances. En 1886 pasó a manos del Museo del Louvre de París, donde sigue en la actualidad.

Corrió el mismo destino que la anterior pieza y ambas viajaron juntas y fueron vendidas a los mismos propietarios. También forma parte de la colección del parisino Museo del Louvre.

La placa data de mediados del siglo II, está elaborada en bronce y en ella está inscrito el texto jurídico en latín que le da nombre y que refiere un pacto de hospitalidad. Según se puede leer en uno de los párrafos, se firmó en Asturica (Astorga) el 5 de los idus de marzo del año 152.

En su larga historia ha recorrido un largo camino. En el siglo XVI pasó a manos de la colección privada de Lorenzo Ramínez de Prado en Madrid. En 1620 fue vendida al cardenal Camillo Massimo de Roma y años más tarde, en 1677, su propietario pasó a ser Giovanni Pietro Bellori, también de Roma. Desde el siglo XVII forma parte de la colección del Berlin State Museums de la capital de Alemania.

La pieza se elaboró a finales del siglo XI o principios del XII sobre marfil. Aunque su origen concreto es difícil de identificar, hay detalles que la relacionan con obras producidas en León por su importancia dentro del Camino igual que la primera obra que citábamos en este listado.

En el caso de esta placa, en 1885 pasó a manos de la colección privada del ruso Alexander P. Basilwski. Ese mismo año pasaría a formar parte de la colección del Stage Hermitage de San Petesburgo, también en Rusia, donde sigue en la actualidad.

Datado entre los años 940 y 945, se trata de un libro de manuscritos e iluminaciones en pergamino y témpera que se realizó en el monasterio de San Salvador de Tábara para pasar más tarde al monasterio de San Miguel de Escalada. Su periplo es largo, igual que su historia. En 1566 pasó a una colección privada en Valencia para más tarde guardarse en el monasterio de Uclés.

De ahí volvió a una colección privada en Madrid y más tarde pasó a manos del IV conde de Ashburnham de Reino Unido. A principios del siglo XIX lo compró el coleccionista londinense Henry Yates Thompson que en 1919 lo vendió a un coleccionista de Nueva York. Desde entonces y hasta el día de hoy forma parte de The Morgan Library de Nueva York, en Estados Unidos.

Esta escultura de madera creada entre los años 1220 y 1240 fue hallada en Sahagún junto con otra cabeza también policromada pero en peor estado de conservación. Fue precisamente el arquitecto e historiador que la encontró, José Gudiol, quien la conservó desde 1950 hasta 1959, cuando pasó a formar parte de la colección de Rhode Island School of Art Museum of Art en Providence, Rhode Island, en Estados Unidos.

Fue una de las historias más rocambolesta que contábamos en Leonoticias al inicio de este 2025. Se trata de una escultura de principios del siglo XII que se encontraba expuesta en el Museo del Louvre. El historiador Francisco Prado-Vilar en 2023 logró documentar que el león procede de la colegiata de San Isidoro de León y el museo parisino cambiaba el rótulo indicándolo así.

Fue en 1936 cuando la pieza salió de la provincia de León de manos de un marchante-anticuario francés, Brimo de Laroussilhe, que lo llevó a París. En la actualidad se expone en una sala del Museo del Louvre de la capital francesa.

Esta escultura data del siglo XV, es de estilo gótico y está hecha en madera. Constituye la imagen principal de un gran retablo de quince tablas y se cree probable que fuera creada en León a finales del siglo XV. Hay que viajar hasta 1912 para conocer su paradero, en una colección privada de Le Mans, en Francia. En la actualidad se encuentra en The Hispanic Society of America en Nueva York.

La columna data de la primera mitad del siglo XIII y es de estilo gótico elaborada sobre mármol y piedra. Procede del monasterio de San Facundo y San Primitivo de Sahagún y llegó a su actual hogar, el Fogg Museum de la Universidad de Harvard, en Cambrigde (Massachusetts) en Estados Unidos, como parte del legado de la fotógrafa Lucy Wallace Porter, que estaba casada con el arqueólogo e investigador de dicha institución Arthur Kingsley Porter.

Amante de las obras del románico en torno al Camino de Santiago, su trabajo para difundir el patrimonio y los estudios en su país natal fueron claves para la llegada de piezas como esta a Estados Unidos.

El caso de esta escultura es el mismo que el de la que ilustra a San Pablo. También forma parte del desaparecido monasterio de San Facundo y Primitivo de Sahagún y llegó a Estados Unidos de la mano de los Porter.

Catalogada en el año 1590, esta escultura esculpida en mármol proviene del monasterio circense de Santa María de Nogales en San Esteban de Nogales. Actualmente en ruinas, en su día el centro fue un eje central de actividad que terminó con la Desamortización. La iglesia, de tres naves, alberga las capillas de sus fundadores y de miembros de la nobleza como Suero de Quiñones y su esposa, Elvira de Zúñiga.

A principios del siglo XX la escultura pasó a manos de un marchante de arte de París, que vendió la pieza a un coleccionista privado de Nueva York. En 1913 pasó a formar parte de la colección del Hispanic Society of America de Nueva York.

La escultura de Elvira de Zúñiga corrió la misma suerte que la de su esposo. Juntas realizaron el mismo viaje hasta recalar en la Hispanic Society of America de Nueva York.

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